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Escámez imparte Biología, Educación para la Ciudadanía e Historia de las Religiones.
«La política le ha hecho muchísimo daño a la educación»

«La política le ha hecho muchísimo daño a la educación»

Antonio Escámez, profesor de instituto. Después de treinta años en la enseñanza ha pasado por todos los estamentos: profesor, director y delegado de Educación

Antonio Ortín

Lunes, 18 de abril 2016, 00:44

No es de extrañar que alguien que tiene a Neil Young, J.J. Cale o el malogrado Manolo Tena en su devocionario acabase obteniendo en 2008 el premio al mérito educativo por Educarock. El proyecto, impulsado por cuatro profesores de instituto integrados en la Campanillas Blues Band, consistía en divulgar la historia de la música popular entre su alumnado con actuaciones en directo y, de camino, interpretar temas cuyas letras abordaban valores educativos y sociales para impartir en la escuela. De todos ellos, Antonio Escámez (Melilla, 1964) acabó siendo el más conocido. No por la música, sino porque entre 2009 y 2012 ejerció como delegado de Educación, etapa que cerró para volver a sus clases de Biología en el IES Mediterráneo.

Rock en la escuela. ¿Se nos está quedando obsoleto el método didáctico tradicional?

Ahora mismo estamos en absoluta ebullición, porque somos conscientes de que la metodología del XIX que la hemos estado prolongando durante el XX ya no sirve para el XXI. Por eso aparecen gurús que tienen su legión de seguidores, con una explosión de iniciativas cuya eficacia está por ver.

¿Recela de los nuevos métodos?

No. El matiz que yo le pongo es que pueden ser viables en determinados contextos: con ratios de alumnos reducidas, o con entornos familiares que colaboren en esta labor.

¿Y sobre todo en determinadas etapas educativas, no?

Exacto. No es lo mismo realizar este tipo de innovaciones en Primaria o Secundaria que en bachillerato, donde se requiere una formación sólida de base para lo que viene después.

O sea, que los conocimientos son los conocimientos...

Sin duda. Lo que no tiene mucho sentido es que haya alumnos que quieran empezar una ingeniería y en la universidad tengan que dedicarle un mes a darles las matemáticas básicas.

Qué triste.

Pues eso está pasando. No podemos olvidar una formación integral, sólida y básica que, eso sí, sea al mismo tiempo lo suficientemente flexible para que la persona tenga la capacidad de adaptarse a todas las innovaciones que están por venir.

Suena muy finlandés...

Puede que sí, pero lo que está claro es que todo está cambiando tanto que nuestros alumnos se van a tener que desenvolver en una sociedad donde va a imperar un darwinismo social, en virtud del cual sólo van a sobrevivir los mejor adaptados.

¿La evolución de la especie?

Totalmente, y esos mejor adaptados no deberán tener sólo los contenidos básicos, sino también dominar las habilidades digitales, de comunicación y de liderazgo. Las nuevas tecnologías han venido para quedarse.

Permítame que le haga la pregunta del millón, pero por algo tiene usted el recorrido de profesor, director y delegado. ¿Qué podemos hacer?

La oferta de FP se nos está quedando corta, porque hay mucho alumnado que querría formarse técnicamente y como no hay plazas se acaban metiendo en el bachillerato. Y por aquello de que el científico es más difícil acaban en el humanístico, que no va con ellos, con lo cual acaban confundiendo el itinerario.

El mundo al revés.

Pues sí, porque a eso añada que, con la Lomce, se han dejado al mínimo las horas de enseñanza de cultura científica. Y aquí hay una incongruencia: si la oferta laboral, y por tanto la posibilidad de progreso real de las personas, está en el campo científico-tecnológico, ¿cómo es posible que la formación previa no se ajuste a esa realidad?

Lo cual me lleva a hablar de nuestros diseñadores del sistema educativo.

Desgraciadamente, la política le ha hecho muchísimo daño a la educación. En un mundo ideal, la gestión de la educación debería estar al margen de la política, más allá de determinar unos presupuestos.

Corríjame, pero creo que nunca estuvo usted cómodo con el traje de la política.

Hombre, cómodo no es (risas). No soy político ni procedo de ese mundo. Y para los que no venimos de ese mundo, la gestión política no es fácil de encajar. Lo que sí tuve claro siempre es que no podía decir cosas de las que no estuviera convencido y que había que dar a conocer todo lo bueno que se hace en los centros.

Insisto, me parece a mí que es más fácil encontrarse con usted en un concierto que en un mitin.

Intento no perderme ninguno, sí.

Un viejo rockero, ya le digo. Recuerdo la figurita de Jimmy Hendrix en su despacho de delegado.

Recuerda usted muy bien.

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