Nueva Esperanza: 7,2 kilómetros de fe

Los auténticos pasos de la fe brotan cada Martes Santo desde el barrio de Nueva Málaga. Las largas hileras de nazarenos morados y verdes recorren cada año hasta 7,2 kilómetros para hacer púbica manifestación de fe por las calles de la ciudad.

Jesús Nazareno del Perdón y María Santísima de Nueva Esperanza cuentan con esa devoción arraigada de un barrio que los acompaña hasta el centro y vuelve con ellos hasta los últimos metros en la calle Camino Castillejos.

No es un reto, es una estación de penitencia más, y todo volverá a ser un éxito gracias al patrimonio humano de esta corporación nazarena. Una tarde de cuaresma, se pueden concentrar en el interior de la casa hermandad alrededor de unos 50 hermanos. Todos organizaban, limpiaban, disfrutaban de ratos de convivencia, y se ilusionaban ante la llegada de un Martes Santo en el que ya brilla el sol con fuerza.

«Disfrutamos de cada instante, incluso en la procesión, porque a veces se nos hace hasta corta», explicó para SUR David Vidal, antiguo hermano mayor de la Hermandad de Nueva Esperanza y actual primer teniente de hermano mayor. La bajada al centro histórico siempre es emotiva por el reencuentro de los sagrados titulares con su barrio. «Todos los vecinos les están esperando. Llegan sus Reyes», relató Mayte Guerrero, vocal de protocolo.

El paso de la hermandad por el centro ha cambiado con el paso de los años. «Antes íbamos muchos tramos a tambor. El objetivo era llegar dignamente al barrio, no había más», comentaba Vidal. Si bien Jorge Torre, fiscal de la hermandad, recuerda una anécdota muy especial. «Durante años, con el anterior recorrido oficial, se hacía calle Larios del tirón sin parar. Eso surgió del propio trono del Nazareno del Perdón de forma espontánea y le siguió el de la Virgen. Se hizo varios años», contaba.

Es de admirar el esfuerzo que deben hacer los hombres y mujeres de trono, pero la perfección del cortejo procesional se debe, sobre todo, a los nazarenos que aguantan estoicamente todo el recorrido. «Yo me quedo siempre con ellos, como mayordomo que soy, porque ahí está la ilusión. Además, nuestros niños y niñas están hechos de otro material y se animan entre ellos. Yo me quito el sombrero», decía emocionada Cristina Ranea, secretaria de la corporación.

Nueva Esperanza no solamente pasa por las calles de su barrio y su ciudad, si no que además deja huella en todos aquellos que contemplan su desfile procesional, y esto se debe al trabajo y la unión de estos hermanos. «Recomendamos nuestro paso por la tribuna de los pobres y la vuelta por el barrio de la Trinidad, se viven momentos muy bonitos», adelantó Fernando Alda, vocal de protocolo.

Más de siete kilómetros de oraciones y plegarias hacia Jesús Nazareno del Perdón y María Santísima de Nueva Esperanza que volverán a ser el ejemplo de una corporación nazarena envidiable.

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