'Furbolleras', el equipo de fútbol femenino LGTBI que celebra más los 'casi goles' que los goles

Alexia Putellas, Aitana Bonmatí y Jenni Hermoso son solo algunos de los nombres más reconocidos del fútbol femenino, un deporte que en los últimos años se le ha dado un reconocimiento que antes no tenía y que se aleja de algunos estereotipos vinculados a los clubes masculinos. En este sentido, el equipo sevillano LGTBI 'Furbolleras' intenta que «las lógicas sean otras, algo que hace que celebren más los «casi goles» que los propios goles. «Queremos ganar, pero nos salimos de esa competición agresiva que puede generar conflictos e inseguridades», explica Isa, capitana del equipo, a SUR en una conversación en la que participaron más compañeras.

Este espíritu deportivo y las ganas de pasarlo bien se notan en el campo, sobre todo, cuando juegan con otras compañeras de «equipos autogestionados». «A veces vemos que los equipos femeninos, cuanto más institucionalizados están, más empiezan a repetir dinámicas que han visto en el fútbol masculino», opina Ángela, quien busca, como el resto del 'Furbolleras', que el fútbol sea un espacio seguro para todas.

'Furbolleras' nació en septiembre de 2021 cuando cuatro amigas iban en el coche y se les ocurrió la idea de crear un equipo de fútbol. Con este nombre se reapropian de un término que siempre han usado como insulto contra ellas, tal y como reconocen las propias futbolistas. «La mayoría veníamos de haber dejado de jugar al fútbol por lo que implicaba ser una chica y practicar este deporte. Queríamos juntarnos para quitarnos un poco esa espinita», comenta una de las integrantes.

La mayoría de las jugadoras vienen de jugar en otros equipos, que dejaron debido a situaciones que las hacían sentir incómodas. «Yo vengo de jugar en un equipo de fútbol sala femenino y se vivía de otra manera. A muchas nos quitaron del equipo y nos querían meter en los mixtos. El ambiente cambiaba y no te sentías cómoda», asegura una futbolista de 'Furbolleras', quien añade que ahora se siente en un «entorno cómodo» y «libre» para expresarse de cualquier forma.

Otra de las chicas, Deby, señala que no se sentía «cómoda» cuando jugaba al fútbol, motivo que hizo, según explica, que no fuera capaz de explotar todo su potencial. «Jugaba en el recreo con los niños o en equipos mixtos en el colegio. Era un constante escuchar resoplidos: 'ya la ha liado otra vez', 'ya ha echado el balón fuera', 'ya se la han quitado'... O incluso verte en la tesitura de ser la última en ser escogida para el equipo», cuenta, además asegura que estas situaciones fueron las que hicieron que dejara este deporte.

Los insultos homófobos como la propia palabra de la que ahora se reapropian: bollera u otros similares también han estado presentes durante su recorrido en el fútbol. “Personalmente me han dicho de todo por jugar al fútbol. Te puede gustar el fútbol y no ser lesbiana. Es un condicionante y te sientes mal. Es un aspecto de mi vida que me ha hecho ser más fuerte. A pesar de eso, me apunté a un equipo de fútbol femenino para intentar explotar esta parte de mí”; comparte una ‘Furbollera’.

Por otro lado, el equipo tiene una dinámica de juego compuesta por dos patas. Los martes se reúnen para hacer una pachanga con todas aquellas chicas que quieran participar, mientras que los jueves son los días para entrenar. “Son para un grupo reducido que nos quisimos comprometer y jugar más”, explican. Además, juegan con otros equipos femeninos, así como con ‘Orgullo Hispalense’, un club LGTBI de chicos. ‘Furbolleras’ también participa la Liga del Instituto Municipal de Deportes de Sevilla. “Y, por supuesto, lo pasamos bien y quedamos de vez en cuando para tomar una cervecita y echar unos bailes”, recalcan.

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