La Esperanza es lo último que se pierde: La historia de Pablo Moreno y el pañuelo de la Virgen

«La Esperanza es lo último que se pierde». A sus 12 años, Pablo Moreno pone el titular a su historia. Este Jueves Santo acompañará un año más a su Virgen de la Esperanza en su procesión, como un modo de reafirmar que es posible lo que hace apenas una década su familia no podía ni soñar. Con apenas tres años, le diagnosticaron sarcoma de Ewing, un tipo raro de cáncer que se produce en los huesos o en el tejido blando del entorno. En su caso, la enfermedad le afectó a la médula. Tras varios días con molestias que los médicos no sabían catalogar, un día Pablo se levantó y no se pudo poner de pie. Empezó ahí el calvario para su familia. «Tuve que dejar mi trabajo para llevarme a Pablo al Hospital de Parapléjicos de Toledo. Cada veinte días volvíamos a Málaga para ponerle quimio, y vuelta a Toledo. Allí nos dijeron que mi hijo no volvería a andar, que si estaba allí es para que se acostumbrara a vivir en una silla de ruedas, si salía adelante», relata emocionada su madre Noemí Montes. Un familiar le hizo llegar un pañuelo de la Virgen de la Esperanza. «Un día, estando en Toledo, para sorpresa de todos, Pablo levantó una pierna durante sus ejercicios y, a partir de ese momento, la mejoría fue continua hasta hoy», destaca Noemí, quien está convencida de que aquella prenda de la Virgen salvó la vida de su hijo. Desde que pudo andar con normalidad, Pablo y su hermana Claudia salen en la procesión del Jueves Santo. Vea aquí todos los vídeos de Pasión y vida