Semana Santa Málaga 2023

La Virgen del Monte Calvario procesiona por fin bajo su palio concluido

Se trata de una de las grandes obras que la cofradía viene acometiendo en los últimos años para la renovación de su patrimonio artístico, que culminará próximamente con la hechura de un manto bordado, que igualmente ha diseñado Prini.

Los primeros trabajos de bordado en el palio de la Virgen del Monte Calvario los inició el taller de Salvador Oliver. En concreto, en la Semana Santa de 2012 se estrenaron las bambalinas del frontal, interior y exterior, y, al año siguiente, las traseras. Sin embargo, tras un periodo en el que el proyecto quedó aparcado y con cambio de taller de por medio, fue 2016 cuando se mostraron las bambalinas laterales exteriores, en este caso, bordadas por el granadino Jesús Arco, quien ejecutó las interiores dos años más tarde, para culminar el baldaquino con la ejecución de su techo, que fue dado a conocer el pasado 4 de febrero, en la iglesia de San Julián.

En consecuencia, el palio de la Dolorosa del Monte Calvario pasa por ser un ambicioso trabajo que se ha prolongado por espacio de 13 años y en el que han participado dos diseñadores, Eloy Téllez y Fernando Prini, y dos talleres de bordado, el de Salvador Oliver y el de Jesús Arco.

La obra en cuestión ha sido bordada en hilo de oro fino sobre terciopelo color guinda, cuyos elementos y dibujo ofrecen armonización artística con otras piezas del ajuar de la Virgen, como su corona, el puñal y, sobre todo, la saya de procesión, ejecutada por Oliver, y de la estética de la cofradía, caso del guion corporativo y el propio trono de la Dolorosa. Así pues, el palio representa un frondoso y tupido jardín, colmado de frutos, flores y hojas, cuya composición sigue un patrón geométrico, al estilo de las alfombras persas. El centro es un medallón de contorno mixtilíneo: la gloria. En torno a ella se encuentra la parte más densa y rígida de la obra, conformada por ricas molduras gallonadas que se entrecruzan -con predominio de hojilla y cartulina-, formando un voluminoso marco que recuerda a una armadura mudéjar. En ella se incrustan cuatro querubines plañideros, labrados en marfil por Juan Manuel Parra, con alas ejecutas en lentejuela de nácar y canutillo inglés, que custodian el centro de este jardín.

La gloria alude a la advocación de la Dolorosa, con la inclusión de las tres cruces del Monte Calvario tejidas en jiraspe de seda marrón y oro, erigidas sobre un montículo rocoso ejecutado en hilo de muestra, a semejanza de los bordados decimonónicos característicos de las hermanas Antúnez, taller decimonónico establecido en el barrio de la Macarena, en Sevilla.

Este Viernes Santo se puede admirar en la calle, por tanto, el estreno de una pieza completa de envergadura, que viene a enriquecer el magnífico patrimonio que ya atesora la hermandad del recordado padre Gámez.