isabel báñez
Martes, 27 de octubre 2015, 00:48
Mientras los adultos echaban la siesta, internarse en una plantación de panochas era una de esas cosas que hacer cuando eras crío en las calurosas tardes de verano. Hasta que a la mente en ebullición de Stephen King se le ocurrió que en un campo de mazorcas podían ocurrirte cosas. Cosas malas. El relato literario y la correspondiente versión cinematográfica, Los chicos del maíz (1984), lo cambiaron todo. Por si fuera poco, en 2002 M. Night Shyamalan remató la faena con Señales y los círculos que aparecían en un campo de boronas. Sucedió también con Tiburón: a partir de aquellas fauces, es difícil nadar en aguas abiertas sin buscar una aleta en el horizonte. O que se te haga de noche en el monte... ¡Cuánto daño ha hecho el miedo psicológico de La bruja de Blair! El caso es que llega Halloween y los estadounidenses, fabulosos exportadores de esta fiesta a medio mundo, saben cómo celebrarlo. Les ayuda el cine de terror, del que han sido maestros de primera. Campos de maíz, como los de Mullica Hill (Nueva Jersey) o el Terror Corn, en Colorado, se ofrecen por todo el país para que los adictos a la adrenalina puedan pasar una noche de pesadilla. Si ya de por sí la cosa da reparo, metido uno entre altas y ominosas filas de plantas que no dejan ver lo que hay al otro lado, unos actores disfrazados de individuos peligrosos de diferente pelaje le saldrán al paso en medio de la oscuridad. ¿Apetece?
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Es normal que en un país tan extenso, con tanta población y una cantera tan rica en filmes de terror y ciencia ficción, haya una extensa oferta de actividades para Halloween. «Magnífico día para un exorcismo» es una frase sacada de El exorcista (1973);la pronuncia socarronamente el diablo que posee a la pequeña Reagan cuando ve aparecer en su cuarto al padre Karras. Pues bien, con mucha espectación, la cadena de televisión por cable Destination America emitirá esa noche Exorcism: Live, una velada en directo desde la casa real donde hace 66 años ocurrieron los hechos que inspiraron la película de William Peter Blatty. Un equipo de cazafantasmas entrará en la mansión de Roland Doe, a las afueras de San Luis, para limpiarla de las supuestas presencias que siguen allí.
«Introduciéndonos en uno de los lugares más embrujados de EE UU, mostraremos qué hay dentro de esta casa infame, poseída y peligrosa dice Marc Etkind, responsable del canal. Exorcizando en directo esta vivienda, que es todo un icono, aportaremos a la televisión experiencias nunca antes vistas». Una posibilidad para los que no quieren moverse del sofá.
Los más atrevidos cuentan sin embargo con una de las mejores atracciones de terror del mundo,como la presenta The New York Times. Perfecta para Halloween. La llaman Terror detrás de los muros y se sitúa en el interior de la Penitenciaría Estatal de Filadelfia. Construida en 1829, fue uno de los edificios más caros de América y la prisión más famosa del mundo, con inquilinos como Al Capone. Recuerda Sean Kelley, director de la institución, que «fue la primera penitenciaría auténtica del mundo, diseñada para insuflar penitencia, verdadero pesar, en los corazones de los criminales». Se fue quedando obsoleta y cerró en 1971. Las instalaciones se fueron deteriorando por la acción de los vándalos y la naturaleza, que empezó a crecer dentro de los edificios. Hasta que el Ayuntamiento compró la cárcel y decidió convertirla en museo.
Hoy es recorrida a diario por cientos de visitantes para conocer su historia. Pero cuando llegan las noches de otoño, decenas de actores disfrazados de guardas, internos o algo peor toman sus pabellones para ofrecer hasta siete terroríficas experiencias: desde ser abandonado en una parte del penal donde es fácil desorientarse cuando se trata de encontrar la salida, hasta la visita a la enfermería, donde el invitado deberá explorar las instalaciones, que incluyen el depósito de cadáveres y una cámara de esterilización capaz de producir vértigos. La opción preferida por el público es el recorrido libre por el penal sin más compañía que una linterna y la propia sugestión. Porque hay quien cree, entre ellos algunos actores, que por sus pasillos vagan los espíritus de muchos internos. Algo similar ofrecen en la Escuela Estatal Pennhurst (Pensilvania), destino favorito de los investigadores paranormales. Inaugurada en 1908 para gente con problemas mentales, fue clausurada en los años 60 por las denuncias de abusos.
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Ahora bien, el no va más es eso de que te entierren vivo. La atracción Frightland de Delaware, que ofrece ocho casas encantadas, ha sorprendido este año al lanzar un concurso en el que tres elegidos serán sepultados, es decir, introducidos en un ataúd y metidos en un agujero el día de difuntos. El que más aguante ganará un coche.
Casas encantadas hay por todo el país. Sin ir más lejos, la de Norman Bates, el de Psicosis (batesmotel.com, en Filadelfia), que lleva 25 años asustando al personal con espíritus, muebles que se mueven solos... Como la mecedora de mamá. Aunque lo que no pueden faltar son los zombies. Resucitados con fuerza en los últimos años gracias al éxito de la serie The Walking Dead, son la propuesta de moda, y desfiles de muertos vivientes se reproducen por todo el planeta. Como la ZombiCom de Florida, un festival celebrado la semana pasada que salió en las noticias por un tiroteo con un muerto, aunque se trata de una circunstancia aislada. Centenares de caminantes tomaban hace solo unos días las calles de Santiago de Chile;ayer ocurría lo mismo en México DF; se esperan hordas de zombis en Japón...
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«He visto a gente llorar»
En España, la empresa World Real Games lleva organizadas 40 ediciones de la Survival Zombie: la cosa consiste en sobrevivir (la mayor parte de las veces toda la noche, aunque las hay también de 48 horas e incluso un crucero a Ibiza) a un ataque zombie, con los muertos vagando por las calles y los vivos tratando de volver a ver el amanecer. Más de 60.000 personas han participado ya en esta propuesta diseñada por el director de la compañía, Diego de la Concepcin: «Empezamos con juegos de paintball y airsoft, pero como también me gusta el tema zombie organizamos la primera edición en 2012. ¡Esperábamos 200 personas y se apuntaron 1.350!». Más de 30 ciudades han solicitado su trabajo para este Halloween, y ha sido Torrevieja la elegida. Ayer mismo tomaban Santander.
Héctor Sáiz es un madrileño de 32 años que ha sufrido ya en cuatro ediciones de la Survival Zombie:«Realmente, si solo quieres llegar vivo a la mañana siguiente, puedes irte a un descampado y quedarte allí, pero la cosa es que lo vivas como si fuera real, que participes en las pruebas e interactúes con los actores. A mí no es que me dé mucho miedo, es una cosa más de supervivencia, pero he visto a gente llorar por la tensión».
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Si todas las opciones anteriores le parecen excesivas, lo ideal sería poder acercarse andando hasta el número 3.600 de Prospect Street NW, en Washington. Una escalera salva la enorme pendiente que desciende hasta el río Potomac. La misma por la que cae el pobre padre Karras de El exorcista al atravesar la ventana de la habitación de Reagan. Solo hay que plantarse allí abajo, mirar hacia la casa y canturrear el Tubular Bells de Mike Oldfield. Y si en ese momento aparece por la acera una monja con el hábito agitado por el viento tiene permiso para asustarse.
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