La lluvia con amenaza de barro empaña el inicio de la Semana Santa de Málaga

La Málaga cofrade estuvo pendiente de los pronósticos meteorológicos desde la tarde del Sábado de Pasión, cuando las previsiones empezaron a empeorar. Tras dos reuniones, una el sábado y otra a primera hora de la mañana del Domingo de Ramos, las hermandades decidieron mantener los horarios e itinerarios a la espera de la hora de salida, donde cada corporación tomaría una resolución.

La Cofradía de la Pollinica salió a su hora. En ese momento, la frase pronunciada por un hombre de trono de Jesús a su Entrada en Jerusalén, «¡oído, vámonos para la calle», adquiría una profunda carga emotiva a tenor de lo que ocurriría a lo largo de la jornada. Instantes después, delante de la imagen de la Virgen del Amparo, el hermano mayor de la corporación, Juan José Granados, hizo una predicción que luego se cumplió: «Puede que seamos la única cofradía en la calle, vamos a estar con nuestros hermanos de otras cofradías».

Aunque le cayeron algunas gotas a su paso por la Alameda Principal, la Cofradía de Pollinica, que fue a un paso más acelerado, completó su recorrido y dejó una estampa para la historia con su estreno haciendo estación de penitencia en la Catedral.

A partir del mediodía, llegaron los anuncios de las cofradías que decidieron no salir y abrieron sus casas hermandad y templos, donde fueron constantes las visitas de los malagueños y foráneos a sus titulares. Además se organizaron actos litúrgicos como la eucaristía celebrada en su sede por la Hermandad de Humildad y Paciencia en sustitución de su estación de penitencia en la Catedral. La Cofradía del Dulce Nombre, por su parte, trasladó a sus titulares desde el tinglao de la plaza de Capuchinos a su sede canónica de la iglesia de la Divina Pastora.

Otra cofradía capuchinera, la del Prendimiento, acordó salir aunque con un itinerario acortado por el Molinillo, Ollerías y Dos Aceras hacia su barrio y sin pasar por el recorrido oficial. Un itinerario que tuvo que reducir aún más cuando la lluvia hizo acto de presencia con intensidad a partir de las 19.20 horas mojando a las dos imágenes y obligando a aligerar el ritmo del cortejo. La imagen de Jesús del Prendimiento y el manto de la Virgen del Gran Perdón fueron tapados con un plástico ya que la intensidad del chubasco fue importante al paso por las calle Dos Aceras y Carrión.

Lo mismo ocurrió con las tallas de Jesús del Huerto y el Ángel confortador cuando volvieron hacia su casa hermandad poco después de haber salido y al arreciar la lluvia. La Virgen de la Concepción no llegó a cruzar el dintel de su sede. En su interior, la representación de la Academia de Infantería de Toledo rindió honores a la Dolorosa a toque de cornetín.