Un bar propio: el ocio lésbico, la asignatura pendiente

«Cuanto podía ofreceros era una opinión sobre un punto sin demasiada importancia: que una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas; y esto, como veis, deja sin resolver el gran problema de la verdadera naturaleza de la mujer y la verdadera naturaleza de la novela», escribía Virginia Woolf en 1929 cuando transformó en ensayo 'Una habitación propia', una serie de conferencias que desarrolló sobre la mujer y la novela. Casi cien años después, las habitaciones propias están más que conquistadas por las mujeres LTB. No así los bares.

¿Dónde están los locales de ocio lésbico? Es la pregunta que desde hace años se hacen visitantes y habituales del municipio más 'orgulloso' de Andalucía, Torremolinos. La localidad andaluza, candidata a albergar el EuroPride 2027, cuenta con numerosos puntos fuertes para obtener la designación. Los equipamientos, la comunicación, las infraestructuras, la historia y los derechos conquistados en España la convierten en una firme candidata al premio. Sin embargo, hay una mancha en su expediente: la escasa presencia de propuestas de ocio, cultura y turismo dirigidas a mujeres lesbianas y bisexuales. O, al menos, esa era la conclusión cuando este reportaje comenzó a fraguarse hace medio año.

«Hay estudios que indican que los hombres gays son los que tienen más poder adquisitivo y, por tanto, los productos van dirigidos principalmente hacia ellos. También los festivales y los locales de ocio», explican las representantes de Hay una lesbiana en mi sopa, el sitio web de referencia en contenido lésbico en España. Señalan que el problema de Torremolinos no es exclusivo de la ciudad andaluza, sino un síntoma común en otros fuertes LGTBI del país.

Marta Borrachero, fundadora de la agencia de viajes Bolleras Viajeras, ofrece algunas claves sobre esta situación: «Sucede en Torremolinos o en cualquier otro destino. El turismo de hombres y mujeres es muy diferente. Nunca se logrará que todas las letras de las siglas LGTBI estén representadas si no se ofrecen propuestas diferentes para cada colectivo». Esta emprendedora decidió hace unos años establecer su propia agencia especializada en viajes y planes de ocio para mujeres lesbianas, ante la falta de oferta en el mercado.

Las agencias de viajes se han convertido en una de las alternativas al ocio nocturno para las lesbianas. Así lo confirma Mila Moreno, cofundadora junto a Patxu López de Reynas Torremolinos, que desde que organizó su primer crucero exclusivo para chicas en mayo del año pasado no ha dejado de promover, con gran éxito, eventos-experiencias para lesbianas.

También ha organizado viajes para gays: «Con los eventos para hombres es otro rollo. No hay que hacer casi publicidad. No buscan algo original o diferente, sólo quieren fiesta. No tienen cargas familiares y tienen más nivel adquisitivo», explica la cabeza visible de esta empresa andaluza de mujeres que, además, organiza periódicamente en Torremolinos el Pipazo Party, una experiencia de fin de semana que combina la fiesta con los viajes a la ciudad de la Costa del Sol.

Y es que el dinero, como en casi todo, manda en este problema. Bien lo sabe Lara Franco, que junto a su pareja Bea Fernández lidera el local lésbico referente en España desde hace 20 años: Fulanita de Tal (Madrid). «El poder adquisitivo es la clave de por qué faltan bares para lesbianas. Un lugar de ambiente gay puede abrir todos los días. Un local para mujeres solo puede hacerlo de jueves a domingo», detalla Franco que, desde que inauguró el pequeño local junto a su hermana en 2004, hipotecando su casa, ha visto crecer la empresa añadiendo una discoteca (también en Madrid), un escenario propio y dos carrozas en las fiestas del Orgullo de la capital del país, además de la organización del Fulanita Fest en Fuengirola, verbenas y fiestas periódicas y temáticas.

Más años sin bajar la persiana tiene La Sal, de Granada. Fundado hace 36 años, es considerado el primer bar lésbico de Andalucía y, posiblemente, el único que actualmente permanece abierto en la región. Lali, la única de las tres fundadoras que sigue tras la barra del local, coincide con Fulanita de Tal: «Un bar de lesbianas no se llena todos los días».

Esta conclusión la tiene grabada a fuego, ya que es lo que finalmente la llevó a abrir el negocio a todos los públicos. «La clave está en tener dinero. Montar un local grande y atractivo, organizar fiestas temáticas orientadas al público lésbico…», reflexiona Lali buscando una solución al problema. La precariedad económica es lo que ha llevado al cierre a otros bares lésbicos, como ocurrió con el pub Donna (Torremolinos). Gema Fernández, quien fue su dueña, compaginaba su trabajo como cajera en un supermercado con la gestión del local y resume la situación con una frase: «Tuve que ser portera en mi propio bar».

¿Pero cómo es la clientela lésbica? La falta de oferta ante una demanda, la femenina, con poco poder adquisitivo, no es la única explicación de esta baja afluencia. «Las lesbianas arrastramos un peso importante: el amor romántico, la economía, el miedo a salir del armario… Todavía hay chicas que se identifican como bisexuales y que no quieren ser vistas en fiestas de lesbianas. Algunas me han pedido que retocara las fotos de las fiestas para que no aparecieran», explica Lupe González, fundadora y organizadora de los eventos No Bollodrama Party.

En 2020, justo antes del confinamiento, organizó su primera fiesta para lesbianas, que fue un éxito. Esta empresaria, que tiene su propia barbería en el centro de Málaga, volvió con más fuerza tras la pandemia y actualmente está organizando una fiesta mensual exclusiva para chicas. Lupe conoce bien el entramado comercial del centro de la capital de la Costa del Sol: «Los locales son muy caros y es difícil obtener rentabilidad».

Una perspectiva similar ofrece Silvia Infante, quien regentó hace más de diez años uno de los pocos bares de lesbianas que han existido en el centro de Málaga, el Rosanegra: «Fue un éxito porque era un local pequeño. Y porque ofrecía de todo: monólogos, conciertos, fiestas temáticas... Pero finalmente no me renovaron el contrato de alquiler. Los bares vecinos llamaban a la policía por ruido y, como los propietarios no quisieron invertir en insonorización, tuve que cerrar». Luego se hizo cargo de otro bar, el Peter Pan, también en el centro de Málaga y, esta vez, dirigido tanto a chicas como a chicos.

Y es que todas las historias de los bares de lesbianas parecen terminar de la misma manera: compartiendo los ambientes con el público gay. «Percibimos que las nuevas generaciones no necesitan un espacio concreto para ligar y socializarse, sino que las mujeres LTB estamos ya presentes en todo tipo de bares. Algo que está fenomenal, pero hace que se pierda el refugio que han sido siempre los locales de chicas», afirman las integrantes de la web Hay una lesbiana en mi sopa.

Esta nueva tendencia encuentra, además, apoyo en las redes sociales y aplicaciones de citas: «Ahora la tendencia es ligar por redes. No nos han dejado otra opción», dice Lupe, de No Bollodrama Party.

Ana Torres y Asun López tenían claro a qué tipo de clientela se querían dirigir cuando en septiembre del año pasado crearon Morena Mía. Desde Sevilla, siempre cuelgan el cartel de 'sold out' para sus fiestas de 'tardeo' (de 17.00 a 2.00 horas), dirigidas a lesbianas y amigas (y amigos) mayores de 25 años. «Somos más tradicionales. Una fiesta gay no tiene nada que ver con una fiesta lésbica», afirma Asun.

Coincide con esta idea Mila Moreno, de Reynas Torremolinos: «A las mujeres nos gusta más estar en casa que de fiesta y esto viene del patriarcado, que siempre nos ha dicho que no salgamos, además de las cargas familiares». Esta empresaria también pone sobre la mesa otra característica de la clientela lésbica: la exigencia. «Somos muy críticas con nosotras mismas. Tenemos que ser perfectas en todo y esto se refleja también en los eventos. La sororidad, a veces, cuesta», lamenta Moreno. Una sororidad que también echa en falta Lupe González, de No Bollodrama Party: «Hay lesbianas que aprecian el esfuerzo, pero también hay quienes lo critican». Opina lo mismo Gema Fernández, exdueña del Donna: «Nosotras no creamos la demanda. Exigimos, pedimos... pero luego no vamos».

Esta idiosincrasia lésbica tiene su contrapartida en la clientela gay, mucho más rentable en términos de negocio. Torremolinos es el escenario idóneo para comprobar lo bien engrasada que está la máquina. Tanto es así que desde hace años el apoyo del ayuntamiento de la ciudad al colectivo LGTBI es firme y, entre otras iniciativas, en 2016 se creó la Asociación de Comerciantes Gays de Torremolinos (ACOGAT) para promover el turismo diverso en la localidad de la Costa del Sol.

Aunque el nombre de esta asociación pone en primer plano a los hombres, su presidente, Nacho Martínez, deja claro que tienen a las mujeres muy presentes: «Estamos muy preocupados con que no arranque el ocio lésbico en Torremolinos». Y es que durante estos meses esta asociación no ha parado de remar para conseguir un Pride más diverso y así de esperanzado lo comparte el presidente de esta agrupación: «Es cuestión de tiempo y de que nos involucremos muchas partes. En Torremolinos, se puede».

¿Pero por qué es más fácil que funcionen los negocios orientados a los hombres? Gema Fernández, del desaparecido bar de lesbianas Donna (Torremolinos), lo tiene claro: «Los hombres comen, beben y follan más que las mujeres». Marta Borrachero, de Bolleras Viajeras, explica algo similar: «Ellos salen a ligar. Nosotras a estar con nuestras amigas, a bailar, a conocernos y a pasarlo bien. Nos da igual salir de día que de noche».

Pero no se trata únicamente de una cuestión de demanda. Si la oferta sólo se orienta hacia lo que se considera rentable –o lo que ha sido rentable históricamente–, hay poco espacio para explorar nuevos nichos. «Al igual que hay hoteles y ocio exclusivos para ellos, se debería apostar por hoteles sólo para mujeres. Pero la iniciativa debería partir de una promotora mujer. Y si es un promotor hombre, debería delegar en una mujer esta labor», propone Borrachero. Porque el patriarcado también extiende su influencia sobre el colectivo. «Al final, los bares que más triunfan son los locales gay-mixtos. Porque los hombres dominan, también los maricones», se queja Gema Fernández, del Donna. Un papel secundario, el de la mujer, que se extiende a todas las ramificaciones de la diversidad. Tal y como defiende Lara Franco, del Fulanita de Tal: «La 'L' de LGTBI está siempre en el último puesto». La sevillana Asun López, de Morena Mía, ofrece un análisis más optimista: «Nosotras luchamos por nuestros derechos vitales o sociales, pero no por derechos lúdicos. Pero ellos llevan por bandera ese libertinaje».

Con el problema claro, es hora de buscar soluciones. La candidatura de Torremolinos para albergar el EuroPride 2027 presenta diferentes iniciativas para hacer más diversas las fiestas del Orgullo de la ciudad. Una de las claves para atraer al público femenino es la diversificación, yendo más allá del ocio nocturno. «La experiencia nos dice que las mujeres LTB buscamos algo más que ocio nocturno y la prueba es que proliferan festivales literarios, encuentros para hablar de cultura y otras alternativas que se salen de los planes nocturnos habituales. Pero, aún con todo, creemos que el ocio nocturno también es cultura, y también es necesario», analizan las integrantes de la web Hay una lesbiana en mi sopa. Mila Moreno, de Reynas Torremolinos, ha encontrado esta fórmula de éxito y la ha explotado en todos sus eventos, como explica: «Lo que consumo como usuaria me cuesta encontrarlo en la oferta. Planes alternativos, música menos comercial, arte, exposiciones…». Precisamente es el caso de No Bollodrama Party, que surgió a raíz de un evento cultural: la presentación del libro 'Cómo superar un bollodrama' de Paula Alcaide.

Pero ¿qué interesa a las mujeres más allá del ocio nocturno? Aquí, nuevamente, surge la necesidad de promover una mayor presencia femenina en los planes de diversificación del ocio. «Si el que propone la alternativa es un hombre, generalmente no tiene mucha idea de lo que nos gusta a las mujeres LTB. Un hotelero nos preguntó por qué no nos gustaba su oferta de ocio, que incluía espectáculos de 'drag queens'», ejemplifica Marta Borrachero, de Bolleras Viajeras. Esta emprendedora también destaca el éxito de apuntar bien el tiro, como ha sucedido con los eventos conocidos como 'tardeos' –fiestas con música y bebida, pero también con gastronomía, deportes y cultura, en un horario de tarde que no se extiende más allá de las 2.00 de la madrugada–. «Actualmente en Madrid hay una sobreoferta de 'tardeos' para lesbianas», concluye Borrachero.

La demanda no parece estar en entredicho, sino que la clientela lésbica, que definitivamente existe, está esperando una oferta de ocio especialmente pensada para ellas. Esto se está logrando gradualmente, pero de momento en forma de fiestas independientes sin un lugar fijo de reunión. La asignatura pendiente es tener locales permanentes donde ubicar esta alternativa lúdica. «Llevo 20 años saliendo. Quien lo monte, ganará dinero», sentencia Silvia Infante (Rosanegra), imaginando ese gran local en Andalucía dedicado a las lesbianas.

En Granada, todavía cuentan con La Sal, y en Sevilla tienen algo parecido: un templo lésbico en forma de restaurante en el centro histórico de la capital hispalense llamado Maravilla. Tres socias y doce trabajadoras, de las cuales el 80% son lesbianas, llevan desde hace cuatro años desempeñando ese papel. Tanto es así que su iniciativa y esfuerzo por la visibilidad lésbica las llevaron a promover el año pasado la primera carroza de mujeres en el Orgullo de Sevilla. Este año repetirán la hazaña con la colaboración de Morena Mía. Asun López, una de las fundadoras de estas fiestas sevillanas, defiende la cooperación como una de las soluciones: «Todo el mundo debería colaborar y apoyar este tema. La clave está en la unión y en remar todas juntas para conseguirlo. Cooperar entre todas y entre las diferentes fiestas que se están celebrando en Andalucía».

Otra herramienta para revertir esta situación son las asociaciones. «En este año va a haber un cambio importante para el colectivo lésbico. Sería importante crear una asociación de lesbianas como tal, para tener una mejor representación y voz», opina Nacho Martínez, de ACOGAT. Un reclamo al que se une Lupe González (No Bollodrama Party): «¿Dónde están las asociaciones? Hacen falta».

Este era el panorama del asunto apenas medio año atrás, cuando SIX empezó a trabajar en este reportaje. Afortunadamente, las cosas han cambiado para mejor y ya es una realidad que el 2024 será el año del cambio para el ocio lésbico en Andalucía y, concretamente, en Torremolinos. Por primera vez, este año el Pride de esta ciudad tendrá un día dedicado a ellas. Un fecha extra, el miércoles 29 de mayo, que amplía la actual programación. Este evento tendrá la firma de Fulanita de Tal que, junto al Fulanita Fest (Fuengirola, 25 de mayo), aportarán su experiencia en la celebración de eventos para lesbianas.

En el caso de las fiestas periódicas, No Bollodrama Party seguirá con sus eventos mensuales en Málaga, además de la intención de organizar alguna reunión en Torremolinos este verano. También en estos últimos meses se ha añadido a la oferta de fiestas periódicas para ellas Afrodita Party, una empresa creada desde Torremolinos para incentivar el ocio lésbico. Alexandra Solís, su fundadora, ha experimentado en pocos meses un rotundo éxito: la empresa se ha subdividido en Afrodita Events (fiestas), Afrodita Tours (viajes) y Afrodita Sports (eventos deportivos en colaboración con Diversport). Y con la unión de los hoteles Ritual y Sireno, Afrodita Party está haciéndose fuerte como promotora de experiencias completas de ocio y alojamiento en Torremolinos para lesbianas.

Además de todo esto, esta empresa de reciente creación se unirá a Reynas para traer la primera carroza lésbica al desfile del Pride Torremolinos del 1 de junio, junto al patrocinio de ACOGAT. Un hito clave para que las mujeres también tengan su espacio en la celebración y un ejemplo clarividente de que la unión hace la fuerza.

Una unión que muchas de las entrevistadas en este reportaje echaban en falta en forma de asociación. Y esto también se ha conseguido en los últimos meses. Las chicas de Reynas Torremolinos, con Mila Moreno y Patxu López al frente, han creado la primera asociación de lesbianas de Málaga –y unas de las pocas que existen en Andalucía–. Una agrupación que recién ha iniciado su andadura y que, entre otras funciones, tendrá un papel protagonista en la organización del Pride de Torremolinos de este año y en la candidatura de la ciudad al EuroPride 2027. Además de continuar con sus fiestas-experiencias periódicas (Pipazo Party y Pipazo Weekend), organización de cruceros y otros eventos para completar el abanico.

Sevilla no se quedará atrás y contará por segundo año consecutivo con una carroza lésbica, gracias a la unión del restaurante Maravilla y de la empresa de fiestas para lesbianas Morena Mía. Asun López, una de sus fundadoras, resume el próximo objetivo que debe conseguir el colectivo lésbico en Andalucía: «A ver si podemos tener un bar en cada ciudad andaluza». Dentro de medio año lo contaremos, ya sea en un ensayo o en la barra de un bar.

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