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Esta ruta de senderismo recorre una de las zonas menos conocidas del territorio de Almogía, en el valle del río Campanillas, exclusivamente en el territorio ... del pueblo de Almogía. Aunque el sendero no es muy largo, permite aproximarse al Charco del Infierno, uno de los rincones singulares de la provincia de Málaga. Al mismo, tiempo sirve como un excelente mirador de la cola del embalse de Casasola.
Comarcas Valle del Guadalhorce
Nivel de dificultad Baja
Tipo de ruta Lineal
Duración aproximada 40 minutos (sólo ida)
Longitud del trayecto 1 kilómetro (sólo ida)
Altura mínima 196 metros
Altura máxima 248 metros
El punto de partida de esta ruta está muy cerca de la carretera A-7075, que es la que bordea el pantano de Casasola por su cara este. Concretamente, el arranque del itinerario se encuentra a pocos metros de un cruce con una carretera secundaria que comunica con el pueblo de Almogía (36.827378, -4.514544). El inicio está muy cerca, a su vez, del cauce del río Campanillas, antes de que éste deposite sus aguas en el embalse de Casasola. El problema principal de esta ruta no está en el acceso al punto de partido sino al estacionamiento del vehículo, ya que apenas hay espacio cerca para dejar el coche bien estacionado.
1. El punto de partida de esta ruta está indicado con un cartel del Ayuntamiento de Almogía, que ofrece más información de la misma en su página web. La ruta arranca oficialmente desde el mismo pueblo, aunque la parte más interesante llega en el entorno del río Campanillas. Por esa razón, es especialmente recomendable este tramo de poco más de un kilómetro, que está situado muy cerca de la carretera A-7075, que bordea el pantano de Casasola.
2. El cartel, situado a pie de carretera, indica el sentido a seguir a través de una vereda ancha en su primera parte. Tras dejar una propiedad privada a la derecha, el camino comienza a discurrir en paralelo al río Campanillas, si bien a un nivel mucho más elevado.
3. Tras unos cuatrocientos metros se comienza a ver una perspectiva más amplia del valle del río Campanillas. Al estar por encima del cauce, incluso se atisba el enclave rocoso que alberga el Charco del Infierno, que es el principal atractivo natural de esta ruta. No en vano, este enclave está declarado como rincón singular por la provincia de Málaga (No hay que confundir este enclave con otra poza que tiene la misma denominación en el cauce del río Manilva)
4. Según se avanza por el camino en el mismo sentido que baja el río, la senda se va volviendo más estrecha, hasta el punto de que en ciertas épocas del año la vegetación consigue desdibujarlo. Pese a ello, hay varias balizas que indican el sentido a seguir. La parte más compleja del itinerario llega cuando comienzan a surgir varios caminos pequeños que, en la mayoría de los casos, confluyen entre sí. Sin perder de vista el río, que siempre está a la izquierda, el principal objetivo debe subir hasta una pequeña cota que permite ver una vista panorámica de la cola del embalse, que suele resultar muy espectacular en determinadas épocas del año.
5. Desde esta ruta, también se alcanza a ver uno de los meandros más pronunciados del cauce del Campanillas. Allí se atisba uno de los puentes que antaño eran fundamentales para pasar de un lado al otro del río. No en vano, éstas y otras pasarelas conformaban parte del llamado Camino Real que unía a Málaga con Antequera a través de este valle.
6. Tras contemplar las vistas panorámicas del embalse, habrá que regresar por el mismo camino. Eso sí, tras superar el ecuador de este retorno, merece la pena seguir una estrecha vereda que permite acercarse al cauce del río. Así, se podrán ver algunas pasarelas que todavía se usan o ver mucho más de cerca el roquedal calizo que guarda en su interior el llamado Charco del Infierno. Eso sí, no conviene acercarse mucho a él, ya que es un enclave abrupto, que, en ocasiones, puede ser resbaladizo y, por tanto, peligroso.
Esta zona del valle del río Campanillas ofrece una gran variedad botánica.. En el entorno del río, se pueden ver especies vegetales tan dispares, como lentiscos, retamas, aladiernos, esparragueras, jaras blancas, alcaparras, espino negro alhucemillas, tomillos, hinojos, escobillas, bolinas o matagallos. Además, se conservan majestuosas encinas y olivos centenarios, que consiguen dar al recorrido mucho más valor. En lo que se refiere a fauna, se pueden ver algunas aves rapaces, como el cernícalo común, y otras propias de ribera, como la garza real, el andarríos, la lavandera o la tarabilla. Además, se pueden ver en el propio río peces y ranas.
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