Antonio M. Ruiz
Domingo, 26 de mayo 2024, 10:19
A mediados de los años ochenta un nuevo sonido musical se erigió como instrumento integrador racial y sexual en las pistas de baile underground de Chicago y Nueva York. En estos antros, cuyos máximos exponentes eran el chicaguense 'The Warehouse' y el neoyorquino 'The Paradise Garage', confluyen principalmente noctámbulos negros y latinos gays envueltos en un ambiente dominado por sintetizadores y cajas de cambio, en el que la máxima es la libertad y el desenfreno. Se deja de usar el término 'Dance Music' como evolución del sonido disco. Nacía la música house.
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Las fiestas marcadas por esta nueva tendencia se convirtieron en seguros refugios para los colectivos afroamericanos y LGTBI, que no se sentían vinculados a los convencionalismos de la vida nocturna de la época. En estos clubes se generan fuertes vínculos de pertenencia entre sus asistentes: una de las principales influencias culturales de la música house es la Cultura de Club, la Cultura de Baile y la Cultura de los Djs (la idea era poder concentrar la experimentación sonora entre la música disco y la electrónica que llegaba desde Europa). Si bien el objetivo de la música house se encuentra en la pista de baile, también tienen cabida la experimentación y el minimalismo. Dentro de la música electrónica, el sonido house se puede considerar como un estilo fácil de escuchar a diferencia del trance o el jungle; su ritmo persistente como base fundamental (generalmente es un tempo constante entre 120-130 BPM, en un compás de 4/4), sus líneas de bajo repetitivas y sus pegadizas melodías se aúnan para crear una atmósfera en la pista llena de energía y euforia.
La música house gana popularidad a finales de los años ochenta, penetrando en las listas de éxitos del Reino Unido; logra el éxito transversal en el mainstream. Conforme se expande a ciudades estadounidenses y europeas, cada región aporta su propio sabor del género. Aunque su origen se produce como respuesta a la saturación del sonido disco, configurándose como una revolución en el sonido existente, a principios de los pasados noventa retorna a la música disco. Llega a los medios a través de los videos y discos de house, convirtiéndose en un pilar fundamental de la música electrónica: trasciende lo musical para constituirse en un fenómeno cultural que rebasa fronteras, siendo un referente de innovación, unidad y creatividad.
A lo largo de las décadas, el sonido house evoluciona, fusionándose con otros géneros, dando lugar a subgéneros. El Acid House, que se extiende por Reino Unido, Europa y Australia, con un estilo similar al Trance y cuyo emblema es el 'smiley' amarillo y sonriente. El Deep House, con influencias del Jazz y, en ocasiones, el uso de voces. El Tech House, que mezcla elementos propios de la música house con los sonidos más crudos y minimalistas del techno. El Progresssive House, con estructura progresiva y enfoque en la melodía y la atmósfera. El Latin House, que mezcla el house con la música latonoamericana. El Tribal House, como fusión de estilos de música Dance. El Italo House, evolución del Italo Disco, popular en Italia, Estados Unidos y Gran Bretaña. El Hard House, entroncado con el Trance y el Hardcore. El Minimal House, a partir de la fusión del house y el minimal.
Pese a que su popularidad ha crecido y disminuido con los años, la música house es una de las bases de la música club moderna, un sonido cuyo legado aumenta como una celebración de la cultura contemporánea. Para sus seguidores, los clubs en los que se continúa venerando se erigen como catedrales y los djs, como dioses.
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El peregrinaje a templos de la música house también se produjo masivamente en Torremolinos. Desde finales de la década de los noventa y por un período de, aproximadamente, 25 años, un puñado de discotecas suponían el santo grial para miles de adeptos a la música house. La libertad sexual, el festejo del hedonismo y las noches infinitas son los perfectos aliados para que clubs como Passion Disco, Voltage, Emporio o Palladium celebraran sesiones de música house casi ininterrumpidamente de jueves a domingo.
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