

Secciones
Servicios
Destacamos
JOSÉ JIMÉNEZ GUERRERO
Miércoles, 8 de junio 2022, 00:42
No cabe duda de que una de las señas de identidad de la zona situada al final de la antigua calle de los Mármoles, lo constituye la presencia de la ermita de Zamarrilla.
El topónimo 'zamarrilla' ha estado presente en la nomenclatura urbanística de Málaga, al menos desde el siglo XVI. Sus referencias escritas no se constatan hasta después de la toma de la ciudad por las tropas castellanas, hecho que ocurrió el 19 de agosto de 1487.
En Botánica, el término 'zamarrilla' hace referencia a una planta: 'Teucrium polium'. Su presencia por el campillo de la Trinidad pudo estar en el origen de la adjudicación del nombre a los terrenos y huertas de ese lugar. De su relación con el mundo cofrade han dado buena cuenta Enrique Salvo Tierra y Miguel Ángel Vargas Jiménez en el libro titulado Botánica cofrade, que en 2019 les publicara la malagueña editorial Arguval.
Para realizar una adscripción espacial de la emita de Zamarrilla debemos remontarnos a su raíz u origen más antiguo: la llamada 'Cruz de Zamarrilla'. Se ubicaba extramuros de la ciudad, en el ya citado campillo de la Trinidad.
Su presencia respondería a ubicación de cruces alzadas en lugares concretos de caminos, o de entrada o de salida de la ciudad. Su nombre se adoptaría en función del lugar en el que se hallaba erigida. Asimismo, señalaría la propiedad que el cabildo poseía en la zona: el llamado 'Huerto de la Samarrilla' (sic). De ello dimos cuenta en 1994.
Entre los acuerdos adoptados por el Consejo de Málaga durante los años 1489 a 1516, no se refleja ninguno que haga referencia a la citada cruz. Mas, ello no indica, necesariamente, que no se hubiese alzado a instancia del estamento religioso.
El canónigo e historiador Medina Conde, en sus famosas 'Conversaciones históricas malagueñas', referenció en 1793 que la cruz ya existía en el arrabal trinitario «desde antiguo» ubicándola «al fin de la calle de Mármoles, como se sale al campo».
Sin embargo, como di a conocer en 2014 en mi libro 'El Cristo de los Milagros: opera prima de Francisco Palma Burgos', la cruz de Zamarrilla ya existía, junto con una torre, en el siglo XVI. Son varias las referencias documentales, fundamentalmente las reseñadas en las actas de cabildo, que lo atestiguan. Junto a ella se estableció un servicio de centinela como avanzadilla hacia el agro que rodeaba el arrabal trinitario. Era el año 1569.
El lugar en el que se alzaba el símbolo y el torreón se había convertido en un muladar, circunstancia que dificultaba incluso el tránsito. Ello motivó que el Municipio, el 7 de diciembre de 1571, acordara «que se haga limpiar la entrada de la Puerta de Granada y aderezar la torre y el muladar de la cruz de Zamarrilla (…)».
Esta referencia concreta la pervivencia de la torre que se reprodujo en el plano de la Málaga musulmana de Francisco Guillén Robles, reconstruido por Emilio de la Cerda, con la anotación «torreón arruinado que existe en la calle de los Mármoles».
Gracias a lo reseñado en un documento de la Escribanía de Cabildo de 1582 conocemos que la citada cruz era de color blanco. Se trataría de uno más de los humilladeros que, con estas características se ubicaban en las salidas de las ciudades.
En el segundo cuarto del siglo XVII, el lugar todavía seguía usándose como muladar. Así consta en las actas de cabildo municipal de 1630 cuando se vuelve a citar la existencia de la «Cruz de Çamarrilla» (sic) y se la ubica en el lugar en el que existían unos muladares, o lugares donde se echaban las basuras e inmundicias.
En la zona se fueron alzando paulatinamente diversas edificaciones. Se tiene constancia de que en 1568 se estableció una especie de venta o taberna en la zona de la huerta de Zamarrilla. Ya en el siglo XVII se autorizó la construcción de casas. En 1649, con motivo de la una epidemia que asoló la ciudad, se estableció un hospital en terrenos de la calle Carril, con el nombre de San Félix de Cantalicio en el «barrio que está junto a la cruz de Zamarrilla», el de la Trinidad, y con una capacidad para unos 1.800 enfermos. El cordón sanitario se estableció junto al nuevo hospital, en la nombrada como «puerta de Zamarrilla». En el siglo XVIII aún se tiene constancia de la existencia de la puerta con esta denominación. En una anotación de las actas capitulares del Ayuntamiento del año 1730 se la refleja como «la puerta que dicen de Samarrilla» (sic). Ya desde el siglo XVIII se edificaron casas en la zona de la calle de los Mármoles,
Pero sin duda, el gran hito se producirá a comienzos de la segunda mitad de la centuria dieciochesca cuando se comience a edificar la ermita de Zamarrilla. Y se ubicó donde se alzaba la antigua cruz, en el campillo, en el arrabal de la Trinidad.
Como es sabido, el origen de la construcción se halla en el rezo del santo rosario, que, tras el terremoto de Lisboa de 1755, propició un malají (marinero) de nombre Antonio Barranquero.
Los promotores del rosario de Zamarrilla se plantearon (a semejanza de lo realizado por los vecinos del barrio de Capuchinos con la edificación de la ermita del Molinillo) construir una capilla en la zona donde se ubicaba la cruz. Era mediados del mes de mayo del año 1756. Para allegar los fondos imprescindibles para la realización de la obra, tal y como era costumbre en la época, se realizaron algunas rifas. En documentación conservada en el Archivo Díaz de Escovar, de la Fundación Unicaja, se revela de manera inequívoca la adscripción espacial cuando se reseña «se juntaron algunos maravedíes y que experimentaba algún fervor en los vecinos del barrio de la Trinidad».
En septiembre de 1757 se solicitó del cabildo municipal la cesión de un terreno para construir el sacro recinto y adecentar el lugar plantando una arboleda. Finalmente se «concedió ocho varas en quadro frente a la cruz de zamarrilla», en el barrio trinitario.
Las obras comenzaron el 15 de octubre de 1757. El trabajo del alzado de la edificación se le encomendó a Felipe Pérez Conde 'el Mayor'. Era maestro de albañilería y arquitectura y alarife municipal.
El 26 de diciembre de 1758 se inauguró el primer cuerpo de la ermita tal y como hoy la conocemos: la rotonda o cuerpo octogonal.
Sin embargo, en apenas unos años, el espacio físico que ocupaba la ermita quedó pequeño para albergar a los numerosos fieles que acudían a ella.
En el mes de marzo de 1760, Juan Silvestre Guedes, como principal encargado, solicitó del cabildo municipal la correspondiente licencia para proceder a la ampliación de la capilla. Y, según consta en las actas capitulares de 24 de marzo de dicho año, lo hacía, resaltando de manera inequívoca la adscripción territorial «a nombre de los demás vecinos del barrio de la Trinidad».
Asimismo, en la respuesta del Municipio se especifica la adjudicación de la zona en la que se alzó la ermita al «conceder, como concede la licencia que pretenden los vecinos del barrio de la Santísima Trinidad dejando doce varas de anchura al camino para el tráfico de coches, carretas y traficantes (sic)».
Felipe Pérez 'el Menor', hijo del artífice del primer cuerpo de la ermita, labró durante tres años su segundo cuerpo: la nave congregacional.
En 1792 se alzó el camarín que albergaría a la imagen de la Virgen de los Dolores. La zona del atrio se alzó posteriormente. A principios del siglo XX, según se publicó en 'El Noticiero Malagueño', en su número de 10 de junio de 1900, «la capilla había corrido la misma suerte que todas las demás de su misma especie, que sólo contaban con la devoción de los fieles, estando cerrada al culto, disuelta su hermandad y agregada como aneja a la parroquia de San Pablo» (barrio de la Trinidad).
Otro testimonio inequívoco de la vinculación del sacro edificio con la zona trinitaria, lo aporta lo reseñado en el preámbulo de las constituciones que la Hermandad del Santo Cristo de Zamarrilla elaboró en 1788: «En la ciudad de Málaga a treinta y un días del mes de agosto de mil setecientos ochenta y ocho años, estando en la capilla de Nuestro Padre Jesús Crucificado con el título de Zamarrilla, situado al final de la calle de los Mármoles, barrio de la Santísima Trinidad, extramuros de esta dicha ciudad (…)».
Serán los cambios urbanísticos realizados en la zona de la citada calle y la delimitación que esta vía realizaba entre los barrios del Perchel al sur y de la Trinidad al norte, los responsables de que la ermita trinitaria se le adjudicara una adscripción espacial perchelera. Como es sabido, la calle Padre Miguel Sánchez es la que mantiene el trazado de la primitiva calle Mármoles. Su alineamiento se modificó ya en la década de los años 20 del pasado siglo. Con ello se conseguía una vía recta hacia el Puente de Alfonso XIII (así llamado por Real Orden de 21 de junio de 1921). Es el actual 'de la Aurora'. No obstante, su uso se dilató hasta junio de 1930.
La adscripción eclesial de la ermita de la calle de los Mármoles a la parroquia de San Pablo, barrio de la Trinidad, (y con ella la de las distintas fraternidades que en ella han tenido su sede) se ha documentado hasta mediados del siglo XX.
Ya en las constituciones que en 1922 aprobó la entonces nombrada como 'Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores' se señaló que estaba establecida canónicamente en la ermita de Zamarrilla y que pertenecía a la antes mencionada parroquia de San Pablo,.
Tras el asalto que en mayo de 1931 sufrió el sacro edificio, fue restaurado por el arquitecto diocesano Enrique Atencia. Era el año 1945. Según consta en diversa documentación, la capilla quedó agregada, en contra de lo que había sido su historia, a la zona perchelera. Así se especifica, por ejemplo, en los estatutos que en esa fecha aprobó la Hermandad del Santísimo Cristo de los Milagros y María Santísima de la Amargura, una vez que había consumado el traslado de la corporación nazarena a la ermita tras su efímero paso (entre los años 1939 a 1945) por la de iglesia de la Santa Cruz y San Felipe Neri.
El 19 de marzo de 1953, el prelado Ángel Herrera Oria, emitió un decreto por el que se creaban 15 nuevas parroquias en Málaga. Y entre ellas, la de Santa María de la Amargura. Pasados más de dos años, la parroquia comenzó a funcionar como tal, con sede provisional en la ermita. No obstante, la misa dominical se celebraba en las dependencias del colegio llamado José Luis de Arrese (actual Luis Braille).
La iglesia parroquial de Santa María de la Amargura (a la que finalmente y desde entonces quedó adscrita la ermita de Zamarrilla) fue bendecida el 14 de mayo de 1961. Era obispo coadjutor de la diócesis el prelado Emilio Benavent Escuín.
¿En qué barrio, distrito o zona específica de Málaga se adscribiría un edificio sacro (y las fraternidades que en él tuviesen establecida su sede canónica) que, por mor de una nueva ordenación urbanística, se le incluyera en una zona distinta a la que nació? Evidentemente al nuevo. Pero, desde el punto de vista de su establecimiento inicial, de sus raíces, y de su historia, lo sería en el antiguo. Esa es la cuestión. Solo desde una perspectiva meramente urbanística, se puede asociar a la ermita de Zamarrilla con el barrio del Perchel. Porque, por origen, tradición e historia, sin duda pertenece al de la Trinidad. La afirmación «se ubica en la linde de dos barrios» ha querido, de alguna manera, ofrecer una solución salomónica. Se alza en el Perchel, pero es Trinidad.
Siempre se recordará cómo el añorado fray José Luis Zurita Abril (OCD) abordó este dilema en su pregón de la Semana Santa del año 1990 cuando proclamó: «Pared con pared de mi casa había una ermita como un corazón grande bombeando la sangre de dos barrios». Si, la de Zamarrilla, la ermita ubicaba desde el siglo XVIII, como lo acreditan añejos documentos de una manera tajante e inequívoca, al final de una calle, la de los Mármoles, y en un barrio concreto, el de la Santísima Trinidad de la ciudad de Málaga.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Doménico Chiappe | Madrid
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.