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El dramaturgo Nando López; junto al director de la ESAD, Francis Sánchez, y a dos alumnos del Grupo LGTBI. SIX
Nando López, dramaturgo: «El primer contacto de una persona LGTBI con su identidad es desde la agresión»

Nando López, dramaturgo: «El primer contacto de una persona LGTBI con su identidad es desde la agresión»

El escritor lucha por la visibilidad del colectivo en sus obras aunque, en muchas ocasiones, se ha tenido que enfrentar a la censura

Víctor Rojas

Jueves, 25 de enero 2024, 23:33

La literatura está llena de historias, de aventuras, de misterios, de amores y de desengaños. Aunque, en la mayoría de las ocasiones, son historias protagonizadas por personajes heterosexuales y normativos. Sin embargo, la diversidad cada vez se hace un hueco más grande gracias a autores como el dramaturgo y novelista Nando López, quien apuesta por personajes LGTBI pero desde el «activismo intimista». Un término acuñado por el escritor que significa tratar de contar realidades universales desde la mirada LGTBI. «No me interesa solo contar la realidad del colectivo desde lo estrictamente específico, sino que el personaje viva muchas más realidad, me esté contando otras cosas y que, además, esté visibilizando su identidad», explicó López durante su charla en la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga, en el marco de las actividades organizadas por el Grupo LGTBI de dicho centro, del que el escritor es padrino este curso. Además, reconoció que «ha evolucionado» en su manera de escribir porque ser LGTBI es «menos tema» y ha pasado a ser «un aspecto que se suma a la realidad de la obra».

En este sentido, López reivindicó el espacio de los libros que contienen historias o personajes LGTBI: «La etiqueta LGTBI está muy bien para que nos ubiquen en una biblioteca, pero merecemos estar también en otros estantes». Además, considera que no pueden estar en «lugares minoritarios». «Nos dan un espacio, pero siempre que no usurpemos el lugar que no nos pertenecen», dijo. El dramaturgo es experto en esto, ya que ha vivido estas situaciones con muchas de sus obras. Por ejemplo, a una función de 'Cuando fuimos dos', que trata sobre la relación de una pareja homosexual y cómo la convivencia acaba suponiendo un problema, acudieron varias parejas heterosexuales y, ese día, el autor decidió sentarse entre el público como un espectador más. Su intuición le decía que estaban allí sin saber bien qué iban a ver. Efectivamente, no les gustó ver a dos hombres besarse. Sin embargo, López cuenta como, conforme iba avanzando la obra, las parejas se reconocían en diferentes situaciones por las que pasaba esta pareja. «También quiero escribir para personas que no piensan igual que yo», reivindicó. Además, contó que hubo problemas con la distribución de esta obra por estar protagonizada por una pareja de hombres. López también escribe literatura juvenil y ha sufrido la censura en algunos colegios. «Un padre dijo que había demasiados personajes LGTBI, como si tuviéramos una cuota», contó.

El compromiso del dramaturgo con la visibilidad LGTBI viene de lejos. «Yo escribo los libros que no pude leer, empecé a escribir todo aquello que necesitaba que se contara», dijo sobre la falta de referentes de personajes del colectivo en los libros. Asimismo, el autor confesó que fue víctima de bullying en la infancia. «Me costó años darme cuenta. No era consciente», explicó. Sin embargo, encontró una profesora que se notó la situación. Creó un taller de teatro como refugio para las personas a las que habían cohibido hasta el punto de que no se pudieran expresar. «Se dio cuenta de que no tenía talento actuando, pero si para escribir», aseguró. Y así comenzó con su prolífica creación literaria.

Durante la charla López leyó un fragmento de Leyre, un personaje de 'Esta sí tenemos que bailarla': «Nunca he echado de menos los 90. Nunca. Pero si en los 90 ni existía. O, bueno, sí que existía para los gilipollas del insti que empezaron con lo de la bollo. En los 90 la gente LGTBI éramos un chiste». En este sentido, el dramaturgo considera que es una sensación con la que ha crecido mucha parte de la gente del colectivo de su generación. «Nuestra adolescencia estuvo sometida a la invisibilidad, no tuvimos ni siquiera las palabras para definirnos», relató. Asimismo, comentó que el primer contacto de las personas LGTBI con su identidad de género o con su orientación sexual es desde la agresión: «Tengo grabado a fuego que la primera vez que recibí un maricón, fue a los ocho años. Realmente no me había planteado nada con ocho años. No tenía ni idea de cuál era mi orientación». Esta situación, que se repitió durante años, sigue dejando secuelas en López: «A fecha de hoy cuando estoy en público y muevo mucho las manos no puedo evitar que haya una vocecita dentro de mí que me esté diciendo que no las mueva tanto». Incluso llegó a no poder escuchar sus propias entrevistas por odiar su voz. «Al final crees que mereces esa violencia y tienes que entender que no la mereces, que la violencia siempre está fuera, pero puede tener una incidencia muy grave en tu desarrollo personal».

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