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Instalado a la entrada de la ría, se está tramitando el expediente para que pueda alojar un local hostelero. Se llega por una carretera que bordea el penal de El Dueso.
¿Te gustaría pasar la noche en un faro?

¿Te gustaría pasar la noche en un faro?

El de Isla Pancha, en Ribadeo (Lugo), será el primero que abra como hotel en España. Ya tiene una reserva sin estar terminado. 200 euros por dormir cuatro una noche

julia fernández

Domingo, 25 de octubre 2015, 00:50

Dormir en un faro. Si escribe estas cuatro palabras en el buscador de Google se encontrará con 515.000 resultados en menos de un segundo. En Croacia, Irlanda, Argentina, Australia... encontrará alojamiento en estos cautivadores edificios. Es más, en Sudáfrica podrá pasar la noche en el más pequeño del país, Great Fish Point, cerca de Port Elizabeth. El faro de Covesea, al norte de Escocia, fue construido por un sobrino del novelista Robert Louis Stevenson en 1864. Al de Grønningen, en Noruega, se llega en un barco privado desde la ciudad de Kristiansand y ofrece a sus huéspedes una isla entera para ellos solos...

¿Y qué pasa con España? ¿Tenemos faros donde dormir? Hace dos años la respuesta era no y, además, sonaba a misión imposible. Pero ahora estamos a punto de conseguirlo. Dos proyectos han recibido el apoyo del Gobierno para ocupar las antiguas casas de los torreros. El primero de ellos está en Ribadeo, en la frontera entre Galicia y Asturias. Se empezó a mover hace año y medio y recibió la autorización del Consejo de Ministros en mayo. El otro es la famosa torre de Trafalgar, que ayer mismo dio a conocer todos los detalles de su puesta en marcha.

Ambos proyectos forman parte de un plan que empezó a gestarse en 2013 y recibió el genérico nombre de Faros de España. Se trata de una iniciativa del Ministerio de Fomento y su fin es «que los faros sean algo más que eso, faros»; es decir, promocionarlos como lugares de ocio y encuentro cediendo el usufructo de una parte de las instalaciones a quien le interese. Eso sí, no es gratis (hay que pagar una especie de alquiler), ni indefinido (el contrato tiene principio y fin, deja el mantenimiento en manos del inquilino y obliga a devolver el edificio al estado original antes de entregar las llaves).

Para ello, facilitan nuevos usos a las viviendas que ocupaban los antiguos fareros y que dejaron vacías al jubilarse. En España hay 187 torres en servicio, de las que menos de cincuenta tienen inquilinos permanentemente. El resto están automatizadas y son atendidas por técnicos de señales marítimas, que es como se llaman ahora. Van y vienen al faro, pero no duermen allí. Así las cosas, es normal que la administración busque alternativas a esas dependencias que hoy solo guarecen desconchones y humedades.

José Luis López Braña nació en Ribadeo y desde crío ha visto cómo la atalaya de Isla Pancha iluminaba la noche con destellos de luz blanca a intervalos regulares de tres más uno cada veinte segundos (esta secuencia, diferente en cada baliza, es su DNI particular). Lo que nunca imaginó es que décadas después se convertiría en el señor del faro. Fue la primera persona que presentó una petición de explotación para este tipo de instalaciones, tras el pistoletazo de salida que dio la ministra Ana Pastor en enero de 2014. El 22 de mayo pasado obtuvo la concesión del edificio, que data de 1857 y está en un islote comunicado con tierra por una pasarela. «Es por diez años con opción a cinco más». Por cada uno de ellos debe pagar un canon de 18.600 euros.

Su intención es rehabilitar la vivienda, de 82 metros cuadrados, y el torreón granítico central, donde se conserva la linterna de cristales planos original, para transformarlos en dos apartamentos de lujo de 40 metros cuadrados y capacidad para cuatro personas cada uno. En los garajes subterráneos instalará la cafetería, de 80 metros cuadrados, con una terraza exterior con techo. El resto de la isla lo ocuparán los jardines, donde, por cierto, está la torre moderna, azul y blanca, que hoy presta el servicio de ayuda a la navegación. No habrá aparcamiento, los huéspedes tendrán que dejar el coche al otro lado del puente. Calcula que deberá invertir 150.000 euros.

Para ingleses y alemanes

El 21 de octubre de 1805, la Armada española, que apoyaba a Napoleón Bonaparte, sufrió una de las mayores derrotas que se recuerdan. El Ejército británico bajo las órdenes del vicealmirante Horacio Nelson logró su rendición en apenas dos horas frente al Cabo Trafalgar. Cincuenta años más tarde se construyó allí un faro que a día de hoy sigue en funcionamiento. Y 165 años después, la torre, que fue remozada en 1929, se enfrenta a un nuevo capítulo de su historia. Las estancias del farero serán reconvertidas en tres lujosos apartamentos. «Se espera que el 70% de los huéspedes procedan de Alemania y Reino Unido».

A finales de septiembre, la empresa germana Floatel se hizo con la licencia y ayer presentó su ambicioso proyecto, que incluye también otra zona «abierta a visitantes que quieran aprender sobre la histórica batalla de Trafalgar, sobre la zona del tómbolo, sobre las torres almenaras...». En total, se requerirá una inversión «de medio millón de euros y seis meses de obras». A los nuevos concesionarios les avala la experiencia: tienen hoteles similares en Alemania.

Calculan que el nuevo alojamiento podría abrir sus puertas a finales de 2016... Si todo sucede según el plan previsto, algo que en el caso de López Braña no ha ocurrido. Él quería inaugurar Isla Pancha en el puente de diciembre y se va a quedar con las ganas. «Aún no tenemos licencia de obras», lamenta. En principio no hay ningún problema, es solo cuestión de tiempo, pero las administraciones no lo miden con el mismo reloj que él.«Cada día que pasa me cuesta 57 euros», se queja. En su cabeza los números son una constante: el estudio económico que encargó para que las cuentas cuadren sostiene que le bastaría con una ocupación total de 100 días al año. Espera poder recibir a sus primeros clientes en primavera.

¿Tiene reservas?

Sí, tengo una. Son unos padres cuya hija se casa el año que viene.

Alquilar un apartamento en Isla Pancha rondará los 200 euros la noche, similar a lo que cuesta alojarse en estas edificaciones en otros países. En Croacia, por ejemplo, las tarifas más baratas son las de fuera de temporada: entre 70 y 80 euros. En temporada (sea alta o baja), oscilan entre 80 y 130 euros, pero la estancia mínima es de una semana.

La oferta de este tipo de alojamientos en el extranjero es numerosa. En Noruega, hay una treintena, en la costa croata son trece, entre Inglaterra y Gales suman doce... En España, además de los dos faros ya mencionados, hay una docena más que podrían ser explotados mediate este modelo y que ya han iniciado los trámites. Es el caso de la Farola de Málaga, el faro de Marbella y las atalayas alicantinos de la isla de Tabarca y de San Antonio(Jávea). En Guipúzcoa, han mantenido ya los primeros contactos con las personas interesadas en los de Higuer (Hondarribia), Senokozuloa (Pasaia) donde proyectan abrir un albergue de peregrinos, la Isla Santa Clara (San Sebastián) y Getaria.

Oposición vecinal

El Puerto de Santander también ha empezado a tramitar el expediente para que el faro de El Pescador de Santoña pueda acoger usos hosteleros, el de Santa Cruz está en la misma situación con el de Punta Cumplida (en la isla de La Palma), y el de Bilbao «estudia las diferentes alternativas» en los dos faros que se ajustan a este modelo: Matxitxako (Bermeo) y Punta Galea (Getxo).

Donde no parece tener hueco este negocio es en Baleares. La Autoridad Portuaria pretendía poner en el mercado los faros de Portocolom y Cap Grossa, en Mallorca, pero el escaso interés municipal frenó su intenciones. Hace quince días fracasó el concurso de licitación de otro, el de Sa Farola, en la localidad menorquina de Ciutadella. No se presentó ninguna empresa para alivio de los vecinos, que no querían ver un hotel en la torre. Pese a ello, la administración mantiene «la puerta abierta siempre y cuando no haya conflicto».

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