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Txema Rodríguez

Domingo, 2 de abril 2023

Con permiso de Edward Quinn, que se pasó una buena parte de su vida fotografiando a los famosos cuando no eran unos pedantes inaccesibles, incorporo a Grace Kelly en este relato sobre la Semana Santa de Málaga. Porque así son las cosas, aunque a veces elaboremos sesudas teorías para justificar la realidad. Edward tomó esa imagen en la Costa Azul y, gracias a su amistad con Picasso, ahora se expone junto a otras en Málaga. Además, antes no pasaban procesiones por esa calle, pero ahora sí, de modo que Grace puede, en esa carambola del destino, ver tronos. Con permiso

  1. Novios

El jueves siempre arranca a tope de hormonas masculinas y de miles de personas que se apiñan para recibir su dosis de heroísmo mientras los novios, y novias, de la muerte asumen el mando del espectáculo en su indiscutible rol de protagonistas. Siempre es la misma película, pero a los espectadores les flipa y la consumen con la misma pasión de la primera vez siguiendo un guión en el que las emociones presumen de ser grandes, descomunales, indescriptibles. Propias de un mundo de seres invencibles que, por fortuna, tienen novias y novios de carne y hueso. Mucho mejor para todos.

  1. La más guapa

La vida, en el fondo, es una suma de decisiones. Nos la pasamos eligiendo, yendo de lo trivial a lo profundo. Y el objeto o sujeto de nuestra elección escapan, casi siempre, a nuestro intelecto. Llega un día, el de hoy, aunque el flechazo fue una noche de hace años, en que necesitamos declarar nuestro amor. Comunicar al resto de mortales quién es nuestra preferida sin que eso sea, por supuesto, desprecio a las demás. Así que armado con mi cámara me dedico a fotografiar su rostro, conmovedor porque contiene el de tantas madres, también el de la mía. La más guapa.

  1. Llorar

Dicen los estudios sobre el asunto que todos los días lloramos un poco, aunque sea sin darnos cuenta. Y que su significado evoluciona con nosotros, ya que pasamos, cuando niños, de comunicar con ellas nuestras necesidades básicas a expresar sentimientos mucho más profundos. Estas lágrimas ayudan a equilibrar nuestras emociones y son una respuesta al estrés. No he encontrado literatura científica aplicada a los hombres de trono, pongamos por caso, pero a buen seguro que algún experto en la materia podría hacer un trabajo interesante en las salidas de los tronos. Donde algunos se dejan llevar. Y muy bien que hacen.

  1. Uno nunca sabe

Uno nunca sabe qué se va a encontrar cuando camina con una cámara en la mano. En ocasiones, cuando no ocurre nada, se siente ese miedo, el temor al vacío. A llegar a casa, o a la humilde página del periódico, sin nada que contar teniendo que confesar el fracaso. En ocasiones, en cambio, la luz te acompaña. Andas por las cofradías pensando en ti mismo en tercera persona, como si fueras un tipo importante, y contemplas a mujeres que lloran mientras recuerdan a su padre fallecido o se emocionan al entonar una plegaria. También a mujeres que sonríen. Uno nunca sabe.

  1. Confidencias

Tal vez el trabajo más importante de un fotógrafo sea el de desaparecer sin dejar rastro, entrar y salir en silencio, esfumarse como el incienso bajo el duro sol de la primavera. Ser capaz de esperar con paciencia y sigilo a que la vida se desarrolle ante sus ojos para que otros, incluso mucho después, puedan asistir a una nueva visión de la realidad. Porque las imágenes, al menos algunas de ellas, en estos tiempos de nubes digitales y archivos informáticos, tienen ese extraño poder de detener el avance de los relojes para que podamos volver a las confidencias infantiles.

  1. Miradas

Mirar al Cautivo no es cualquier cosa, porque puede ocurrir que en ese instante ocurra un milagro. Puede suceder que de ese brillo constante de ojos nazcan futuras alegrías o, al menos, consuelos temporales.

Quiénes somos nosotros para saber de esos asuntos divinos, limitados por nuestra naturaleza al papel de espectadores, necesitados siempre de ayuda para esto o para aquello.

Hasta que llegado el día, una mañana de sol cegador, asoma por la esquina de la calle la figura oscura del maniatado y detiene el paso del tiempo. Poca cosa para él, que conoce el secreto de todas nuestras miradas.

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diariosur Tribuna de un forastero: Grace