carlos benito
Domingo, 8 de marzo 2015, 01:40
En materia de tópicos nacionales, Jamaica es una superpotencia planetaria, quizá más aún que en atletismo. Es pensar en el país caribeño y a los habitantes del resto del mundo se nos viene inmediatamente a la cabeza la misma estampa: un rastafari con un porro del tamaño de un lanzagranadas, envuelto en una nube densa y aromática capaz de tumbar a un batallón. El protagonista de nuestra ensoñación, con el pelo en hermosos 'dreadlocks', se parece inevitablemente a Bob Marley, y de fondo está sonando la cadencia hipnótica del reggae, con esa capacidad para dilatar el tiempo y liberar la mente.
Publicidad
Por culpa de ese estereotipo, para muchos la noticia no está en que Jamaica haya decidido despenalizar la marihuana. Qué va. Lo sorprendente de verdad es que hasta ahora fuese ilegal. Así que, antes de nada, conviene disipar la humareda y someter a examen un par de ideas preconcebidas sobre la isla. La primera se refiere al rastafarianismo, la religión surgida en los años 20 y 30 del siglo pasado que tiene como conceptos centrales el retorno a África y la condición divina del monarca etíope Haile Selassie. Los rastafaris, muy vistosos, se han convertido en la imagen emblemática de Jamaica, pero en realidad no son tantos: en las estadísticas oficiales rondan el 1% de la población, aunque los expertos suelen elevar esa proporción hasta un 9 o un 10%. Las convicciones de esta comunidad, con poca simpatía por los gobiernos y los controles, suelen llevarles a evitar a los agentes del censo.
El segundo mito tiene que ver con el consumo de marihuana de los jamaicanos, que siempre se supone prodigioso. El Informe Mundial sobre Drogas de Naciones Unidas, en cambio, presenta unos índices relativamente modestos, aunque quizá peque también de cierto desajuste con la realidad: según sus tablas, ha probado el cannabis durante el último año el 9,86% de la población del país, un porcentaje muy similar al manejado para España. Otra cosa es que la marihuana constituya para muchos jamaicanos una tradición cultural -religiosa en el caso de los rastafaris- y que se hayan desarrollado hábitos de consumo específicos, muy vinculados a lo cotidiano. En su informe clásico de 1996, el estudioso holandés Tim Boekhout van Solinge destacaba que «un jamaicano nunca acaba su porro de una vez», sino que lo deja apagarse y lo vuelve a encender en varias ocasiones, controlando siempre el nivel del colocón: «Si te encuentras por la calle a alguna persona muy pasada, es más probable que sea como resultado del ron», apuntaba.
La presión de EE UU
La ley que prohíbe la marihuana data de 1913 y, según sus incontables críticos, constituye una muestra particularmente penosa de la discriminación hacia los negros pobres. La criminalización de la hierba fue impulsada por las iglesias evangélicas y las élites blancas, que vincularon la marihuana con todo tipo de atrocidades. La vieja norma se ha mantenido por encima de todos los vaivenes de la historia; el cultivo de marihuana, también. En los 70, Jamaica empezó a exportar la droga en gran escala a Estados Unidos, donde sigue siendo el principal proveedor, y la presión del país norteamericano contribuyó a abortar cualquier debate sobre la relajación de las leyes en esta materia. En el bando opuesto destaca una figura gigantesca: Bob Marley, estrella global y talismán turístico de la isla, era un activista que solía hablar del cannabis con entusiasmo. «Es hora de que dejemos a la gente conseguir buena hierba y fumar. El Gobierno es un chiste. Todo lo que quieren es que fumes cigarrillos y puros», se quejaba en 1976 a 'High Times'. «La hierba te enseña a encontrarte a ti mismo, tío. Y, cuando te encuentras a ti mismo, encuentras la majestad de Dios», explicó en otra entrevista.
Con la medida aprobada hace unos días por el Parlamento, se despenalizará la posesión de hasta dos onzas de marihuana (es decir, 56,6 gramos) y se permitirá cultivar un máximo de cinco plantas, aunque no se podrá fumar en lugares públicos. Además, se autoriza su uso terapéutico, religioso y científico. El Gobierno ha destacado que las deliberaciones para llegar a este cambio se iniciaron hace... ¡38 años! «Se corrige así la criminalización durante décadas de decenas de miles de jamaicanos, en su mayoría jóvenes negros pobres, por llevar un porro, y empezamos a rectificar la victimización de nuestros hermanos rastafaris, que empezó en la época colonial y continuó tras la independencia», se ha congratulado el ministro de Seguridad Nacional.
Publicidad
Bob Marley se pondría muy contento, porque pensaba que seguramente habría que esperar al «Gobierno de Cristo» para presenciar algo así. Y sus herederos... sus herederos ya estaban contentos desde finales del año pasado, cuando llegaron a un lucrativo acuerdo con una firma estadounidense para que el cantante sea la imagen de Marley Natural, una marca de 'marihuana legal'. Los tópicos jamaicanos siguen arrasando.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Te puede interesar
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.