Gloria Díez, presidenta de la asociación española de coleccionistas, con varias de sus muñecas. Tiene 400.

¡Qué barbieridad!

Coleccionistas de la muñeca más famosa del mundo se reúnen este fin de semana en Madrid para compartir su pasión. Irá Ken

pascual perea

Sábado, 8 de octubre 2016, 01:41

Hay Barbies y Barbies. Unas están hechas para jugar, para peinarlas, acunarlas, bañarlas, contarles cuentos y compartir con ellas la merienda y las fantasías infantiles. Las otras son muñecas de mírame y no me toques, sólo aptas para encerrarlas en una vitrina y admirarlas como a un tesoro. Y lo son, pues algunas ediciones limitadas valen fortunas para los coleccionistas, que este fin de semana les rendirán culto en su quinta convención nacional, que celebran en un hotel de Madrid.

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Los 170 barbieadictos que han confirmado su asistencia a este foro, algunos procedentes de Francia, Italia y hasta México, y los 2.500 miembros de su grupo de Facebook en España comparten una pasión sin límites por esa muñeca rubia, de larga cabellera y un cuerpo juvenil impropio de sus 57 años. Tienen muy poco más en común: hay hombres y mujeres, veinteañeros y sesentones, personas acomodadas y parados... «Lo bueno del coleccionista es que admite todo tipo de nivel adquisitivo. Hay muñecas a las que no podrás acceder nunca, pero siempre podrías tener una colección adecuada a tus posibilidades», explica Gloria Díez, presidenta de la asociación. Ella nunca jugó con Barbies. «Mi familia ha tenido juguetería en Alicante y de pequeña yo jugaba con Nancis; eran las muñecas de mi época y mi padre se negaba a comprarme juguetes extranjeros. Luego empecé a coleccionar Barbies, con doce o trece años... y hasta hoy». Hoy tiene más de cuatrocientas muñecas, que expone en la juguetería familiar, «el mayor museo de Barbies de España con entrada gratuita», presume.

A Gloria las hijas de sus amigas la adoran porque compra en rastros y mercadillos, por uno o dos euros, Barbies desahuciadas y las lava, las peina, las restaura, las viste, las pone bonitas... «Esas se las acabo regalando para que jueguen con ellas. Pero las caras de verdad van a la exposición y no se tocan», distingue. «No me gusta disfrutarlas en exclusiva. Es una gozada ver la reacción de los que entran en la tienda por primera vez y descubren las muñecas y el mundo que se esconde detrás del coleccionismo».

La nostalgia de los momentos felices de la infancia no suele ser el leit motiv de una coleccionista de Barbies. Para muchos son una oportunidad de dar rienda suelta a su gusto por la moda vistiéndolas con modelos que modistos consagrados han diseñado exclusivamente para ellas. Moschino, Dior, Lagerfeld... casi todas las grandes firmas de alta costura han creado para Barbie. «En España hay diseñadores extraordinarios. A mí me han hecho algunas ediciones especiales muy valiosas. Es un tema que se cuida muchísimo. Cuando sacan una nueva colección, las muñecas siempre van a la última. Hay determinada ropa que no te puedes permitir comprar, o que simplemente no va con tu estilo, que puedes poner a tu Barbie a un precio asequible», dice Gloria. «No es una cuestión de transferencia, yo no quiero ser como Barbie; simplemente, me gusta ver cómo le queda».

Las Barbies son el lienzo en que plasman su creatividad artistas de todo tipo, y no sólo modistos. Como el madrileño Héctor Quesada, que ha donado a la convención una espectacular odalisca apenas vestida con cuentas de pedrería, para subastarla por eBay a beneficio de la Fundación Sandra Ibarra contra el cáncer. O Francisco Roldán, autor de una impresionante Reina de Corazones de Alicia en el País de las Maravillas, y Javier Martí, que ha convertido un muñeco de serie en Leonardo DiCaprio.

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Allí estarán barbieadictos como la peluquera Vania Vanilla, que ofrecerá un taller en la reunión madrileña sobre peinar a Barbie al estilo PinUp. O como el maestro fallero Víctor López Borrás, autor de dos ninots, las representaciones de Barbie y Ken más grandes del mundo, que darán la bienvenida a los asistentes a la convención madrileña.

Comprar con cabeza

Cada año, el fabricante norteamericano Mattel saca una nueva colección de 40 o 50 nuevas muñecas, para todos los gustos. Desde ediciones limitadas que se ponen a la venta en internet por cientos o incluso miles de dólares y cuyas tiradas se agotan en cuestión de minutos, a series temáticas de todo tipo. «Este año ha salido una segunda edición de Star Trek, con su señor Spock y todo. Hay colecciones de El bosque encantado, Speed Racer, varias versiones de James Bond, Lo que el viento se llevó, El Señor de los Anillos...», desgrana la presidenta de la asociación. «Si te gusta un cantante determinado, un estilo de vestir o una película, podrás encontrar una Barbie hecha a su imagen y semejanza».

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Aunque admite tener «más dinero invertido en Barbies que en el banco», Díez se considera «una pringadilla en este mundo», comparándose con una pareja de Barcelona que tiene más de cinco mil, o con Lionel y Cristel, un matrimonio de Madrid con una colección «impresionante, que da gusto verla». «Hay que comprar con cabeza, los precios fluctúan bastante», recomienda ella. «Hace poco salió una muñeca de Barbie vestida por Karl Lagarfeld limitada a 999 unidades, a un precio original de 200 dólares, y acabó vendiéndose por 4.000. Lo que pasa es que el coleccionista muy pocas veces vende. Cuando compro una muñeca para mi colección, lo primero que hago es sacarla de la caja porque sé que nunca la voy a vender».

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