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Jesús Hinojosa / Alberto Palomo
Miércoles, 8 de septiembre 2021, 00:26
Este miércoles 8 de septiembre se celebra la festividad de Santa María de la Victoria, Patrona de Málaga. Un día festivo en Málaga capital que este año vuelve a estar marcado por la pandemia del coronavirus. Las celebraciones en homenaje a la Patrona se han organizado para evitar grandes aglomeraciones. A las 11.30 horas dará comienzo la tradicional misa estacional en la Catedral. En el patio de los Naranjos, el acceso para los fieles estará dividido en dos partes, una para invitados, y otra para entrada libre hasta completar el aforo permitido. No obstante, la misa podrá seguirse en directo por Canal Málaga, y en el perfil de Facebook de la Real Hermandad de Santa María de la Victoria. Por la tarde, la Virgen de la Victoria quedará expuesta a la veneración, desde las 18.30 hasta las 21 horas. Ver aquí los detalles de los actos.
Con motivo de esta festividad, recopilamos diez singularidades y momentos históricos de la devoción a la Virgen de la Victoria de la mano del historiador cofrade Alberto J. Palomo Cruz.
1.
La tradición cuenta que la Virgen fue un regalo que le hizo el archiduque Maximiliano de Austria, padre de Felipe el Hermoso, al rey Fernando el Católico cuando éste se encontraba al frente del cerco a la Málaga musulmana. El monarca castellano soñó una noche con la imagen y con un anciano que oraba ante ella, luego identificado como San Francisco de Paula, a lo que atribuyó la consiguiente toma de la ciudad el 19 de agosto de 1487.
En todo caso estamos ante una meritoria y valiosa escultura de impronta gótica en su origen, quizás labrada por alguno de los escultores flamencos que se encontraban afincados en Sevilla a fines del siglo XV.
2.
Desde fechas muy tempranas, como puede comprobarse en documentos eclesiásticos y municipales del siglo XVI, se define a Santa María de la Victoria como patrona de la ciudad, o sea como su especial protectora y defensora. De ahí que, en caso de grave necesidad pública, la imagen siempre presidiera las rogativas y las procesiones donde se impetraba la intervención divina. Este título que la piedad popular de los antiguos malagueños concedió a la Virgen fue finalmente refrendado de forma oficial por el Papa Pío IX en 1867. En la nómina de patronas de las capitales andaluzas, la malagueña ocupa el tercer puesto en antigüedad tras Nuestra Señora del Mar de Almería y, tan solo precedida en unos pocos meses, por la gaditana Virgen del Rosario.
3.
Además de ser patrona de Málaga, de su diócesis y de poblaciones como Rincón de la Victoria o Melilla, la Virgen extiende su patronazgo en España a toda la orden de los Mínimos, fundada por San Francisco de Paula y cuyos frailes secularmente y, hasta la desamortización, fueron sus fieles custodios. A estos religiosos siempre se les conoció como 'vitorios' y sus iglesias, abrumadoramente, fueron puestas bajo la advocación de la imagen malagueña. Actualmente, entidades como la Fundación Diocesana de Enseñanza, o el Hospital Clínico reciben también el nombre de 'Virgen de la Victoria', algo extensivo además a un variopinto muestrario de instituciones y empresas que abarcan desde una conocida marca de cerveza a varias agrupaciones musicales.
4.
Aunque pueda resultar sorprendente, hay constancia documental de que, en los comienzos de la devoción victoriana, la fiesta de la Virgen se celebraba el 15 de agosto, festividad de la Asunción de María. Seguramente la elección de esa fecha no fue aleatoria ya que en su octava aconteció la toma de la ciudad y quizás también por ello, en un momento indeterminado del siglo XVI, se trasladó al 8 de septiembre, para que así la fiesta de la Virgen no quedara relegada en modo alguno.
En tal día conmemora la Iglesia el nacimiento de la Madre de Dios, originada en el oriente cristiano en el siglo VII y adoptada en el ámbito latino un siglo más tarde. Litúrgicamente en Málaga la festividad tiene rango de solemnidad y cuenta con una misa propia aprobada en 1993. La primera eucaristía con las fórmulas y textos alusivos a la advocación de la Victoria fue celebrada en la Catedral a las 18,30 horas del día 7 de septiembre del mencionado año por el canónigo Antonio Ramírez Mesa.
5.
Al igual que ocurriera con muchas otras imágenes de gran devoción tampoco la Patrona quedó sustraída a la moda de revestirla con trajes y postizos. Afortunadamente, en este caso, no hubo que lamentar en la talla adaptaciones agresivas, si bien se debe datar en esos momentos la desaparición del Niño Jesús primitivo. Desde aproximadamente finales del siglo XVI o principios del XVII hasta los albores del siglo XX, la Patrona lució atributos y vestidos procedentes de donaciones como la media luna que le ofrendara Juan Ovando y Santarén, o los ternos de Isabel II y la Maharaní de Kapurtala. Finalmente desde 1934, y a sugerencia de Juan Temboury, deseoso de resaltar los valores artísticos de la imagen, fue desprovista de todo accesorio permaneciendo en la realidad de su talla hasta la actualidad.
6.
La Virgen de la Victoria cuenta con una flor emblemática que es la conocida popularmente como 'azucena victoriana', porque precisamente su mayor floración coincide en torno a las fechas de su festividad. Algo parecido y, salvando las distancias, ocurre con los sabrosos 'boquerones vitorianos', que se pescan en los primeros días de septiembre y que suelen consumirse en manojitos en forma de abanicos.
Las flores en cuestión son una variedad de azucenas de un tono rosado muy pálido que se cultivan a pequeña escala en sitios como el Parque, de donde son cortadas para componer el centro que tradicionalmente, con un lazo con los colores de Málaga, es ofrendado a la Patrona en la mañana de su onomástica, cuando el Ayuntamiento bajo mazas acude a la Catedral para rendirle homenaje.
7.
De todas las coronaciones canónicas celebradas en Málaga, la única que ha tenido rango pontificio, concedido por la Sagrada Congregación de la Reverenda Fábrica de San Pedro de Roma, es la de Santa María de la Victoria, cuyo breve se expidió en 1940, en el segundo año del pontificado de Pío XII. Para la obtención de este privilegio, solicitado por el entonces obispo malacitano Balbino Santos Olivera, se exigieron tres condiciones que la Patrona cumplía sobradamente: la antigüedad y valía de la imagen, una devoción constante y generalizada, y la constatación de milagros obtenidos por su intercesión.
Finalmente, la Virgen fue coronada el 8 de febrero de 1943 en la actual plaza del general Torrijos, por el nuncio apostólico monseñor Cicognani a quien acompañaron los arzobispos de Granada, Valladolid y el electo de Barcelona, así como los prelados de Málaga, Jaén, la Seo de Urgell y Gibraltar, el cabildo catedralicio y el seminario diocesano en pleno. En cuanto a las autoridades civiles se contó con el ministro de la Gobernación, los gobernadores civiles de Granada, Sevilla, Córdoba, Almería y Vizcaya, varios directores generales y subsecretarios, el cuerpo consular, el capitán general de Andalucía y hasta un infante de España, don Alfonso de Orleáns.
8.
En una ciudad como Málaga cuyo patrimonio religioso ha sufrido tantos embates a causa de desamortizaciones, saqueos y guerras, constituye casi un portento que la imagen de Santa María de la Victoria haya llegado hasta la actualidad. El trance más peligroso al que estuvo expuesta la Patrona se dio en 1936 cuando el estallido de la Guerra Civil le sorprendió durante una de sus estancias en la Catedral. Por fortuna, la resuelta actuación de Vicente Fernández Andrade, miembro de la junta de defensa del tesoro artístico de la República, hizo posible que la Virgen, junto con otras muchas piezas importantes, quedase depositada en la sacristía mayor de la basílica que fue tabicada como medida de protección. Condenado a muerte en la posguerra por su ideario político, finalmente le fue conmutada su pena el 8 de septiembre de 1937, dándose la circunstancia de que falleció ese mismo día del año 1973, mientras se estaba desarrollando la procesión de la Patrona.
9.
La nómina de personalidades que han venerado, ensalzado o escrito sobre la Patrona de Málaga es muy extensa. De entrada todos los reyes españoles que han visitado la ciudad han pasado por su santuario, en concreto desde Felipe IV a Juan Carlos I. El primero de los mencionados hizo con tal motivo un comentario que ha pasado a la historia: Verdaderamente esta imagen tiene cara de señora, no como otras que parecen niñas. Pero sin duda el mejor trovador que tuvo la Virgen de la Victoria fue el poeta Juan de Ovando Y Santarén (1624- 1706), quien le compuso arrebatadoras quintillas y décimas, y que, pasando por una multitud de literatos que también le dedicaron sentidas obras, tiene su contrapunto contemporáneo en la exquisita producción de José Antonio Muñoz Rojas (1904- 2009).
Igualmente figuras que la Iglesia ha elevado a los altares como fray Diego José de Cádiz, Antonio María Claret, Marcelo Spínola, Juan Nepomuceno Zegrí, Manuel González o José María Escrivá veneraron o trataron de tan histórica y devota imagen.
10.
La tradicional novena a la Virgen viene celebrándose desde el siglo XIX, si bien era entonces costumbre comenzarla justamente el día 8 de septiembre y culminarla con una procesión que se celebraba en torno al día 17 de dicho mes. Estos cultos se celebraban en su iglesia, ya que la Patrona solo acudía a la Catedral en caso de rogativa o por alguna causa señalada. En los primeros años del pontificado del obispo Ángel Herrera y, a iniciativa de monseñor Francisco Carrillo, la novena se trasladó a la Catedral, lo que hizo surgir el espectacular altar portátil que se monta en el presbiterio. Hasta finales de la década de los ochenta dirigió su ornamentación la inolvidable figura de María Muñoz, quien supo arroparse de un nutrido grupo de conocidos cofrades como queda recogido en esta letrilla de Baltasar Peña Hinojosa: ¡Qué hermoso ver colocar/ a los niños de María/ con devoción y alegría/ las flores ante el altar!/ ¡Qué gusto ver trabajar/ con sentimiento exquisito/ a Félix, Pepe y Pepito,/ que al mando de Castellanos/ sólo con gusto y sus manos/ lo presentan tan bonito!.
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