![El acoso escolar, un problema que se agrava en los jóvenes LGTBI](https://s2.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/2023/11/20/image-RhRCKz3uJL23GlvFHyqSazN-1200x840@Diario%20Sur.jpg)
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Víctor Rojas
Lunes, 20 de noviembre 2023, 22:41
El 28,5% de los jóvenes LGTBI son víctimas de acoso escolar, mientras que el 39,7% son víctimas de acoso LGTBIfóbico. En el caso de las personas que no son del colectivo baja hasta el 17,8% en el acoso general. En cuanto al ciberacoso, lo sufren el 18,7% de los estudiantes LGTBI, así como el 26,2% cuando se trata de ciberacoso LGTBIfóbico. Unos datos sacados del proyecto 'Acoso LGBTQ+ en jóvenes andaluces: una realidad invisibilizada', que pone el foco en estos casos. «En España son pocos los estudios que tenemos sobre este tema. Y, específicamente, sobre acoso y ciberacoso relacionado con diversidad sexo genérica en Andalucía no teníamos ninguno», explica la investigadora principal, Paz Elipe, profesora de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Universidad de Jaén (UJA), sobre la necesidad de avanzar en esta línea de investigación.
Uno de los objetivos de este pionero proyecto es determinar si cuando se estudia el acoso general, también se detecta el acoso LGTBIfóbico. «Nos hemos dado cuenta de que no. Además de valorar el general, tenemos que incluir otras medidas y prestar atención a otros aspectos», comenta Elipe. Sin embargo, la dinámica es la misma: hay una víctima, un agresor o varios y un grupo de gente que sabe de esta situación –espectadores– que, algunos apoyan a la víctima y otros al agresor, aunque la mayoría opta por no hacer nada. Pero también existen unas especificidades que hacen que haya que actuar de una manera diferente.
Entre ellas, el desequilibrio de poder. Mientras que en el acoso general se crea día a día en el aula y se le va aislando y victimizando cada vez más, en el acoso LGTBIfóbico se produce por el estigma social que tiene «salirse de la heteronormatividad». «Cualquier cosa que se sale de eso te sitúa en una zona de riesgo. Socialmente se entiende que eso es menos valioso y que se pueden hacer burlas. Esa es la clave que atraviesa este tipo de acoso y que lo hace específico», cuenta la investigadora. Además, añade que estas ideas son aprendidas desde pequeños y, esto, hace que se disfrace de broma y no se le dé la importancia que merece.
En este sentido, Andalucía es pionera en poner en marcha legislación para proteger a los menores y jóvenes del colectivo con leyes, por ejemplo, para la no discriminación por identidad de género, para garantizar los derechos de las personas LGTBI y con protocolos de actuación sobre identidad de género en el sistema educativo andaluz, entre otras normas. «También hay que tener en cuenta que hay voces que, cada cierto tiempo, cuestionan el trabajo educativo que se está haciendo en este sentido y amenazan con temas como el del famoso pin parental», destaca. Entonces, a nivel legal existe protección y respaldo, pero hay que «ver cómo se está desarrollando a nivel práctico».
Además, los resultados de este estudio van en la misma línea que otros más generales. «No encontramos una gran diferencia con estudios de otros países. No es bueno porque son altos, pero son coherentes con la literatura internacional», cuenta Elipe. Cabe destacar que este estudio es más completo, en cuanto a introducir los cambios recientes y no sólo centrarse en la homofobia, y más nuevo que otros en los que se han fijado. Tampoco han encontrado otro estudio similar a nivel autonómico ni con las mismas herramientas para medir los casos de acoso LGTBIfóbico.
Este estudio recoge el contexto educativo en general, no sólo está hecho con personas LGTBI. «Queremos que quede claro que este no es un problema de estas personas, sino un problema social», afirma. Un problema de las personas que agreden, no de las agredidas. Por ello, centran su mirada en la LGTBIfobia, no en el colectivo LGTBI. En esta línea, no pueden afirmar con rotundidad si una parte del colectivo sufre más que otra el acoso. Pero la tendencia, en general, apunta a que las identidades trans y la bisexualidad son las más castigadas en los centros educativos.
'Acoso LGBTQ+fóbico en adolescentes andaluces: una realidad invisibilizada', proyecto financiado por la Fundación Pública Andaluza Centro de Estudios Andaluces, es más que un estudio, también cuenta con una guía para prevenir estos casos de acoso LGTBIfóbico. Unas propuestas de intervención basada en la evidencia empírica previa que puede servir al profesorado para trabajar este tema. «Para que estas herramientas sean efectivas tienen que estar incluidas dentro de un plan de convivencia coherente. No es un trabajo de un único día», explica Elipe. Unas propuestas que se organizan en tres ejes: 'diversidad y diferencias', 'estereotipos, prejuicios y discriminación' y 'acoso LGBTQ+fóbico', que incluyen distintas sesiones para trabajar en la prevención en las aulas.
«Cuando ya se da un caso de acoso o ciberacoso, por desgracia, es que hemos llegado tarde», apunta la docente. Cuando hay un caso de acoso hay que intervenir, añade Elipe, quien reconoce que es más eficaz prevenir, incluso a nivel de inversión pública. «No hay que prevenirlo sólo porque en un centro pase, sabemos que son fenómenos inherentes al desarrollo de los grupos», señala. Por ello, la idea es ir incorporando estas herramientas como parte de la práctica educativa habitual.
Esta investigación ha sido llevada a cabo por el grupo de investigación Interpersonal Aggression and Socio-Emotional Development (IASED), compuesto por docentes de la Universidad de Jaén y de Sevilla, grupo en el que trabaja Elipe y que ya tiene en marcha otros trabajos en esta misma línea. En concreto, van a empezar a trabajar en el desarrollo de una propuesta de formación del profesorado para prevenir este tipo de acoso y todos los basados en el estigma. Además, también están trabajando en otros temas de ciberodio, ciberespectadores y asuntos vinculados.
«Con este proyecto hemos percibido que a los profesores les faltan herramientas concretas para abordar algunas situaciones de este tipo», comenta Elipe, cuyo grupo de investigación «tiene claro» que para prevenir el acoso es fundamental la formación del profesorado y de las familias. En este sentido, van a poner el foco en la mirada: «Muchas veces estamos viendo cosas que nos parecen bromas o que nos parecen conflictos puntuales y quizás es porque no estamos entrenados», concluye.
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