De Sevilla a Málaga
Si existe una imagen mariana en la Semana Santa de Málaga que se distingue por su estilo personal e inconfundible, esa es la Virgen de la Soledad de la Hermandad del Santo Sepulcro. La talla es obra de José Merino Román, un malagueño que emigró a Sevilla y estableció su taller en el número 66 de la calle Relator, en el barrio de la Macarena. La pieza en cuestión la realizó en 1934. En principio, su destino iba a ser la hermandad sevillana de la Hiniesta, ya que los titulares de esta corporación fueron pasto de las llamas durante un incendio intencionado acaecido en su sede de San Julián. En cambio, la efigie fue desechada a favor de otra figura, de Antonio Castillo Lastrucci, y regresó al obrador de Merino Román. Pese al revés, el imaginero intentó colocar la Dolorosa en la Hermandad de los Gitanos, y en 1935, el jueves 4 de abril, fue bendecida bajo la advocación de las Angustias, toda vez que en esta fraternidad existieron pretensiones por reemplazar la obra de José Montes de Oca por otra de nueva ejecución. Incluso, la Virgen de Merino llegó a procesionar bajo palio en la 'Madrugada' sevillana. Sin embargo, el cambio de Dolorosa no gustó a los hermanos de los Gitanos, de ahí que en 1936 volviera a salir la primitiva titular que, posteriormente, fue destruida el 18 de julio de ese mismo año al ser incendiado el templo de San Román por los radicales. Entre tanto, la Virgen del escultor malagueño volvió a su taller hasta que la Hermandad del Santo Sepulcro de Málaga la adquirió en propiedad y la bendijo en la primavera de 1938.
Fondo Bienvenido-Arenas. CTI Universidad de Málaga.
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