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1978. El Nazareno de Viñeros, en un trono confeccionado a base de flores y tallas de madera, entra en la Alameda Principal para efectuar el recorrido oficial. ARCHIVO DE LA COFRADÍA
Viñeros: dos devociones unidas
Historia

Viñeros: dos devociones unidas

Viñeros es el resultado de la fusión de dos cofradías del siglo XVII que tuvieron una trayectoria en paralelo

ANDRÉS CAMINO

Jueves, 14 de abril 2022, 19:05

La Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Viñeros fue fundada el 19 de marzo de 1615 en la iglesia conventual de Nuestra Señora de la Merced. Las ordenanzas se aprobaron al año siguiente, aunque más adelante, en 1651, se reformó su articulado al ser considerado por los hermanos de excesiva rigidez. En el ámbito conventual de la Merced, destacó la figura de fray Miguel del Pozo Ocaña. Este monje mostró una especial veneración hacia la imagen de Jesús de Viñeros. Su vida estuvo marcada por la piedad y por su fama de santidad. Murió en 1712 y su cuerpo fue sepultado en la capilla que poseía esta hermandad.

Durante la edificación del nuevo templo mercedario (1776-1793), la Cofradía de Viñeros solicitó en 1785 del Cabildo de la Catedral la licencia para sacar en procesión a su sagrada imagen el Jueves Santo.

A finales del siglo XVIII, y siendo hermano mayor Nicolás Francisco Torreblanca, fue suspendida por el Consejo Supremo de Castilla, dictaminándose la retirada de los libros de cuentas. En el año 1802, y tras la apelación de Manuel Aguerri y Posadas, el mismo organismo alzó la suspensión que pesaba contra ella.

La presencia de las huestes francesas provocó el robo de dinero y el expolio de parte del patrimonio cultual y procesional de la Cofradía de Viñeros, que llegó a desaparecer por ese motivo de la escena cofrade, volviéndose a reorganizar en 1815 con la intención de alcanzar la magnificencia de antaño. Este impulso pudo determinar que, en el año 1831, comprara un terreno en el cementerio de San Miguel para la edificación de nichos donde pudiera darse cristiana sepultura a sus cofrades.

La Desamortización de Mendizábal no afectó a la cofradía, pues continuó en el templo que ahora pasaba a ser de dominio diocesano.

La actividad cultual de los hermanos no cesó, pese a los diversos contratiempos sufridos en la primera mitad de siglo. Así, en la prensa local se especifica que «la hermandad de N. P. Jesús de Viñeros» celebraría el 3 de enero de 1849 el Jubileo de las XL Horas.

En el mes de junio de 1856, organizó una novena de rogativas para impetrar a Dios el alejamiento de «las plagas que hoy esterilizan los frutos de la tierra». Los cofrades sacaron en procesión a la imagen de Nuestro Padre Jesús para conseguir «que Dios nuestro señor aleje de las viñas, arbolados y plantas el oidium y cualquiera otra plaga de las que esterilizan los frutos de la tierra». La comitiva formada por el gobernador, el obispo, la junta de gobierno y numerosos acompañantes se dirigió hasta la Fuente de Olletas, y en este lugar se rezaron las preces.

1952. Primera salida en el trono de Cristóbal Velasco. ARCHIVO DE LA COFRADÍA

La última vez que realizó su salida penitencial en este siglo fue en 1884. El decaimiento originado en la entidad nazarena coincidió con la crisis económica que atravesaba Málaga, provocada por la filoxera de las viñas y por la epidemia de cólera de 1885, que rebajó la población.

A finales de la centuria, en 1896, vivió un proceso reorganizativo. El periódico La Unión Mercantil informaba de esta situación y del deseo que tenían los hermanos de sacar en procesión la imagen de Jesús de Viñeros el Jueves Santo. Finalmente, la junta de gobierno desistió de esta idea pero expuso la imagen del Nazareno en su capilla durante la Semana Santa.

La cofradía continuó con la inestabilidad institucional mantenida desde finales del siglo XVIII. El rotativo Nuevo Diario, del día 1 de enero de 1906, informaba de que acababa de reorganizarse. A pesar de este intento de nueva formación, no se conoce que hiciera estación penitencial.

En los sucesos del 11 al 12 de mayo de 1931, desapareció la imagen del Señor de Viñeros, anónima del siglo XVIII, quedando disuelta la cofradía.

Reorganización

Se reorganizó en 1947 en la parroquia de los Santos Mártires y, al año siguiente, encargó una nueva imagen que ejecutó el escultor Adrián Risueño Gallardo. Su establecimiento definitivo en la sede que hoy ocupa (provisionalmente se halla en la parroquia de los Santos Mártires), la iglesia de Virgen de la Aurora y Divina Providencia (vulgo 'Catalinas'), se produjo en 1950. En el año 1962, se fusionó con la Hermandad de Nuestra Señora del Traspaso y Soledad de Viñeros, que trataremos a continuación.

La junta de gobierno decidió sustituir la imagen del Nazareno, de Risueño, por una obra del hispalense Francisco Buiza Fernández, acabada en 1976.

Hermandad del Traspaso

La Hermandad del Traspaso y Soledad se creó el 29 de diciembre de 1663 en la iglesia conventual de Nuestra Señora la Merced, según indicaciones efectuadas por el novelista y escritor Narciso Díaz de Escovar. El fraile agustino Andrés Llordén se ñalaba como primera referencia documental la del año 1698, en la que se trataba de la adquisición de un lugar dentro de la iglesia para construir una capilla dedicada a la Virgen del Traspaso y Soledad.

Nuestras investigaciones nos han permitido encontrar una cita anterior, que data de 1695, en la que una tal Josefa de Cárdenas y Minaya disponía en su testamento que su cuerpo fuese enterrado en la sepultura indicada por los hermanos de la «Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad y Traspaso». Parece ser que el origen de esta fundación estuvo en una escisión producida en el seno de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús de Viñeros, que también radicaba en dicha sede, como se ha visto.

A finales del siglo XVIII, la Hermandad del Traspaso y Soledad se trasladó, como el resto de fraternidades existentes en el ámbito mercedario, a la nueva iglesia mandada construir por los frailes de la orden.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, se consolidó como entidad estrictamente de culto. El periódico El Avisador Malagueño de 1 de abril de 1854, informaba: «Hoy sábado después de oraciones, se da principio en la iglesia parroquial de la Merced al solemne setenario que la hermandad de Ntra. Sra. de la Soledad y Traspaso de Viñeros consagra á su titular la Ssma. Virgen».

Dicha actividad cultual se mantuvo a lo largo del siglo y se extendió hasta el siguiente. En una noticia aparecida en el diario La Unión Mercantil de 1901, se decía: «Para darle aun mayor brillantez [a los cultos] se ha instalado la luz eléctrica, importante mejora que se debe á la citada cofradía, que no omite sacrificios ni esfuerzos á fin de que el homenaje á su excelsa titular revista la magnificencia que su fervorosa devoción le inspira». En años sucesivos, como 1902 y 1903, la junta directiva invitó a los hermanos y fieles, a través de la prensa, a participar en el solemne septenario tributado a la Dolorosa.

José María Jiménez, posiblemente el hermano mayor de la hermandad, se dirigía el 6 de junio de 1921 al Cabildo de la Santa Iglesia Catedral solicitando el permiso para la enajenación de un osario que poseía en el cementerio de San Miguel.

En el incendio provocado por las turbas en la noche del 11 al 12 de mayo de 1931 en la iglesia parroquial de la Merced, desapareció la imagen de la Virgen de la Soledad, realizada por un artista, cercano al círculo de Fernando Ortiz, en el siglo XVIII. La hermandad fue reorganizada en 1940 por un grupo de antiguos de devotos, que adquirió en la Casa Manuel Caderot, de Madrid, una Dolorosa a la que tributó culto interno en la parroquia de los Santos Mártires.

Anexión

En este recinto sagrado se fusionó en el año 1962 con la Cofradía de Nuestro Padre Jesús de Viñeros, fijándose la sede canónica en la iglesia de la Virgen de la Aurora y Divina Providencia.

La nueva corporación encargó al escultor Francisco Buiza Fernández una nueva efigie de la titular, que culminó en 1969.

Entre 2005 y 2006, el profesor Juan Manuel Miñarro López restauró a la Dolorosa a causa de diversos desperfectos.

En la Semana Santa de 2009, la imagen de la Virgen lució un nuevo trono que, el año anterior, no pudo estrenar al haberse suspendido la procesión a causa de las inclemencias meteorológicas. La autoría de las andas correspondió a Francisco Pineda, según proyecto de Eloy Téllez Carrión, siendo la imaginería de Juan Manuel García Palomo y la orfebrería de Cristóbal Martos.

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