Las altas temperaturas adelantan la temporada de procesionaria: sus peligros

«Un mínimo contacto con esta oruga puede generar desde dermatitis a lesiones oculares, pasando por urticarias y reacciones alérgicas», advierten desde la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental

SUR

Miércoles, 5 de febrero 2025, 11:26

Ya está aquí. Cada año, un poco antes. Como advierte la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (Anecpla) el adelanto de la procesionaria del pino ha pasado de ser una anécdota -hace años tenía lugar entre los meses de marzo y abril, al comenzar la primavera- a convertirse en un hecho consolidado. «Muchas comunidades autónomas, con sus templadas temperaturas, han dado ya el pistoletazo de salida a esta plaga en pleno mes de febrero», alertan. Tanto la Guardia Civil como la Policía Nacional también se han hecho eco de esta realidad en sus redes sociales. «Ten mucho cuidado si paseas con tu perro y ves una oruga procesionaria. Este insecto tiene unos pelos urticantes que les pueden provocar una reacción muy grave», señala la Benemérita en TikTok. La Policía Nacional añade en X: «La procesionaria se ha adelantado este año y debemos estar atentos en los lugares donde hay pinos»

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Ante este fenómeno, Anecpla recomienda a las administraciones locales incorporar a sus actuaciones campañas de prevención anuales para la temporada de otoño. Así lo propone el director general de dicha asociación, Jorge Galván: «Una vez hemos comprobado que la plaga de procesionaria se está adelantando cada vez más debido a los efectos del cambio climático, es imprescindible que seamos nosotros quienes nos adelantemos a los peligros que esto puede llegar a ocasionar».

Sobre sus peligros, desde Anecpla recuerdan que un mínimo contacto con la oruga procesionaria puede generar desde dermatitis a lesiones oculares, pasando por urticarias y reacciones alérgicas. «Ni siquiera es necesario el contacto directo con las orugas. Tan solo con el roce de uno de sus pelos (que estos insectos lanzan como estrategia de defensa al sentirse amenazadas) es suficiente para provocar irritaciones y alergias, especialmente si éstos alcanzan los ojos», explica Galván.

Dichos pelos tienen el nombre científico de «tricomas» y se calcula que cada individuo posee alrededor de 500.000, «listos para ejercer de dardos envenenados en el momento en sientan que se encuentran en peligro», indican desde Anecpla. En el caso de los animales de compañía, especialmente de los perros, este contacto puede llegar incluso a provocar su muerte, alerta el director general de la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental.

Y es que muchas veces es frecuente que los perros, movidos por la curiosidad, se acerquen a olisquear estas orugas a fin de identificarlas. «En ese momento es fácil que los tricomas se claven en el hocico o los ojos del animal, ocasionándole síntomas como inflamación, picores intensos y abundante salivación. Si llegaran a comérselas (lo cual no es extraño si previamente las han llegado a tocar con las patas y, debido a la picazón que les genera en ellas, se lamen), la ingesta del tóxico que lleva sus tricomas puede provocar la necrosis de lengua o garganta», agregan.

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