Senderismo Málaga: Almogía-Santi Petri

Esta ruta une el pueblo de Almogía con el punto más elevado de su término municipal, situado casi a 800 metros de altitud sobre el nivel del mar, lo que lo convierte en un excelente mirador de la provincia de Málaga.

El punto de partida de esta ruta, al igual que otros itinerarios de esta localidad, está en su propio casco urbano. Concretamente, entre el albergue local y la Posada de Almogía, en la travesía urbana, se encuentra el arranque oficial tanto de ésta como de otras rutas, como una de las etapas del Camino Mozárabe o la que va hasta el Llano del Espinar (COORDENADAS 36.830272, -4.541189). Para llegar hasta allí se puede ir desde la barriada malagueña del Puerto de la Torre en un trayecto que no supera los 20 minutos. Otra opción más compleja es ir desde el nordeste desde Casabermeja, a través de la pedanía de Arroyo Coche.

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En las inmediaciones del punto de partida, donde hay una parada de transporte público interurbano, es fácil aparcar. Desde allí habrá que iniciar el camino hacia el casco urbano para después girar, siguiendo siempre las indicaciones, hacia el cuartel de la Guardia Civil. Desde allí, el camino comenzará a descender, poco a poco, hacia la ribera del arroyo Cupiana, donde se encuentra el punto más bajo de este itinerario.

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Una vez que se cruza el arroyo Cupiana, normalmente sin dificultades por llevar poca agua, se comienza un ascenso continuo hacia Santi Petri. En un primer momento, se pasa junto a un antiguo cortijo abandonado -la 'casa de Juan Matas'-, situado junto al río. Después, el camino asciende hasta un carril de tierra donde pueden circular vehículos. Hasta ahí este itinerario senderista, que ha sido posible gracias al taller de empleo de Almogía, coincide con otra ruta, la que lleva hasta Lo Bernabé. Por ello, habrá que estar muy atentos a las indicaciones y los desvíos. En este caso, los hitos que marcan la subida a Santi Petri usan flechas rojas, mientras que la otra están pintadas en verdes. En cualquier caso, tras llegar al mencionado carril de tierra, ambos caminos se separan.

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El camino hacia Santi Petri se desvía por un sendero estrecho y empinado que asciende entre una espesa vegetación mediterránea y sale a un denso almendral, que suele tener su mejor momento en su floración, entre los meses de enero y de febrero. Tras subir por una cuesta bastante empinada comienza a atisbarse en lontananza, al noroeste, la cumbre de Santi Petri, para la cual quedarán, eso sí, algo más de dos kilómetros. Tras llegar al conocido como cruce del Peñón -también conocido como Lo Castillo- se toma el desvío que se dirige a los pies de Santi Petri.

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Una vez que se llega a los pies de Santi Petri por un cómodo carril de tierra, habrá que estar muy atentos a la izquierda para salir por un sendero que acomete una dura subida hacia el cerro de Santi Petri. En concreto, este tramo, que es el más duro con diferencia de esta ruta, tiene una longitud de poco más de 400 metros en los que se salvan un desnivel de algo más de 120. Teniendo en cuenta esto, habrá que tomarse esta subida con la calma y la energía necesarias para llegar al final del itinerario, situado en el punto geodésico de Santi Petri.

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El cerro de Santi Petri con sus 798 metros de altitud es un excelente mirador de la provincia de Málaga. Desde allí se divisa buena parte del Valle del Guadalhorce, la Sierra de las Nieves, el Valle del Guadalteba y las sierras calizas que hay entre el Desfiladero de los Gaitanes y el Torcal de Antequera. Desde allí se pueden ver muchos pueblos del entorno, como Cártama, Álora, Villanueva de la Concepción o Almogía. Además de ser un valioso balcón natural, no hay que olvidar que Santi Petri tuvo en su día un castillo de gran valor estratégico. Aunque no resultará fácil encontrar vestigios en la cima, esta fortaleza fue uno de los baluartes defensivos de la revuelta de Bobastro en el siglo X.

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Este itinerario es hoy el más directo a Santi Petri desde Almogía. Hay otra opción que tiene menos pendientes, pero una mayor longitud -casi el doble-, que pasa por el enclave conocido como las Dos Herrizas.

La variedad botánica es una de las notas predominantes en este recorrido. A pesar de que los almendrales, en mayor medida, y los olivares son abundantes durante el camino, también se puede disfrutar de una frondosa vegetación ribereña. Así, se verán zarzamoras, cañaverales, adelfas, juncos o álamos blancos. También se podrán ver especies autóctonas muy mediterráneas, como encinas, algarrobos, coscojas, acebuches, espinos, jaras, lentiscos, torviscos o matagallos. Granados, alcornoques, higueras e incluso palmitos son otras especies vegetales de interés en este camino. En lo que se refiere a fauna, se pueden llegar a ver en el camino desde la cabra montés hasta el águila perdicera.

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