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Ramón Pérez
Málaga
Miércoles, 28 de septiembre 2022, 18:30
Conseguir 'sacar a flote' el balón amarillo en la piscina y aguantar en cada partido 'los pelotazos' de la homofobia no es nada fácil, pero no imposible. Prueba de ello es el ejemplo que ha dado Víctor Gutiérrez en su carrera como deportista. Un waterpolista ... que no solo ha llegado a ser reconocido como máximo goleador de la competición nacional durante tres años, sino que también se ha convertido en uno de los primeros deportistas de élite en hablar abiertamente de su orientación sexual para hacerlo visible. Actualmente también es secretario LGTBI del PSOE. En su trayectoria ha pasado de elevar la pelota en el agua a alzar la bandera arcoíris en la política. Acaba de publicar su primer libro autobiográfico, 'Balón amarillo, bandera arcoíris', sobre las dificultades a las que se enfrentan las personas LGTBI en el ámbito deportivo. «Acompañadme en este viaje de un extremo a otro. Un viaje desde la vergüenza hasta el empoderamiento. De la negación y el rechazo a la visibilidad y el activismo», resalta en la introducción de su obra.
– Con este libro ha emprendido un viaje personal para entenderse, abrazarse y aceptarse. Ahora que va a llegar al final del trayecto con la publicación, ¿cuáles son sus sensaciones?
–Este libro se ha escrito desde el corazón y las tripas. Cuento a través de mi historia lo que les pasa a la mayoría de las personas LGTBI, hagamos deporte o no: el rechazo que nos tenemos a nosotros mismos y el conflicto que entramos por saber quiénes somos, que no está en acuerdo con lo que nos dice la sociedad. Creo que puede ayudar a empoderar a muchas personas del colectivo y a personas que practiquen algún deporte. Además, las personas heterosexuales que lo lean pueden llegar a entender lo mal que lo puede pasar el colectivo LGTBI con temas que normalizamos en la sociedad, como las actitudes, bromas o comentarios que quizás nos pueda ofender.
–¿Por qué decidió escribir el libro en este momento de su vida?
–El libro para mí no era un objetivo, de hecho, no era algo que yo tuviera en mente. Después de lo que pasó el año pasado con respecto a la denuncia del insulto homófobo y la primera sanción homófoba en el deporte, dos editoriales se pusieron en contacto conmigo para hablar del tema y poner las cartas sobre la mesa: reflejar lo que está ocurriendo en el deporte en relación al colectivo LGTBI. Cuando llegó esa oportunidad, no me lo pensé, dije que sí. Este proyecto ha sido muy bonito, no solo cuento mi historia, sino que también reflexiono sobre todo lo que tiene que cambiar en el deporte.
–En el transcurso de su obra cuenta las etapas de su vida, desde la infancia hasta ahora, ¿cuál ha sido la más emotiva y la que más le ha resultado difícil recordar?
–Al contar en mi libro mi historia, pues claro, he tenido que contar mi parte más reciente que es más fácil, la tengo más analizada. Sin embargo, también he tenido que echar la vista atrás y volver al pasado. Volver a mi infancia y a mi adolescencia para reabrir viejas heridas. Escribir estos capítulos de mi vida me ha emocionado mucho, porque me doy cuenta que tengo cicatrices que no están realmente curadas. La parte más complicada de contar ha sido la más personal e íntima: mi adolescencia. Cuando empecé a descubrirme y a saber quién era, tenía un rechazo contra mí mismo por pensar que estaba enfermo. Toda esa etapa la viví solo, con miedo y con vergüenza, aunque también fue bonita la adolescencia, en su parte final. Ahí empecé a dar los primeros pasos y a contárselo a mis mejores amigos y familia. Lo que recibo de ellos es amor, cariño, apoyo y comprensión. Empecé a verme con los ojos de otras personas que me ven como yo soy y me quieren. En definitiva, fueron los primeros pasos para aceptarme y quererme. La adolescencia tiene la parte más negativa, pero también la más positiva.
–En el libro cuenta que su primer referente del colectivo LGTBI fue Víctor Sandoval. Dice que lo vio como un marciano al no haber observado antes a un hombre comportarse diferente. ¿Cree que ahora es usted el que podría ser el marciano de otros?
–Pues mire, no lo sé. Al fin y al cabo soy una persona normativa, que encaja con lo establecido. Puede ser que al visibilizar la realidad como persona homosexual haya gente que me vea como un marciano. Para mí lo más bonito de haberme hecho visible es la cantidad de personas que salieron del armario hace años y, que a día de hoy, me sigan dando las gracias y diciéndome que soy un referente. Me agradecen que al haber expuesto mi historia, pudieron contarle a su familia su orientación o identidad sexual. Entonces, no sé si soy un marciano o un referente, pero me gustaría ser esa persona que empuja a los demás a dar pasos en la vida.
–En uno de los capítulos menciona que cuando ocurre algo que le molesta y lo manifiesta, cualquier persona que quiera hacerle daño ya sabe «qué fibra tocar». ¿Teme que alguna de esas personas lea este libro?
–Ese es el precio que hay que pagar por intentar contar algo que creo que va a ser positivo y va a ayudar a las personas. Dudaría mucho de las personas que quieren hacer daño a través de mi vida personal, pero desde luego, creo que las cosas positivas que van a llegar son mucho más poderosas que las cosas negativas que me puedan pasar a mí. Estoy dispuesto a correr ese riesgo. Al final hacerte visible es exponerte y contar tu vida íntima, pero soy una persona valiente y asumo ese riesgo.
–Maricón es una palabra que le ha marcado en la infancia, como a muchas personas del colectivo. ¿Le sigue afectando después de haber terminado su libro?
–Maricón es una palabra que evidentemente ha marcado mi vida y que lo va a seguir haciendo. Aunque me esfuerce cada día por quitarle esa connotación negativa y el poder de hacerme daño a través de esa palabra, todavía queda. Estoy trabajando en ello y es un objetivo que tenemos que hacer como comunidad: apropiarnos de esa palabra. No podemos negar que se utiliza con un fin de hacer daño y que depende del momento, del lugar y de la persona, nos puede herir.
–Hablando de la apropiación de la palabra ¿Qué piensa que ahora entre las personas del colectivo se use este término a menudo?
–Eso no tiene absolutamente nada que ver con lo de antes. La palabra 'maricón' no la crea la comunidad LGTBI, la crean las personas heterosexuales que se quieren burlar de las personas homosexuales. Entonces, no tiene nada que ver que te llame maricón una persona que no te conoce de nada, a que lo hagamos entre nosotros. Las personas LGTBI utilizamos esa palabra en comunidad y hay una diferencia brutal y enorme. Ellos critican que nos llamamos maricones entre nosotros, pero no lo hacemos con la intención de hacernos daño.
–¿Cree que su libro podría llegar a ser un punto de inflexión para que se cambien los comportamientos homófobos que se siguen reproduciendo dentro del deporte?
–No sé si como punto de inflexión, pero ojalá que así lo sea. Creo que puede llegar a ayudar a muchas personas, que es una herramienta que más hace falta para cambiar el deporte. No obstante, no solo hace falta la visibilidad de los deportistas, sino que todos los actores y agentes del deporte se tienen que poner las pilas. Hablo desde la política con la legislación y las leyes que persiguen la LGTBIfobia, los clubes con la sensibilización y las federaciones con la educación. Hay muchísimos agentes que tienen que trabajar para erradicar y evolucionar esos comportamientos, y espero que mi libro pueda contribuir a ese cambio.
–Actualmente está compaginando el waterpolo con la política como secretario LGTBI del PSOE, y entiendo que le quita mucho tiempo ambas actividades. ¿Cómo pudo también dedicarle tiempo a escribir?
–Ha sido como un parto. He sacado horas de donde no las había, me he quedado muchos días hasta tarde por la noche escribiendo y también he sacado horas por la mañana temprano. Entre sacar horas de 'aquí y allí', al final he conseguido escribir el libro para hacer una reflexión de lo que tiene que cambiar en el deporte, aunque no sea una tesis.
–En su libro habla de la homofobia que ha sufrido en su etapa deportiva desde que empezó y de cómo la ésta se da en todos los ámbitos. ¿También dentro del PSOE?
–No, afortunadamente en mi partido no he sufrido ningún tipo de discriminación por ese motivo. De hecho, el PSOE ha luchado 25 años por las personas LGTBI y aquí estoy súper arropado. A nivel deportivo, después de la denuncia, no he sufrido ningún episodio homofóbico. Estoy contento, pero es triste que tenga que celebrar que no me insulten por ese motivo.
–En algunas de las páginas muestra su opinión sobre las personas trans en lo que respecta al ámbito deportivo. ¿Cree que ahora, como político del PSOE, pueda chocar en su partido su idea con la de algunos políticos?
El PSOE se posicionó en el último congreso a favor de que se sacase esta legislación. Estamos muy 'cerquita' de tenerla. El posicionamiento y el sentido del PSOE es claro, al igual que mi opinión personal: garantizar la presencia de las personas trans en el deporte, que es para todos y todas. No se le puede cerrar las puertas a nadie y, evidentemente, las federaciones y los organismos internacionales tienen sus propios mecanismos para garantizar que el deporte sea justo y que se luche para que no ocurra lo que pasó en Cataluña. No dejaron competir a una niña trans de 8 años porque en su DNI todavía ponía que era un chico. Ese no es el deporte en el que yo creo, que no se nos olvide que en España el 4% de las personas que hacen deporte llega a la élite frente al 96% que lo hacen para disfrutar y divertirse. Las organizaciones internacionales tienen sus propios mecanismos para garantizar un deporte justo y, por lo tanto, creo firmemente en la participación de las personas trans. Está claro quiénes son las personas que están en contra de la ley trans: la derecha y la ultraderecha.
–Me gustaría incidir en la anterior pregunta con respecto a los políticos del PSOE que se han mostrado abiertamente en contra de la ley trans.
–Sobre ese tema, lo que te puedo decir es que el posicionamiento del partido era muy claro. Hubo un congreso en el que se decidió dónde estaba ideológicamente el PSOE hace un año y, por unanimidad, se aprobó apoyar la 'ley Trans' para que saliera adelante. Yo respondo por el partido que represento, y lo que digan de manera individual otras personas del PSOE pues allá ellas. Desde luego lo que te puedo asegurar es que tanto el partido, como la secretaría que represento a nivel nacional -el máximo organismo relacionado con los temas LGTBI- estamos intentando sacar adelante esa ley.
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