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ICÍAR OCHOA DE OLANO
Martes, 21 de enero 2020, 00:59
Trece años. Es el plazo de tiempo que ha discurrido desde que un chaval madrileño de diez años, loco por el 'wrestling', encontró un sótano desconchado con una colchoneta en la que aprender y practicar acrobacias imposibles, y su flamante ingreso en la NBA de ... la lucha libre profesional. Carlos Ruiz, más conocido por su nombre de guerra, A-Kid, es el único español que ha logrado la proeza de encontrarse entre los últimos fichajes de WWE, la omnipotente empresa estadounidense que encumbró a The Undertaker, Hulk Hogan, John Cena o The Rock, y que cada semana reúne a 36 millones de aficionados de todo el mundo delante de una pantalla para verlos enzarzarse como si ninguno fuera a salir de allí vivo.
Corría 2007 cuando aquel crío pidió permiso a sus padres para pasar las horas dando brincos bajo tierra, en un modesto gimnasio de barrio. Se las arregló para obtener su bendición. Llevaba meses viendo en bucle una cinta de vídeo que regalaban entonces al comprar una figura articulada del luchador estadounidense Bill Goldberg. A partir de ahí, se propuso encontrar como fuera la manera de practicar aquellas llaves y aquellos saltos por su cuenta. Un blog le facilitó el contacto de otros chavales igualmente fascinados por el 'wrestling'. Los halló en aquel sótano, sobre una colchoneta. Le pareció la viva estampa del Edén.
El despegue en un país con tan poca tradición en este tipo de espectáculos deportivos como España -a años luz de la fiebre que provocan en Estados Unidos, Japón y, cada vez más, en Gran Bretaña- fue complicado. Pero todo cambió un día, una tarde, la del 28 de enero de 2017. A-Kid se enfrentaba a la pelea más importante de su aún exigua trayectoria: la 'Fly High' de la empresa Triple W, contra el estadounidense Ricochet, un guerrillero de la lona que ahora, dos años después, aparece cada lunes en el programa más importante de WWE en la televisión nacional, 'Monday Night RAW'. Aquel combate, que cuenta con más de 42.000 reproducciones en YouTube, disparó su confianza, recuerda el madrileño. Y también su carrera. A-Kid acababa de abrir la puerta del circuito europeo.
Los compromisos empezaron a intensificarse y no dudó en abandonar su grado de Matemáticas y comenzar a trabajar de profesor en una academia para poder pagar sus vuelos. La lucha libre era su prioridad. Sin sospecharlo, el 14 de abril de 2018 firmó una actuación épica. Tras subirse al cuadrilátero con Zack Sabre Jr. en el 'Total Rumble' de La Triple W (White Wolf Wrestling), el periodista del 'Wrestling Observer Newesletter' Dave Metlzer, considerado la máxima autoridad mundial en la materia, catalogaba el choque con cinco estrellas. A sus 21 años, Ruiz hacía historia y se erigía en el luchador más joven de todos los tiempos en competir en un combate individual y en obtener esa calificación.
Estaba a un paso de convertirse en el hombre que pondría la lucha libre española en el mapa internacional. Y llegó hace apenas unos meses. Tras hacer valer su carisma, su agilidad y su depurada técnica durante dos temporadas en los ring de seis países, incluido Estados Unidos, donde el pasado mes de septiembre fue el primer español en participar en el torneo más prestigioso de lucha libre independiente, el 'Battle of Los Angeles' de Pro Wrestling Guerrilla (PWG), WWE llamaba a su puerta con una oferta de ensueño: un contrato multianual en su nueva división europea, la NXT UK.
Pese a que su nombre retumba en las cabezas de muchos aficionados fuera de estas fronteras, Ruiz se mantiene fiel a su alias, A-Kid, una forma simplificada de 'The anonymous kid' o 'el chaval anónimo', el mote improvisado que le impuso el público en uno de sus primeros combates.
«Tiene mucho mérito haber llegado hasta ahí habiendo empezado en un gimnasio humilde. Lo que ha conseguido es un espaldarazo muy importante para el 'wrestling' español», valora desde Bilbao Francisco Garralda, el responsable de la agrupación Pro-Wrerstling Euskadi, quien pelea en el sentido figurado y en el literal por que este espectáculo deportivo, que combina disciplinas de combate y artes escénicas, se haga un hueco propio a este lado del Atlántico. «Hay quien nos reprocha que todo está guionizado. Me hace gracia escucharlo. Yo les digo que como la liga de fútbol, que siempre acaba ganándola el Real Madrid o el Barça», reivindica.
A A-Kid le esperan para un nuevo cuerpo a cuerpo el 1 de febrero en Barcelona, donde el pasado 30 de noviembre se enfrentó a Carlos Vega. Esta vez, la estrella española de la WWE -175 centímetros de estatura por 75 kilos de fibra- se medirá a Senza Volto, uno de los mejores luchadores de altos vuelos del circuito europeo.
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