Curro Peña: «Parte del feminismo reproduce bulos con la ley Trans como la ultraderecha»

–¿Cómo surgió 'Queerídico'?

–Empecé cuando estaba haciendo una beca en el Tribunal Constitucional. Allí tomé contacto con varias sentencias interesantes, donde conocí muchas leyes y, entonces, me di cuenta de la necesidad de saber lo que es el derecho que afecta a las persona LGTBI. Por eso, me pareció buena idea crear un espacio donde divulgar, hacer accesible y fácilmente entendible por cualquier persona.

–¿Por qué decidiste ese nombre?

–'Queerídico' viene de 'queer' y jurídico. Quería aunar lo 'queer' para abordar los asuntos que afectan principalmente a las personas LGTBI junto a lo jurídico para explicar cómo repercute al colectivo ciertas cuestiones jurídicas. Escribo análisis sobre cuestiones que les influye.

–¿Crees que al mezclar el activismo con el análisis jurídico se pierde objetividad?

–Lo importante en el derecho es el rigor. El derecho es argumental: tú defiendes una postura. En 'Queerídico' argumento. Aclaro que hay que defender los derechos humanos de las personas LGTBI, como cualquier consenso en democracia. Siempre intento mantener el rigor y eso es algo que aprendí haciendo un doctorado. Mi directora me decía que, precisamente por ser yo una persona LGTBI, tenía que actuar como si fuera un cirujano: muy preciso y muy riguroso.

–¿Qué piensas cuando oyes a alguien hablar de 'teoría queer'?

–Hemos llegado a un punto en el que se utiliza 'teoría queer' como sinónimo de persona LGTBI o como eufemismo de insulto. Algunos lo usan para criticar algo sin atacar directamente a personas LGTBI o fingir que no se les ataca. Las teorías 'queer' es una corriente filosófica y de pensamiento, pero en el debate público se llega a utilizar para ocultar un discurso reaccionario y se busca contrarrestar el avance de los derechos LGTBI. La razón principal de esta reacción es que se centran tanto en que es relativamente fácil explotar el miedo hacia las personas LGTBI para agrupar a gente y defender otras ideas peligrosas y totalitarias, como vemos en Hungría.

–Hablando de Hungría, ¿cómo ves la situación LGTBI en Europa?

–Probablemente, Europa es la región del mundo donde más se ha avanzado en derechos LGTBI, pero existe esa reacción de manera muy especial a este colectivo en Europa. Polonia y Hungría lo ejemplifican. Los derechos que hemos alcanzado se han conseguido porque se ha luchado mucho, pero son conquistas frágiles.

–¿Y en España?

–Aquí no es ajena esa reacción contra las personas LGTBI. Lo hemos visto con la ley trans. Ha habido una oposición muy fuerte que hace unos años no suscitaba esos desacuerdos, y ahí es donde debemos poner la atención y tener mucho cuidado.

–Hablando de la ley trans, ¿cómo crees que lo percibe la sociedad?

–Los datos y las encuestas muestran que la sociedad española es muy mayoritariamente favorable a que se apruebe la ley, a que se protejan los derechos LGTBI. No podemos tomar como un sector representativo de la opinión pública aquellos que tienen un altavoz en medio como ha pasado en el sector del PSOE o el feminismo que se opone a las personas trans.

–¿Entiende que haya una parte del feminismo que no esté de acuerdo con esta ley?

–Para entenderla tendría que tener argumentos reales, pero lo que hacen es reproducir bulos y mentiras. Yo en mi blog he desmontado algunos de estos bulos y lo que dicen son mentiras, los miedos que alertan no son reales. Es lo que hace la ultraderecha siempre, explotar esa ignorancia, idea y miedo de las personas LGTBI. Esa idea y miedo de que somos peligrosos con los niños, que lo usan supuestamente esas feministas radicales. En Italia Giorgia Meloni, en Hungría Viktor Orbán, en EEUU los republicanos de Trump. Todos ellos tienen el mismo discurso y en el fondo tienen el mismo objetivo: acabar con los derechos de las personas LGTBI.

–¿Y cómo concibes tú la ley?

–Es un avance en buena dirección. Hay que decir que no es solamente sobre el tema trans. Cuando hablamos del tema trans solo nos referimos a modificar los datos del DNI y el registro civil, no es otra cosa. En eso se ha centrado la discusión. La ley tiene asuntos que se debería trabajar más como el caso de las terapia de conversión.

–Entre las organizaciones con las que trabaja actualmente está la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA), ¿cómo surgió?

Entré como becario del programa de investigación. Les gustó mi forma de trabajar y por eso ahora estoy como consultor investigando sobre todas las cuestiones jurídicas de las personas LGTBI. Cuestiones políticas como las posturas de Nación Unidas a nuestros derechos. En unos meses saltamos una publicación que documenta cientos de casos de criminalización en todo el mundo contra las personas LGTBI.

–Para terminar, ¿cuál es su referente LGTBI?

–No soy muy de tener referentes, soy más de creer en la importancia de los movimientos, de la colaboración y de las alianzas. Más que dar referentes, que los hay, como Carla Antonelli, hay que transmitir ese mensaje de defensa a los derechos humanos, porque el movimiento LGTBI no avanza solo, siempre tiene que ir de la mano del movimiento feminista, antirracista y de los que quieran transformar la sociedad a mejor.