La Salutación es la única hermandad en Málaga que cada Semana Santa estrena la imagen de uno de sus titulares. En concreto, se trata de la Santa Faz de Cristo, que, con tal atribución, se recoge en los estatutos de la cofradía y cuyo paño, que se renueva cada cuaresma, lo sostiene la Santa Mujer Verónica, una de las figuras, también titular, que forma parte del grupo escultórico del Nazareno de Dubé de Luque.
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Cada año, desde 1990, la hermandad viene encomendando el Santo Rostro del Redentor, que es plasmado en el paño de la Verónica, a un artista, principalmente, un pintor. Virgilio Galán, Carlos Monserrate, Antonio Montiel, Celia Berrocal, Revello de Toro, Raúl Berzosa, Jorge Rando, Eugenio Chicano o José Antonio Jiménez son algunos de los nombres propios que han dejado su impronta en lienzo. Pero no solo lo han realizado pintores. Las diferentes representaciones de la Santa Faz de la Hermandad de la Salutación también llevan la firma de los proyectistas Jesús Castellanos o Curro Claros, el tallista Manuel Toledano, o de los escultores Ruiz Montes y Dubé de Luque, autor, este último, de toda la imaginería de la cofradía, a excepción del soldado romano del grupo escultórico y el San Juan Evangelista que acompaña bajo palio a la Virgen del Patrocinio en su sacra conversación, ambas tallas de Navarro Arteaga.
Para este Domingo de Ramos, el privilegio ha recaído en la pintora carmonense Nuria Barrera Bellido, cuya obra se dio a conocer el pasado sábado, 8 de marzo, en la iglesia de San Julián, tras la intervención de la banda de música de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Almogía, formación que acompaña a la Virgen del Patrocinio en la tarde y noche del Domingo de Ramos.
El encargado de ensalzar la pintura de la Santa Faz fue el investigador cofrade Enrique Guevara, gran conocedor de la Semana Santa de toda España, quien, una vez más, dio muestras de sus dotes de pregonero, apuntando al teatro Cervantes, tal como ya lo hiciera en la presentación del cartel de la Semana santa de este año o durante el pregón del centenario de la Cofradía del Prendimiento.
Guevara, natural de Madrid, aunque afincado en Andalucía, entre Málaga y Sevilla, se valió de la prosa para hablar de la Santa Faz Cristo, «al estilo y bajo la concepción que ha ideado la creatividad de Nuria Barrera», dijo el presentador del velo. Sin embargo, como exaltación a un titular que era, también recitó varias poesías, no sin antes recordar las sensaciones del Domingo de Ramos, en el que «se abre, nuevamente, el primer capítulo del serial sacrosanto que cierra el libro en otro domingo, dejando el campo libre para los encapuchados y la estética de nuestras cofradías que recorrerán desde ya, el espinazo de cada rincón de esta ciudad», añadió.
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Asimismo, Enrique Guevara aclaró que el paño de la artista carmonense «se nos promete cargado de sentido religioso, de erudición cofrade, de vinculación a nuestras tradiciones y de renovado espíritu de fe viva, operante y actualizada», comentó. «Es una mujer de fe, y eso se percibe en la evangelización de su obra hasta el punto de llegar a cruzar una cruz sobre el lienzo y rezar un Padrenuestro en el momento de iniciar cada trabajo», indicó al referirse a la autora del Santo Rostro, al tiempo que reveló que el distintivo estilo de Barrera viene caracterizado «por su magistral manejo de la luz y su uso expresivo del color azul, que han sido fundamentales en la creación de numerosos carteles para eventos religiosos y culturales en toda Andalucía», destacó el presentador de la artífice de la obra, quien cuenta con una amplísima experiencia en la cartelería religiosa y cofrade, con creaciones tan emblemáticas como el cartel de la Hermandad de la Macarena (2011), el de la Consagración de la Basílica de la Hermandad del Cachorro (2012), el cartel oficial de la Semana Santa de Sevilla de 2013, el del día de la Virgen de los Reyes y el de la Romería de El Rocío de Almonte en 2019, entre otros, y para Málaga realizó los carteles de la salida procesional de la Virgen del Rosario de El Palo (2022), del Cautivo y de la fiesta de la Trinidad en 2023, así como el de Semana Santa de la Cofradía de Crucifixión, el pasado año.
Centrado en el paño de la Verónica, el de Barrera, Guevara utilizó tres adjetivos «dolorido, exhausto y tremendo» para referirse al protagonista de la obra. «La Santa Faz de Cristo provoca esas sensaciones en quien tiene el gusto, o el disgusto, de experimentarlo. No sirven ambages. Solo hay que manifestar el semblante imprimado para descubrirlo todo. El más allá está dentro de esta cara con rasgos inequívocos del dolor físico y psicológico más grande que puede afectar al ser humano. Este rostro de Cristo lo sabe todo, lo calla todo y lo aguanta todo. Casi se le escucha la respiración agitada de su tormento», subrayó el cofrade madrileño. «Así se nos despliega Cristo en un paño para conmover a quien lo ve. Insólito es su pintura, coronado de espinas, abatido pero no derrotado, apurado más no desesperado, perseguido pero no abandonado, derribado más no destruido. Más hombre que Dios en apariencia, con las potencias del alma interiorizadas en ese halo dorado que serpentea y contornea su testa sagrada, entregado a su misión redentora con una compasión que mueve a la misericordia», describió Enrique Guevara, quien insistió en que el rostro del Señor impreso en el lienzo blanco «permanece en ese punto imposible para el ser humano, donde el dolor ha de pasar para convertirse en tristeza, en nostalgia aliviada por los sentimientos dulces que acuden para ayudarnos a soportar tan pesada carga», concretó.
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«La imagen que nos propone Nuria a través de sus pinceles es un Cristo humano, no idealizado, ante un momento cruel. Que trasmite paz, resignado, con la boca entreabierta en un suspiro contenido, en que queda reflejado el estudio anatómico de la nariz rota y el pómulo que nos acerca a la brutalidad de la Pasión. No es una imagen al uso, no es una obra de madera traspasada al lienzo, sino que se trata del retrato de un hombre maltratado y expoliado, sin más. Ojos entreabiertos, porque la hinchazón de los golpes recibidos no le permite más, recién coronado de espinas, mientras la sangre se queda impregnada en el cabello», detalló el presentador de la pintura, que terminó con una cita del papa Benedicto XVI: «a través de la belleza también se llega a Cristo, y las pinceladas que observamos en la creación de Nuria Barrera vienen a cumplir dicho paradigma, resultando una vía de acceso a lo divino», concluyó
La obra de Nuria Barrera ha sido creada sobre lino de algodón, al que se aplicó una preparación de gesso para, sobre el mismo, realizar a grafito el boceto previo a la aplicación del color. La imagen en cuestión muestra a un hombre sereno a pesar del castigo sobre su cuerpo, reflexivo, humilde y entregado a la voluntad del Padre con el que, incluso, dialoga, con esa actitud de mirada hacia abajo y boca entreabierta.
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Los dorados del fondo recuerdan su divinidad, ante un rostro tan humano, que provoca, a quienes lo contemplan, sentirlo más cerca.
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