Sendero del Charco de la Cal

Desde el monumento a los castañeros, en la plaza de Andalucía, habrá que buscar la salida del pueblo hacia Pujerra, es decir, la travesía Pío XII que pasa a convertirse en la carretera MA-7300. Por ahí, habrá que caminar con precaución en la medida de lo posible por la izquierda, para ver venir los vehículos de frente, durante un poco más de un kilómetro desde la salida del casco urbano. En concreto, habrá que abandonar la mencionada vía tras hacer una pronunciada curva y cruzar por ella el río Seco. A la izquierda, se podrá ver el cartel oficial de esta ruta homologada.

Desde el desvío del puente del río Seco, el camino discurrirá durante algo más de un kilómetro por un carril hormigonado, lo que permite caminar cómodamente. Ahí empezarán a aparecer las primeras cuestas, al mismo tiempo, que se van apreciando los primeros castañares. Este sendero se adentra en el valle del río Seco, de tal forma, que el cauce fluvial siempre queda a la izquierda. Este dato es importante tenerlo en cuenta para no desviarse por otros caminos. Aún así, en casi todos los casos las señales están bien colocadas.

Tras algo más de un kilómetro y medio recorrido, el carril hormigonado pasa a ser de tierra, salvo algunos tramos puntuales, de tal modo que va cambiando también el paisaje y hacerse más predominante el castaño, que es el principal cultivo de esta zona del Alto Genal.

Tras algo más de tres kilómetros de recorrido, con algunas pendientes acentuadas, el sendero va virando poco a poco hacia la izquierda, siguiendo el cauce del río Seco. El castañar se hace cada vez más presente, lo que se nota especialmente durante la segunda quincena de noviembre, en lo que se conoce como el Bosque de Cobre.

A falta de 200 metros para llegar al final de la ruta, habrá que estar muy atentos para dejar el carril de tierra por un sendero de descenso pronunciado que hay a la izquierda. Por él habrá que bajar con cuidado y pasar entre algunas encinas de gran porte para dirigirse al río Seco. A su encuentro, habrá que girar a la derecha por un sendero estrecho y no muy cómodo, debido a la espesa vegetación en la zona.

En los últimos 100 metros, el murmullo del río Seco hará intuir el sentido a seguir, aunque en algunos casos haya que seguir subiendo. Finalmente, en un claro de la vegetación se podrá ver abajo, en el curso del río, el Charco de la Cal, que es el punto final de la ruta. Es posible acercarse más, pero para ello hay que tomar un pequeño desvío unos metros antes. En cualquier caso, habrá que tener mucha precaución, sobre todo en épocas de lluvias, ya que el terreno puede estar embarrado y, por tanto, muy resbaladizo.

El regreso habrá que hacerlo por el mismo camino usado en la ida. Así, se puede llegar al pueblo de Igualeja en una hora y media aproximadamente. Allí, merece la pena adentrarse en su casco urbano. Además de sus ermitas y su iglesia, sobresale el Barrio del Albaicín y algo más arriba el Nacimiento del Genal, catalogado como Monumento Natural de Andalucía y Rincón Singular de Málaga.

La vegetación predominante es el castaño, que en el ocaso del otoño (normalmente, a partir de la segunda quincena de noviembre y antes del ecuador de diciembre) ofrece estampas muy singulares tanto en Igualeja como en otros pueblos del entorno. Hoy esto se conoce como el Bosque de Cobre. Además de castaños, en esta zona se podrán también ver encinas, quejigos, pinos de Monterrey, jaras, brezos, madroños, zumaques e incluso algún acebo. En lo que se refiere a fauna, la zona suele estar sobrevolada por algunas rapaces e incluso por buitres leonados. Más difíciles de ver serán los mamíferos que habitan esta zona, como el tejón, el meloncillo o el gasto montés, entre otros.