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Víctor Rojas
Jueves, 27 de julio 2023, 00:15
El popper es una sustancia líquida de la familia de los nitritos que se consume por vía inhalatoria. Una droga, aunque no todos los países lo consideran como tal, que siempre ha estado asociada al colectivo LGTBI por uno de sus efectos: facilita la penetración porque ayuda a relajar el esfinter anal. «También da un subidón momentáneo y pone más cachondo», explica Juan Francisco Cabrera, técnico en salud sexual de la asociación Apoyo Positivo. Además, comenta que hay un «gran porcentaje de personas que lo utilizan» en el ámbito sexual. Siempre dentro de la población que acuden a ellos para hacerse pruebas generales de salud sexual.
«El consumo se extendió a círculos homosexuales de EEUU, aunque actualmente es utilizado también por heterosexuales», afirma un documento del Ministerio de Sanidad. Es cada vez más común encontrar estos pequeños botes en fiestas, tanto en ambientes LGTBI como heterosexuales. Asimismo, también se ha introducido como potenciador en las prácticas sexuales de estas personas. «Lo usaba en fiestas para divertirme aunque también lo he probado como potenciador sexual», relata un joven heterosexual que ha sido consumidor esta sustancia, quien reconoce que no le sirvió cuando lo probó con su pareja para mantener relaciones.
«Lo que le atrae a la gente en el ámbito sexual es que sube la temperatura corporal y las sensaciones al aumentar el riego sanguíneo y al hacer de vasodilatador», aclara Cabrera, quien ha notado un aumento de su uso en los últimos cuatro años aunque reconoce que siempre ha estado presente. Otro veinteañero reconoce que lo usaba en fiestas porque da un subidón momentáneo. Y también lo ha usado en la cama. «Potencia el apetito sexual, te pone más cachondo, para follar viene bien», expresa este muchacho bisexual.
Juan Francisco Cabrebra
Técnico en Salud Sexual
Los efectos del popper duran en torno a un minuto. Un tiempo de subidón que produce presión arterial, un aumento de la libido y provoca un estado de letargia, bienestar y relajación de esfínteres. «Sentía agobio, paralización y la cabeza volaba un poco. Pero principalmente, cachondo y caliente», comenta el joven bisexual. Por su parte, al hetero le causaba «presión en la cabeza y un mareo tonto». Reconocen que dejaron de consumir esta sustancia porque no compensa por sus efectos y duración. Mientras que el primer joven solo lo volvería a usar en un entorno sexual, el segundo cree que aceptaría si se lo ofrecen en alguna fiesta. Pero ninguno de los dos volvería a comprar popper, como sí hicieron en un pasado cercano.
El popper no suele crear adicción química como puede hacerlo la cocaína o la metanfetamina. «Es cierto que al asociarlo al contexto sexual hay mucha gente que tiene una habituación conductual, no química», apunta Cabrera. Estas personas se acostumbran a tener sexo con el popper debido al subidón o a la relajación del esfinter anal. Además, el experto advierte de su riesgo de mezclarlo con viagra: «Es muy peligroso para el corazón porque es un vasodilatador y contrarresta el efecto de la viagra y aumenta la presión arterial». Sin embargo, no es una sustancia que baje la percepción del riesgo a la hora de mantener relaciones sexuales. «Se utiliza muchas veces en contexto donde se mezcla con otras drogas, que son las que bajan esta percepción y hacen practicar sexo sin protección», asegura Cabrera.
En países como Francia y Reino Unido el popper está permitido. En España no. Está prohibida la producción y la venta de esta sustancia, pero la ley no castiga el consumo de drogas, aunque no está permitido en el espacio público. Sin embargo, hay establecimientos eróticos y tiendas online que comercializan con el popper como limpiadores de cabezales de ordenadores, sales de baño, disolvente o fertilizantes para plantas, para así camuflar su adquisición bajo la forma de productos lícitos. La adquisición de esta droga es sencilla. Con una simple búsqueda en internet aparecen diversas páginas que venden esta sustancia líquida. «Lo compraba en sex shops y tiendas online», reconoce uno de los jóvenes.
El popper no solo tiene riesgos si se mezcla con viagra. Con estimulantes –MDMA, speed, cocaína o metanfetamina– puede someter al sistema cardiovascular a un esfuerzo extra. Mientras que con alcohol o cannabis se puede potenciar el efecto depresor de ambas, lo que provocaría fuertes bajadas de tensión, desmayos, pérdida de conciencia y, en los casos más extremos, la inducción al coma.
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