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Miércoles, 24 de febrero 2016, 12:45
Un sueldo de seis cifras y tres meses de vacaciones en un entorno natural privilegiado, horario de oficina y fines de semana libre. Lejos de tener una larga lista de candidatos, la oferta está vacante y las posibilidades de cubrirla, más lejanas cada día que pasa.
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El anuncio lo puso Alan Kenny, un médico de una pequeña clínica de Tokoroa, un pueblo de Nueva Zelanda. A sus 61 años, no da a basto para atender la demanda de la zona (su media de consultas diaria casi duplica la recomendada por el Colegio de Médicos de Familia) y busca un ayudante. El perfil: persona joven, recien licenciada y con ganas de emprender una carrera como médico de cabecera. Sin embargo, dos años después de anunciar la oferta, a la que se acompaña un sueldo de unos 360.000 euros al año, sigue sin encontrar un candidato adecuado. De hecho, en los últimos cuatro meses no ha recibido ni una ofera. ¿El problema? Que se trata de una zona rural.
Según ha recogido el diario NZ Herald, la principal facultad de medicina del país tiene un elevado promedio de estudiantes de clase alta que no encuentran ningún atractivo en trabajar en una zona rural.
Según la información que ofrecen sobre la zona algunas páginas web turísticas, la actividad principal de Tokoroa es la explotación de la madera, aunque también hay extensas zonas de cultivo. Y cuanto al ocio, la caza o el ciclismo de montaña son algunas de las posibilidades que ofrece. Para gustos...
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