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Esta ruta de senderismo, que corresponde con la décimo octava etapa de la Gran Senda de Málaga, es idónea para la primavera, ya que pasa junto a las reservas naturales de las lagunas de Fuente de Piedra y de Campillos.
Comarca Vega de Antequera - Valle del Guadalteba
Nivel de dificultad Media
Tipo de ruta Lineal
Duración aproximada 4 horas (sólo ida)
Longitud del trayecto 18 kilómetros (sólo ida)
Altura mínima 411 metros
Altura máxima 469 metros
El punto de partida de esta ruta está junto a la reserva natural de la Laguna de Fuente de Piedra. Concretamente, se puede empezar junto al centro de visitantes José Antonio Valverde (COORDENADAS 37.132574, -4.742456). Para llegar hasta allí, lo más cómodo y sencillo es ir hasta el pueblo de Fuente de Piedra por la A-92. Desde la entrada del pueblo se podrá acceder fácilmente a la laguna.
1. Ver en un mismo itinerario distintas laguna salinas endorreicas no está al alcance en muchas rutas senderistas europeas. Por eso, la décimo octava etapa de la Gran Senda de Málaga, entre Fuente de Piedra y Campillos, se convierte en un tramo especialmente atractivo para los aficionados a la ornitología, ya que en estos humedales se suele concentrar una avifauna muy característica, que incluye desde fochas comunes a flamencos rosas.
2. La ruta comienza junto al centro de visitantes José Antonio Valverde, que tiene una zona de aparcamiento apenas a unos metros. Antes de empezar la excursión, es muy recomendable visitar este edificio, en cuyo interior se podrá conocer mejor las características de la laguna de Fuente de Piedra, así como su fauna, en la que destaca muy especialmente el flamenco rosa. En el arranque de la ruta se pasa junto al perímetro de la Laguna de Fuente de Piedra por la Cañada Real que antaño servía para ir hasta Sevilla. De esa forma, se van teniendo distintas perspectivas del principal humedal salino de Andalucía, donde llama la atención la colorida presencia de los flamencos, que tienen allí el principal punto de reproducción de toda la Península Ibérica.
3. Posteriormente se accede hasta el término municipal de Campillos donde comienzan a apreciarse algunas de sus lagunas más importantes. Entre ellas, está la de Lobón, que recibe el mismo nombre de un cortijo abandonado situado en su orilla. A pesar de no encontrarse en muy buen estado, aún se puede apreciar la grandeza de ese inmueble con muchas de sus dependencias o su propia era, situada justo al camino por el que también se accede a la orilla de la laguna.
4. Desde allí el carril de tierra, convenientemente señalizado, conduce hacia la vertiente norte de la laguna Dulce, otro de los humedales importantes del interior de la provincia de Málaga. De mayores dimensiones que la anterior, allí es frecuente ver una amplia gama de aves. Se recomienda especialmente su observación a través de los miradores habilitados.
5. Desde allí apenas hay unos cinco minutos a pie para llegar al casco urbano de Campillos, un pueblo de calles anchas, trazadas sin apenas inclinación, donde todavía hoy se mantienen casas solariegas y señoriales que se levantaron entre los siglos XIX y XX. Destaca la esbelta y singular parroquia de Nuestra Señora del Reposo, que se levantó originalmente a principios del siglo XVI (1506). Pese a ello, el edificio sufrió importantes modificaciones a finales del XVIII y principios del XIX hasta dejarlo prácticamente con su actual aspecto. Destaca especialmente su fachada principal, de estilo barroco, considerada como una de las más espectaculares de la provincia. También llama la atención la torre campanario que se avista prácticamente desde cualquier punto del casco urbano.
Este itinerario permite avistar distintas especies ornitológicas tanto en las lagunas de Fuente de Piedra y de Campillos (especialmente en la Dulce). En la primera de ellas, sobresale el flamenco rosa, aunque no es ni mucho menos la única especie de estos humedales. Con unos prismáticos se podrán avistar gaviotas reidoras, grullas, avocetas, patos cuchara, cigüeñuelas o ánades reales. En el entorno también se pueden ver otras aves, como cernícalos, abubillas y codornices, así como numerosos mamíferos, como topos, lirones, musarañas o erizos.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
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