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Víctor Rojas
Domingo, 24 de marzo 2024, 00:08
No realizar muestras de afecto en público, no exhibir banderas LGTBI y no ir travestido por la calle son sólo algunas de las cosas que debes saber que no se pueden hacer en Dubái si perteneces al colectivo. El país destaca por sus grandes lujos ... y avances tecnológicos, pero estos van mucho más rápido que los derechos sociales, que son reducidos en esta ciudad de Emiratos Árabes. Un contraste absoluto con Torremolinos, ciudad diversa y promotora de la libertad y los derechos LGTBI. Este contraste lo vivió Dani Rodríguez, más conocido como Alma DeSoul. El bailarín profesional cambió el escenario de Edén Night Club por las tablas de un espectáculo flamenco en esta ciudad árabe durante tres meses. «Fui como bailarín solista, pero también hice performances atrevidas. No hice drag, pero casi», cuenta el artista a SIX.
Dani trabaja como bailarín animador en un hotel durante la temporada de verano y es en invierno cuando más bolos hace como Alma DeSoul, reconocida drag de Torremolinos que ha ganado distintos concursos como la Gala Drag de este municipio. «La productora Gore Performances buscaba un bailarín solista. Un amigo maquillador que trabaja allí me lo comentó y mandé mi currículum, secuencias de vídeo bailando flamenco e imágenes», comenta. Una vez en Dubái, la vida sobre el escenario era muy diferente a la vida cotidiana. «El espectáculo sí lo entendían a la perfección: maquillado, con pedrerías en la cara, con plumas… Fuera del escenario, nada de eso era posible», relata. El número del malagueño fue de los más aplaudidos de la temporada, consiguiendo tres primeros premios al mejor 'dinner show'. «El flamenco les encanta. Una de las cantantes solistas me escuchó tocar las castañuelas y me pidió que saliera con ella».
Es una experiencia que Dani no dudaría en repetir a pesar del gran contraste que vivió. «Yo me adapto a todo, hago una vida normal. Había más gente del colectivo y trabajábamos con maquillajes fuertes, pero nos lo teníamos que quitar para ir de vuelta al hotel», confiesa. Aunque, a su vez, cuenta el artista, los pakistaníes si podían ir cogidos de la mano por motivos de cultura: «Es una contradicción». Además del choque social por la orientación sexual, a Dani también le llamó la atención el contraste dentro del propio Dubái: «Está el que todos conocemos con los rascacielos y los centros comerciales más grandes del mundo y la parte de la pobreza más absoluta. Había dormitorios compartidos por dos familias». Sin embargo, reseña las buenas condiciones laborales y el trato recibido durante su estancia en la ciudad.
A pesar de que valora esta experiencia como positiva, Dani no ha podido olvidar lo que le pasó a un amigo suyo en Emiratos Árabes: «Era bailarín y falleció allí yendo con su compañía. Es una injusticia y aún no se ha podido resolver quiénes son los culpables». Una situación que hizo que el artista se privara de algunas excursiones al desierto o de ir solo por la calle, aunque reconoce que Dubái es menos peligroso que otras zonas del país. «Cuando sales del escenario, no dejas de estar en el punto de mira», confiesa.
Ahora, ya establecida en España, Dani ha vuelto como Alma DeSoul a los escenarios de Sevilla. «Como he estado fuera, no había podido ir y esas fechas me estaban esperando para hacer Veneno, que es el personaje que hago allí». Y durante esta Semana Santa, tras un parón por «salud mental», volverá a las tablas de Edén Night Club, donde su público la espera para volver a disfrutar con ella.
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