«Soy de mirada perdida pero chica, tengo un ojo clínico para algunas cosas...»

Como Tim Burton creó a Bitelchus, el mundo creó a Lorena Larios. Aparece por la sala con un vestido de rayas blancas y negras que hace viajar en el tiempo a ese 'no mundo', en un recorrido lleno de fantasía al universo de los muertos de la película estadounidense. Su falda toma forma con un cancán que hace que choque entre las mesas de Edén Copas para ir pidiendo disculpas a modo de diva. Labios verdes y sombras del mismo color ponen alegría al blanco y negro de su estilismo. Aunque son su historia y su carisma son los que también colorean la conversación.

El personaje de Lorena Larios nació en un octubre de hace 23 años, pero asegura que «va cambiando, como todos, de mejor a peor». Se dice que lo esencial es reírse de uno mismo y ella así lo hace al comentar los sobrenombres que ha tenido, los que cataloga como «títulos nobiliarios». «Primero fue 'Lorena Larios Flor de Málaga', cuando me presentaban decía: 'Con hielo, por favor'». De poder ser una bebida de ginebra pasó a ser «la nieta bastarda del Marqués de Larios». Para explicar uno de sus últimos títulos nobiliarios se quita las gafas: «Las maricas malas me pusieron Vizcondesa porque soy de mirada perdida, pero chica, tengo un ojo clínico para unas cosas... El otro va a su puta bola, pero bueno».

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Es payasa por naturaleza y ella lo sabe con cada gracia que suelta, «si yo en mis shows salgo haciendo algo menos cómico, la gente sigue esperando a ver si meto la pata». Como la mayoría, recuerda entre sus mejores momento un certamen. «Me presenté con el traje de nochevieja al concurso Drag de Benalmádena con 'Pero me acuerdo de ti' y un dildo de mentira, bueno, perdona, ¿se puede decir polla?», termina de explicar mientras sus otras compañeras no pueden contener la risa acordándose de ese «gran dildo» con el que jugó sobre el escenario. Algunas de ellas que ahora están a su lado son las que en algún momento le han puesto la zancadilla: «Me han hecho putadas, pero no lo puedo decir, porque quien te las hace a lo largo de los años se arrepiente y es afín a ti. Me han hecho putadas personas que ahora son amigas», reconoce Lorena Larios.

Lleva su mascarilla a juego en estos tiempos de pandemia y la lleva porque cuando trabaja en el Centro de Málaga se la tiene que poner para llegar en el autobús. «Cada traje que me he hecho en la pandemia lleva la mascarilla a juego, ¿te la enseño? Mira querida, esto no es divineo, pero tengo que coger el autobús». Esta drag no quiere hablar de retirarse: «Mientras te lo pases bien... Si ya llevas 23 años en el mismo trabajo, ¿lo vas a cambiar? Yo creo que no». Pues parece, por suerte, que queda Lorena Larios para rato.