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La pandemia le ha robado a personas queridas, su nuevo disco ha sido como salir del túnel, y su pregón el día del Orgullo, en Sevilla, en el que mostró sin tapujos su condición sexual la ha encumbrado con el colectivo LGTBI. María del Monte ... se ha preguntado por qué había que salir del armario, y se ha dado cuenta de que lo ha hecho porque «había muchas personas que lo pasaban muy mal».
–Empezamos ¿Está preparada?
–Estoy preparada; lo hacemos. (Risas)
–Sabemos que no le gustan mucho las entrevistas. Actuación estelar en la Feria de Sevilla y cartel de la Feria de Málaga, ¿es este su año?
–Bueno, yo creo que es el año de todos, porque mientras estemos con salud...hemos aprendido que eso es un buen año.
–Su año, su gran noche, como canta su compañero Raphael. Cuéntenos.
–(Risas). Bueno, tengo muchísimas ganas porque hace mucho tiempo que no canto en Málaga entre unas cosas y otras. Y la verdad es que tengo ganas, voy con ganas.
–¿Qué le diría al mundo, María?
–Yo creo que lo primero que hay que aprender es a no vivir tan deprisa. A pararnos un poquito, a saborear la vida, que no sabemos cuánto va a durar, y que dure lo que dure siempre será corta. Hay que mirar alrededor, hemos aprendido a valorar lo que es un abrazo cuando nos lo han quitado. Como suele pasar con todo valoras lo que no tienes, y bueno, los que tenemos la suerte de seguir en este camino, debemos haber aprendido un poquito de todo esto.
–Qué filosófica está.
–Es que bueno, te conformas con lo que tienes, siempre, pero ha sido muy prolongada (la pandemia) y ha generado muchas secuelas. Yo lo digo siempre, los psicólogos no tienen citas, y eso no es por gusto. Y es verdad que esas cosas no salen de un día para otro. Había que esperar un tiempo. Hay niños que le dicen niños covid porque los dos años que tienen de vida no se les ha acercado ni un abuelo, ni un tío, ni un primo. Es duro lo vivido.
–Se le corta la comunicación.
–Porque creo, que me quedo sin cobertura. Voy por mitad de una montaña.
–En el norte nos han chivado, ¿no?
–Sí, aquí tengo buenos amigos.
–Sigamos. La pandemia, una época de duras pérdidas en la familia, y este año resurge como el ave fénix. ¿Dios le debía una?
–No lo sé. Hay que seguir adelante, y no te puedes meter en un rincón, aunque hay veces que te dan ganas. Tanto a los que no están, y a los que no están tampoco les gustaría verte mal. Y hay que apoyarse en gente, como yo digo, estar bien rodeada.
–Qué verano. ¿Sufre mucho la caló, que decimos por estos lares?
–Este año se ha pasado un poquito, ¿no? Pero vuelvo a decirte, nos refrescamos y eso se palía. Todos los problemas sean estos, pero es verdad que es incómodo.
–Pero, vamos que usted se ha ido al norte a pasar calor.
–Claro, claro. Se ríe. Estuve en Marbella el otro día, estoy en Galicia, ahora vuelvo a Málaga, y recargando pilas. Tengo que recorrer España.
–María del Monte es su nombre artístico y también su nombre de pila. Hay gente –me incluyo– que pensaba que del Monte es su apellido y va a ser que no. Cuéntenos, ¿de dónde viene?
–María del Monte es como quien se llama María del Mar. Lo que pasa que la Virgen del Monte es la patrona de un pueblo de Sevilla, que es Cazalla de la Sierra, que es donde es el anís. Y mi madre, como es muy linda, empezó a tener chicos, y le prometió a su virgen que si tenía una niña le ponía su nombre. Ella decía: «Dame una niña, aunque sea fea, y que se busque la vida luego». Vamos a ver, vamos a ver. Risas. Y nací y me puso el nombre de su virgen.
–Un hombre tan sonoro que María del Monte en España solo es usted.
–Sí, pero cuando voy a Cazalla oigo María del Monte y vuelvo la cara, y aquello está lleno, ¿no? Bueno, sí, no es un nombre tan común como María del Mar.
–¿Es muy devota?
–Sí, yo soy una persona muy creyente.
–¿Qué hace nada más levantarse? ¿Alguna manía?
–No. Cada día que me levanto le doy gracias a la vida por permitirme un día más.
–Está usted muy mística.
–Sí, yo creo que las lecciones hay que aprenderlas.
–Verano. ¿De qué plato no puede prescindir en estas fechas?
–Del gazpacho, sin duda. Lo hago yo, me sale hasta bien.
–¿Cocina o le gusta más que le cocinen?
–Sí, sí, me gusta cocinar. Generalmente, prefiero cocinar yo porque lo pongo a mi gusto.
–¿Qué le pide a la vida?
–Cuando se aprende de verdad, lo único que se le pide es salud y lo demás, lo buscamos.
–Está usted zen.
–Estoy así, en ese plan.
–¿Algún programa de televisión a la vista?
–No lo sé. Las cosas surgen y tal y como van surgiendo, voy resolviendo. Nunca he mirado el largo plazo, ahora menos.
–Pero, ¿le gusta la televisión?
–Es un mundo que me gusta, sí, pero quizás porque soy un poco anárquica para todo eso. Soy la anti–guiones, la improvisación constante, y esa vidilla es lo que me gusta a mí.
–También es usted una buena comunicadora.
–Muchas gracias, tómate lo que quieras. Risas.
–»Quiero que sepáis los que estáis antes de bajarme de aquí, que soy una más de las que estamos aquí». Qué frase más de copla para salir del armario.
–No he salido de ninguno.
–¿No?
–Nunca estuve dentro de ninguno, afortunadamente. Mi vida siempre ha sido la misma y no ha cambiado en nada.
–Pero desde ese día han fluido todas esas sensaciones alrededor de usted, y el colectivo LGTBI la ha encumbrado.
–Sí, pero no tendría que ser así si lo que se busca es normalidad en todo. Es normalidad, es así de sencillo. En mí, una de las cosas que prima por encima de todo es la honestidad. En la vida hay que ser honestos. Y claro, ¿qué hacía allí (en el Día del pregón del Orgullo)? Pues decir que vengo a veranear, pues no. Y después hay cosas que te ayudan. Me sobrecogió mucho, para bien, cómo había un matrimonio con su hijo y la pareja de su hijo, que vi que era la pareja porque vi cómo se daban un piquito, y el padre le daba como ánimo. Como diciéndole al hijo, «estoy aquí contigo». Y pensé, Dios mío, en los tiempos que corren que tenga que pasar esto, que haya alguien que tenga que defender esto. Hay tanto camino que recorrer.
–No es triste que en pleno siglo XXI haya que salir del armario, y que se llame salir del armario, que suena hasta caduco.
–Ya te digo. Yo no lo vivo así porque no lo he vivido así nunca. Todas las personas que me conocen, en todo mi entorno. Todos mis amigos saben cuál es mi vida.
–Pero usted no lo había externalizado y todo el mundo tenía mucho respeto.
–Pero, ¿por qué hay que externalizar nada? Me he dado cuenta que había que hacerlo porque había muchas personas que lo pasaban muy mal.
–¿Por solidaridad?
–Así es. Cuando te acercas a los problemas te das cuenta de la magnitud que tienen. Y que yo no haya tenido problemas no quiere decir que haya muchas personas que sí los tengan. Yo he tenido una suerte de tener una familia estupenda, unos amigos estupendos. Lo más bonito que me ha pasado es que se vino un chaval joven para mí, y me dijo: «María, mi abuela es súper–fan tuya. Ella sabe que tengo novio, pero siempre ha pasado de puntillas, y raíz de lo tuyo, me preguntó el otro día: ¿Oye, y tú novio cómo está hijo?
–Qué bonito.
–Esa fue la sensación que causó en mí. Y pensé: «Aunque sea sólo por esto, ya ha merecido la pena». Eso es lo que a mí me maravilla. El detalle de este chico. Fui feliz, lo recuerdo y lo sigo siendo. El entorno era el que tenía que ser. Yo nunca hubiese hecho eso, jamás, a cambio de dinero, y en un plató de televisión.
–¿Después se ha sentido descontextualizada?
–Para nada, al revés. Las reacciones de todo el mundo, estupendas.
–Su disco, 'Todo vuelve', muy descriptivo de este año, ¿le está dando muchas alegrías?
–Alegrías porque me ayudó muchísimo porque en los momentos reguleras opté por refugiarme en lo que me enamora y me gusta, que es la música, y fue el primer peldaño de la escalera.
–¿Algún single a lo Gloria Gaynor para revolucionar el mundo LGTBI?
–Me está rondando una cosilla por la cabeza, pero no lo sé.
–Por favor, denos la exclusiva.
–Me ronda una idea. Tú sabes que yo soy transparente, si lo hago se verá. Nada estrambótico, pero que la gente lo pase bien.
–Como se dice en el mundo de la farándula, mucha mierda (suerte en su actuación) para la Feria de Málaga.
–Toda, toda para mí. Voy con ganas e ilusión, que es lo importante.
–¿Muchos amigos en Málaga?
–Muchísimos. Es un lugar que yo frecuento mucho.
–¿Qué le gusta más de Málaga?
–La gente... lo más importante de un sitio es la gente, y bueno... los espetos. (Risas).
–Si tuviera que definirse, ¿qué diría, que es usted más andaluza o más sevillana?
–¿Yo? Yo soy andaluza. Vivo en Sevilla, tengo unas raíces y una familia, pero yo me considero andaluza, y nunca entendí los celos entre provincias porque las ocho son mías.
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