Breve ruta de senderismo que une dos de los enclaves más singulares del pinsapar de Yunquera, el puerto del Saucillo y la Cueva del Agua. Parte de este camino coincide con una etapa del GR-243, que une a Yunquera con El Burgo a través de la Sierra de las Nieves.
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Comarca Sierra de las Nieves
Nivel de dificultad Baja
Tipo de ruta Lineal
Duración aproximada 45 minutos (sólo ida)
Longitud del trayecto 2 kilómetros (sólo ida)
Altura mínima 1.128 metros
Altura máxima 1.260 metros
El punto de partida de esta ruta es el mirador del Puerto del Saucillo (Coordenadas 36.722086, -4.9653138), situado en el término municipal de Yunquera. Para llegar hasta este punto hay que tomar un carril de tierra próximo al camping de Yunquera. Se trata del Camino Forestal que, en principio, aparece hormigonado y posteriormente tiene un firme de tierra. Por tanto, se recomienda circular despacio para evitar algunos baches que pueda haber en el camino. Tras un ascenso continuo de algo más de 2 kilómetros se llega hasta una bifurcación en la que habrá que tomar el carril de la derecha. Por ese camino, se accederá hasta el punto indicado, siempre en carril de tierra. Hay aproximadamente una decena de plazas de aparcamientos junto al mirador. El acceso hasta este balcón natural puede estar restringido a vehículos a motor en determinadas épocas del año, sobre todo en verano y primeras semanas del otoño.
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El mirador del Puerto del Saucillo no sólo es el punto de partida de esta breve ruta sino que es uno de los mejores balcones naturales de la Sierra de las Nieves. Conviene, por tanto, dada la escasa longitud de este itinerario, disfrutar de sus espectaculares vistas panorámicas. Después, habrá que buscar el inicio del sendero, que se encuentra a la derecha del carril por el que se accede. Hay que eludir, por tanto, un camino señalizado a la izquierda, que se dirige directamente a Puerto Bellina.
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Una vez que se ha tomado el camino correcto, un estrecho sendero que comienza con un ligero descenso, se caminará por un bonito pinsapar, en el que aguardan singulares ejemplares. Entre ellos, está el que se conoce como el pinsapo del Candelabro, denominado así por la forma de su tronco y los distintos brazos que salen de él. Este árbol, que está señalizado convenientemente, es uno de los hitos de esta primera parte del camino, ya que está a unos quinientos metros del punto de inicio. Tras pasar junto a él, habrá que tener en cuenta un posterior desvío a la derecha –unos trescientos metros más tarde-, que continúa por un sendero que aparece en muchos mapas como el Camino de la Cueva del Agua.
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El sendero, que, durante los primeros metros tras el desvío, tiene escasos desniveles, comenzará a bajar hasta la Cueva del Agua en los últimos ochocientos metros de recorrido. Así, antes de emprender este descenso, el camino pasa por la Chaparrera, una de las fuentes históricas de la Sierra de las Nieves. Poco después se llegará a un pilón situado a pocos metros de la entrada de la gruta que es el punto de llegada.
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Durante este recorrido se puede disfrutar de uno de los mejores bosques de la Sierra de las Nieves, donde los pinos y los pinsapos se alían para conseguir un entorno mágico. Aunque se trata de un recorrido relativamente corto, habrá que estar pendiente a algunos desniveles de la ruta y a la señalización, que, en ocasiones, puede resultar algo confusa.
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La Cueva del Agua está considerada como uno de los enclaves más singulares de la Sierra de las Nieves. La gruta, que durante años ha sido como refugio para ganado, suele tener agua en determinadas épocas del año, sobre todo después de copiosas lluviosas invernales o primaverales. Uno de los mayores atractivos de esta zona, además del valor geológico de la propia cavidad, está en el entorno, un espléndido bosque de pinsapos y pinos.
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Para volver, habrá que regresar por el mismo camino, aunque, si hay tiempo, se podría conectar con el breve itinerario que lleva hasta Puerto Bellina.
Además del valioso pinsapo, se pueden ver en el camino distintos tipos de pinos, como el carrasco y el resinero. Además, también hay otras especies singulares, como enebros, majuelos –hay uno espectacular frente a la Cueva del Agua con nueve metros de altura- y la sabina negral. A estas especies botánicas, hay que unir otras más comunes, como la aulaga, la lavanda o el romero, entre otras especies mediterráneas y continentales.
En lo que se refiere a fauna, la reina de esta zona es la cabra montés, lo que no quiere decir que sea siempre fácil de ver. También destacan por su tamaño los jabalíes y los zorros, igualmente esquivos con la presencia humana. Sí se pueden apreciar a cierta distancia numerosas rapaces, como distintos tipos de águila, halcones o incluso azores. En este itinerario se pueden ver incluso algunos anfibios, como el tritón, en peligro de extinción, gracias a la conservación de fuentes y pilones.
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