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Del éxtasis cofrade de la tarde, noche y madrugada del sábado, a la calma precisa de la mañana del domingo. De la música, de los cánticos y las petaladas, a las oraciones que eran ofrecidas a María Santísima, recordando distintas etapas de su vida a modo de misterios. De una jubilosa procesión extraordinaria, protagonizada por la Virgen de Gracia y Esperanza, titular de una cofradía de penitencia, los Estudiantes, al santo rosario presidido por una imagen letífica que atiende a una de las advocaciones más universales del orbe cristiano, la Virgen del Carmen. Y del Centro, por el Centro, la salida conmemorativa de la efigie estudiantil por sus 75 años, a, de Olías al Centro, la talla de Juan Manuel García Palomo, que, durante nueve días, permaneció expuesta a la veneración de los fieles en la parroquia de los Mártires, también de forma extraordinaria, para ser objeto del culto más importante de la Agrupación de Gloria, el rosario callejero de las hermandades letíficas, que, aunque parezca que nació ayer, comenzó a celebrarse hace ya dos décadas.
La Virgen del Carmen de Olías, llegada desde el extrarradio para tal ocasión, puso este domingo, por tanto, el contrapunto austero, sereno y necesario, por las características propias del rezo, al encantamiento que provocaba la mecida del palio de Nuestra Señora de Gracia y Esperanza entre la multitud. Y lo hizo en una mañana con los cielos abiertos, que se levantó con una temperatura envidiable, y con el único arrope de los suyos, sus devotos de Olías y los más cercanos a la entidad agrupacional, que echó en falta al que ha venido siendo su presidente desde enero de 2022, José Herrerías, quien se vio obligado a dimitir el pasado mes de septiembre por encontrarse luchando contra una dura enfermedad. Por él pidieron sus compañeros. También faltó a la cita quien ostenta ahora mismo la presidencia en funciones, Salvador Francisco Godínez, vicepresidente primero en la junta de gobierno de Herrerías. Motivos de salud se lo impidieron. Por tanto, Benito Cachinero ocupó el máximo cargo durante el rosario de las glorias, que comenzó a las 9 horas, como en años anteriores, desde el templo de los Mártires, y finalizó en la Catedral.
El silencio, solo roto por las oraciones, contrastaba con el bullicio del día anterior. El que fuera presidente de la Agrupación entre 2000 y 2012, Sebastián Martín, se encargaba de dar lectura a los misterios gloriosos. Y flanqueando a Martín, dos sacerdotes: el delegado episcopal de Hermandades, Salvador Guerrero, y el párroco de San Vicente Ferrer, del barrio de Olías, Eduardo Romero, quienes concelebraron, a las 10 horas, la misa estacional, oficiada por el obispo de la diócesis, Jesús Catalá, en el templo catedralicio.
La comitiva la encabezaba la cruz alzada, escoltada por dos faroles de orfebrería. Seguidamente, se disponían la bandera de la Hermandad del Carmen de Olías, y hermanos, miembros de la Agrupación y mujeres tocadas con mantilla blanca, con un rosario en la mano proporcionado por la propia entidad, ya que, desde hace unos años, los participantes del cortejo no portan velas para evitar que la empresa municipal de limpieza rocíe el pavimento del recorrido con el resbaladizo líquido anticera. El guion de la corporación protagonista del rosario y la bandera agrupacional se situaban delante de la presidencia. Y cerrando filas, el cuerpo de acólitos, que antecedía a la Virgen del Carmen, que figuró en el trono de orfebrería de la Hermandad de Araceli, filial de la patrona de la localidad cordobesa de Lucena, antiguas andas procesionales del Carmen de El Perchel. El conjunto iba exornado con flores blancas, entre hortensias, gladiolos y lisianthus, colocadas en cuatro ánforas y en el centro y esquinas del frontal. Asimismo, al trono se le dispusieron una veintena de candeleros, en dos calles, con cirios blancos y dos tulipas.
El séquito entró a las 9.45 horas en la Catedral, tras la petición de venia al canónigo Alejandro Pérez Verdugo, prefecto de Liturgia y maestro de Ceremonias de la basílica mayor de la diócesis. Y diez minutos más tarde lo hizo la Virgen del Carmen de Olías, con sus atributos carmelitas y sosteniendo al Niño Jesús, que, en ese momento, no exhibía las potencias, ya que dos de las tres piezas cayeron de la testa del infante y la hermandad decidió quitar la tercera potencia para evitar otro contratiempo.
Una vez dispuesto el trono en la puerta del Sol de la basílica, comenzó la misa estacional, presidida por el obispo de Málaga, Jesús Catalá, y en la que participó el coro Aire Andaluz. El prelado destacó, durante su homilía, el papel de María Santísima, bajo la advocación del Carmen, «nuestro ejemplo, nuestra madre», y añadió que es, además, «maestra de la tarea de evangelización», destacó.
De igual modo, monseñor Catalá tuvo palabras de apoyo y comprensión por el trabajo que hacen las hermandades, aunque pidió que estas no caigan «en otros objetivos, que rompen la unidad», deseó el pastor de la Iglesia malagueña.
La ceremonia religiosa concluyó con el canto a la Virgen del Carmen, después de que el obispo incensara la imagen y dirigiera unas palabras a los hombres de trono para que continúen «en el camino de la fe», subrayó.
Entre los asistentes a la misa se encontraban el presidente de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa, José Carlos Garín, y el concejal del Ayuntamiento de Málaga y ex hermano mayor del Amor, Francisco Cantos, quien dio los primeros toques de campana al trono para reanudar su marcha desde la Catedral.
Acto seguido, se desplegaba el cortejo por el Patio de los Naranjos, esta vez con mayor número de integrantes y más cantidad de público en el entorno catedralicio. La comitiva varió por completo con respecto al rosario. Así, el cortejo lo encabezaba la cruz guía de la Agrupación de Gloria, escoltada por dos faroles, y le seguía las representaciones de cada hermandad letífica, con sus guiones o banderas, según cada caso.
La Virgen del Carmen de Olías cruzó el dintel de la Catedral, ya en procesión gloriosa, a las 11.20 horas. Salió con el Himno Nacional, interpretado por la banda sinfónica de la Trinidad, y una vez salvada la reja y detenido el trono, el coro Aire Andaluz cantó la Salve Marinera, que desató varios vivas y aplausos. La formación musical, que venía de participar en la magna mariana de Jerez de la Frontera, tras acompañar a la Virgen de Loreto, con encierro a las 22.18 horas del sábado, hizo un esfuerzo ímprobo, pese al cansancio acumulado de sus músicos, y no paró de tocar durante todo el recorrido de vuelta hasta los Mártires. Todavía con la imagen del Monte Carmelo en el Patio de los Naranjos, la banda de la Cofradía del Cautivo atacaba con 'Plegarias a Nuestra Señora de la Inmaculada', de Adrián Llopis, todo un himno para las corporaciones de gloria. Y minutos más tarde, en el giro de Santa María hacia Molina Lario, turno para 'Málaga, a su Virgen de la Victoria', de Ginés Sánchez, composición dedicada a la Patrona de la diócesis, que suena cada vez más.
La Hermandad del Carmen de Olías ya conocía el Centro de Málaga, dado que su titular presidió también este culto externo de la Agrupación letífica hace 16 años. Sin embargo, la lluvia deslució aquella salida procesional cuando la comitiva se situaba en plena calle Larios, por lo que los hermanos de esta corporación se desquitaron esta vez de aquel mal trago. La efigie mariana alcanzó precisamente Larios, tras recorrer Sancha de Lara, con la marcha 'Pasa la Virgen de la Candelaria', de Cristóbal López Gándara, pero, en esta ocasión, con el sol ofreciendo luz a la Reina del Monte Carmelo, que, en Olías, tiene su morada.
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