Rosa Torres y Encarni Aguilar, docentes de la red 'Imparables', a la izquierda. Migue Fernández.

Cuatro de diez profesores LGTBI han sufrido agresiones de odio en su puesto de trabajo

Un estudio a nivel nacional alerta sobre la LGTBIfobia en los centros escolares. En Málaga ya son varias las iniciativas pioneras que buscan acabar con una situación afecta a toda la comunidad educativa

Jueves, 27 de junio 2024, 23:42

Los centros educativos son un reflejo de la sociedad. Una sociedad en la que, según distintos informes, los delitos de odio LGTBIfóbicos han aumentado. Una situación de la que no están exentos los profesores que pertenecen al colectivo o que son aliados –personas que apoyan a la comunidad LGTBI sin pertenecer a ella–: cuatro de cada diez de estos docentes han sufrido agresiones o han sido testigos en su puesto de trabajo, tal y como indica un informe recién publicado de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales, Bisexuales, Intersexuales y más (FELGTB+) y la Federación Estatal de Enseñanza de Comisiones Obreras (CCOO) sobre la situación del profesorado LGTBI.

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En el 34,6% de los casos, la violencia se ha producido en un solo día. Sin embargo, el estudio también refleja que hay un 30% de estas agresiones que se han mantenido durante más de 100 días. Ante estos delitos de odio los centros sólo han actuado a favor de la víctima en un 47% de las veces. Esto pone de manifiesto que en el otro 53% de las ocasiones no ha habido una respuesta para proteger al docente agredido por parte de la dirección del centro. Una ausencia de apoyo que multiplica por cuatro el riesgo de baja laboral, según el informe.

¿Y de dónde procede esta violencia? La investigación revela que la mayor parte –un 50%– viene desde el alumnado, seguido en un 31% por las personas que trabajan en el centro, y en un 19% de los casos son las familias quienes ejercen estas agresiones. También expone que casi la mitad del profesorado – un 47%– que ha sufrido LGTBIfobia no ha denunciado.

Algunos centros educativos de Málaga ya han puesto en marcha medidas para paliar la LGTBIfobia. Un referente dentro de la provincia es el IES Alfaguar, en Torrox. Su directora, Rosa Torres, asegura que ellos no han vivido ninguna agresión hacia un docente LGTBI. «Se debe a todas las actividades permanentes que hacemos durante el año», explica. Actividades que también han servido para que algunos profesores del colectivo se hayan hecho visibles dentro del instituto. El estudio manifiesta que solo cuatro de cada diez docentes LGTBI se visibilizan ante cualquier persona de su centro y un 21% está en el armario.

El miedo a situaciones de odio, acoso, discriminación (74,5%), seguido de miedo a vincularse a fenómenos estereotipados (29%), son los principales motivos señalados para explicar por qué las personas LGTBI que se dedican a la enseñanza no son visibles. La profesora del CEIP Prácticas Nº1 Encarni Aguilar tampoco es consciente de ningúna agresión en su centro ni en los anteriores en los que ha trabajado, pero coincide con los datos de la investigación sobre visibilidad del profesorado del colectivo, que considera que está «muy invisibilizado». «El colectivo se asocia al vicio, a los excesos… Como docente no te manifiestas como LGTBI porque temes que se te asocie a eso, temes que las familias crean que tú puedes pervertir a sus hijos», dice, además de añadir que esto se combate con educación.

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Prevención

Para combatir las agresiones desde estos centros apuestan por la prevención. «No hay que esperar a que sucedan los hechos. Cuando ya solo queda intervenir, siempre es más complicado», asegura Torres. Una línea argumental que continúa Aguilar: «Cuando vas a un protocolo de acoso, es un trabajo en prevención que se ha dejado de hacer antes».

Este instituto previene la LGTBIfobia gracias a su proyecto 'Imparables', que incluye distintas actividades dirigidas a alumnos, profesores y familias. Talleres, exposiciones y charlas se suceden para combatir este tipo de odio. Además, desde el centro han hecho dos documentales para la lucha contra esta discriminación y organizan unos premios donde reconocen distintos proyectos en pro de la diversidad LGTBI. Sin embargo, Torres reconoce que no todos los alumnos apoyan estos actos. «Hay alumnado que no está de acuerdo y lo dice, pero hemos conseguido llegar al respeto», puntualiza.

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Dentro de los profesores y de las familias no han encontrado ningún tipo de rechazo, sólo en «un pequeño sector de los alumnos». No obstante, la directora reconoce que los adolescentes participan de las actividades a pesar de su disconformidad. No obstante, la directora reconoce que los adolescentes participan de las actividades a pesar de su disconformidad. Uno de los logros de los que más orgullosos se sienten es de la iniciativa de los propios alumnos. «Hay cierto alumnado que retira la bandera LGTBI, pero llega otro alumno y la pone», asegura. Un hecho que antes hacían los profesores. «Ahora la iniciativa sale de ellos», señala.

Otra de las claves para prevenir es la transversalidad y el diálogo. «Esto es una educación sostenible. Es intervenir continuamente. En todas las asignaturas si hay que parar, se para. No puede haber impunidad», reconoce. El objetivo final de este trabajo es «que el centro sea seguro para todos», algo que consideran que están consiguiendo.

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Encarni Aguilar, en la entrega de premios 'Imparables'. Migue Fernández

El proyecto 'Imparables' ha desembocado en la 'Red de Centros Andaluces Imparables contra la LGTBIfobia', en la que más de 20 centros educativos se han unido para luchar juntos por acabar con el odio hacia el colectivo. A esta red pertenece el CEIP Prácticas Nº1, colegio en el que también se trabaja la educación afectivo sexual durante todo el año, con actividades que van dirigidas a alumnos, docentes y familias. «Empezamos en infantil y primaria tenemos porque es la base. Aportamos nuestro granito, pero luego toca que se continúe», reclama Aguilar.

Un granito que ya va dando resultados dentro de este colegio. «Cuando un alumno ha recibido un insulto LGTBIfóbico se ha sentido apoyado y protegido», cuenta la docente, al igual que tratan de enseñar al alumno que ha proferido ese insulto. «Con mucho cariño los enseñamos y desmontamos el estereotipo», aclara bajo el convencimiento de la necesidad de aportar recursos emocionales para que los alumnos «sean quienes son».

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Más medidas

«Exigimos a todas las autoridades educativas que en los centros formativos se trabaje para eliminar y cuestionar los discursos de odio, tal y cómo marca la actual legislación», reclama David Armenteros, coordinador de Educación de la FELGTBI+, quien añade que «los protocolos de protección son testimoniales y escasamente prácticos». Por su parte, Torres reconoce que si algún profesor comunica un caso de LGTBIfobia su «obligación» es poner en marcha un «protocolo de agresión por odio».

Aguilar se suma a las palabras de Armenteros para pedir más colaboración por parte de las administraciones. «Estos estudios obligan a las administraciones no sólo a legislar, sino a actuar con medidas más concretas», afirma. La profesora reclama más comunicación con administraciones como la Junta de Andalucía, ya que le consta «el interés y la preocupación» que tienen con este tema. «La Junta de Andalucía ha sacado la guía de delitos de odio LGTBI, que todas las comunidades no la tienen. Sabemos que están preocupados, por eso queremos que nos llamen para entre todos ir más allá de un protocolo específico cuando ya ha habido un acoso por LGTBI».

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Aguilar reclama medidas como la formación específica obligatoria para los equipos directivos, prevención contra la LGTBIfobia en todos los proyectos educativos por ley o la obligatoriedad de celebrar el Día contra la LGTBIfobia.

Estos centros educativos, pioneros en la lucha contra la LGTBIfobia, buscan el mismo objetivo: que institutos y colegios sean espacios seguros para las personas diversas. «La vacuna contra la LGTBIfobia está en la educación», remata Aguilar.

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