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El próximo 2 de noviembre, los portavoces de todos los 'orgullos' europeos se reunirán en Oporto para decidir si finalmente Torremolinos será la ciudad organizadora del Europride en 2027. La candidatura es la única que cuenta con un apoyo institucional tan grande. Ayuntamiento, Junta de ... Andalucía y Gobierno de España. La ministra, Ana Redondo, considera que elegir Torremolinos vendría a confirmar que nuestro país es un «ejemplo europeo» de libertades en un contexto de «retrocesos» en buena parte del Viejo Continente. Además, la titular de la cartera de Igualdad reivindica la entrada en vigor de la 'ley Trans', una ley que está sirviendo, asegura, para lo que se aprobó.
–Estamos a un mes de conocer si Torremolinos va a albergar el Europride. ¿Cómo de importante sería para España que finalmente los orgullos europeos elijan esta localidad?
–Es un acontecimiento que nos pone como ejemplo de diversidad, de integración y de respeto de los derechos humanos. España es un país profundamente diverso y respetuoso –a pesar de que haya episodios que puedan cuestionar esta realidad– y lo cierto es que el Europride nos confirmaría esta realidad. Que Torremolinos pudiera albergar este gran evento nos indicaría que seguimos siendo el país en el que los derechos de todas las personas están garantizados, con independencia de su procedencia, de sus identidades y de cualquier cuestión que no tiene nada que ver con el hecho de ser persona. Creo sinceramente que para el Gobierno progresista y para España sería un reconocimiento de lo que somos.
–Cada candidatura tiene sus circunstancias, pero ninguna cuenta con un apoyo institucional como el que existe aquí. Está el ayuntamiento, la Junta de Andalucía, su ministerio… y además con partidos diferentes.
–Es una candidatura que vehicula a través de Torremolinos todo lo que es la sociedad española. Una sociedad muy respetuosa de los derechos de todas y de todos y con el concepto de igualdad por bandera. Eso nos enorgullece como sociedad. Nos enorgullece la igualdad y nos enorgullece la capacidad que tenemos de integrar la diversidad con absoluta naturalidad y normalidad. Ese reconocimiento nos haría todavía una sociedad y un país más fuerte. Y esto llegaría además en un momento en el que, lamentablemente, estamos viendo una regresión en muchos lugares del mundo donde la extrema derecha llega con el paquete de odio en el que se incluyen los inmigrantes, el colectivo LGTBIQ+ y también las mujeres. En este momento histórico, precisamente que España reivindique la diversidad y los derechos humanos en igualdad y libertad es un ejemplo para el mundo. Por eso creo que la candidatura de Torremolinos al Europride es la candidatura de toda España.
–Aunque el Europride tiene un componente innegable de ocio y de turismo, la realidad es que nace con la idea de reivindicar los derechos, es decir, con un enfoque más social. En los últimos tiempos hay gente que dice que en España ya no hay nada que hacer con el tema LGTBI porque ya está todo conseguido. No sé qué le parece esa afirmación.
–Somos una sociedad muy respetuosa que aceptamos la diversidad como un valor. Es decir, buscamos la diversidad, somos un país de mestizaje. Lo hemos hecho a lo largo de la historia, nos hemos mezclado mucho. Respetamos al que venga de donde venga, independientemente de su identidad de género o sexual. Pero es verdad que estamos viendo una regresión, como le decía. Hemos visto recientemente los datos del Ministerio del Interior. Han crecido un 17% los delitos de odio, y el colectivo LGTBIQ+ es uno de los que más acumula. Por lo tanto, existe ese riesgo de regresión importante que comentaba. La situación de las personas del colectivo LGTBIQ+ ha avanzado mucho, pero desde luego queda mucho por hacer. El Europride ayudaría a visibilizar la alegría de la diversidad.
–No sé si han analizado en el Ministerio de Igualdad de dónde viene ese enorme crecimiento de los delitos de odio. Hay incluso quien afirma que es porque ahora la gente denuncia más que antes. ¿Lo cree así?
–Ahora se denuncia más y de manera distinta. Se denuncia por el hecho delictivo y se denuncia también como reivindicación. Y me parece que eso es importantísimo. Estamos viendo que, efectivamente, hay un número de denuncias muy superior a hace unos años, y lógicamente también estamos viendo que la extrema derecha es un peligro. Y es un peligro porque entre otras cosas acampa a sus anchas por las redes sociales, donde se alimenta el odio.
–También se habla mucho últimamente de lo que piensan los jóvenes. Los recientes estudios aportan una lectura que habla de una situación asimétrica. Hay jóvenes cada vez más abiertos, pero también hay jóvenes con discursos muy extremistas.
–Sí, lo que hemos visto en los informes que barajamos –y que además creo que muestran muy bien la realidad– es que la gente joven, fundamentalmente menores de 30 años, están muy influidos precisamente por esta corriente política reaccionaria. Hay una auténtica batalla cultural en las redes sociales y la gente que no ha conocido la represión franquista, que no ha vivido en primera persona lo que ha sido la falta de libertades y las coacciones y el rechazo que recibían sistemáticamente por el franquismo hacia el colectivo, no tiene memoria histórica. La falta de memoria es peligrosísima porque, como digo, estos movimientos reaccionarios en las redes sociales están utilizando lenguajes claramente discriminatorios hacia el colectivo. También de mujeres en relación con hombres. Es la primera generación donde existe una brecha tan evidente. Pero eso también tiene mucho que ver con esta batalla reaccionaria que se está dando a nivel global, porque recuerdo que no es una cuestión de España. De hecho, le diría que en nuestro país es donde menos está golpeando. Aquí nos hemos resistido, hace un año el Gobierno progresista volvió a dar un paso adelante para frenar a la extrema derecha. Pero estamos viendo a todo nuestro alrededor, en toda Europa, que la extrema derecha va ganando espacio político. Yo por eso creo que es el momento de reivindicar los derechos, es el momento de reivindicar la igualdad en libertad. Y en ese sentido, el Europride puede ser perfectamente un escaparate para que España se reconozca como ese país donde la convivencia es pacífica y un valor seguro. Frente a otros países, yo creo que el nuestro tiene que reivindicarse como un valor seguro de los derechos y de la igualdad.
–¿Qué balance hace de la aplicación de la 'ley Trans'? ¿Está funcionando?
–No me cansaré de decir que es una buena ley. Una ley que resuelve problemas y es que para eso estamos en política. Para eso están las leyes, para resolver problemas. Mire, en el año prácticamente que lleva de vigencia la ley, en torno a cinco mil personas han pasado por el registro, han podido cambiar su sexo, han podido cambiar su nombre y han mejorado enormemente su vida adaptando la documentación oficial a su sentimiento, a su identidad. Eso es muy importante, no solamente para estas personas, sino para todos sus entornos, para sus familias, para la vida en general. Y yo creo que hay que sentirse orgulloso de que una ley sirva para resolver problemas que a lo mejor estaban enquistados o no se agilizaba su solución. Eso es muy positivo. Toda ley tiene una trampa, eso no nos puede sorprender.
–En los últimos meses hemos visto un paseíllo de señores en las televisiones que decían que se cambiaban el sexo en el registro argumentando algunas razones que poco tenían que ver con la esencia de la ley. Parte del colectivo está molesto porque no parece que a estas personas se las esté investigando por presunto fraude. ¿Realmente la ley permite combatir estas situaciones?
–Sí, absolutamente, y ya se están combatiendo. Estamos viendo sentencias muy claras en contra, pero como digo, es que el fraude es generalizado en todas las leyes. No hay una sola que no genere fraude. Fraude de todo tipo, desde fiscales hasta los normativos. No nos puede sorprender. Es verdad que hay un foco muy puesto en cómo se aplica esta ley, porque trae una controversia histórica. Pero ese foco es positivo, porque nos permite inmediatamente detectar el fraude, detectar el abuso. Y ante ello hay que tener claras varias cosas. Primero, que la ley no lo tolera. Es decir, cuando se producen abusos, por ejemplo, para evitar una condena penal porque la persona se cambia de sexo para evitar una sentencia o una condena por violencia de género, eso está establecido en la ley claramente. Clarísimamente. Y se prohíbe ese cambio, es decir, es nulo de pleno derecho. En segundo lugar, también hay que tener en cuenta que la Fiscalía actúa. Y la Fiscalía actúa muchas veces por un conocimiento que tiene de los medios de comunicación. Como los medios de comunicación están muy focalizados en este tema, es muy fácil que a la Fiscalía le llegue la noticia.
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