La amenaza de lluvia es la principal amenaza para la Semana Santa por lo que supone al trastocar todos los planes previstos y obligar a tomar decisiones difíciles. Este año en Málaga las previsiones meteorológicas no son halagüeñas y, aunque van variando por días y ... horas, la Semana Mayor va a estar marcada por las reuniones y los acuerdos que se adopten para cada una de las jornadas para ver si se pueden realizar con normalidad los desfiles procesionales. Un escenario ha puesto sobre el tapete la pregunta de ¿hasta qué punto deben arriesgar las cofradías?
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Los hermanos mayores consultados por este periódico coinciden en que «por responsabilidad» con el patrimonio material (sagrados titulares, tronos, enseres y túnicas) y humano (nazarenos, hombres de trono, acólitos e integrantes de las formaciones musicales) no se debe salir a la calle ante el más mínimo riesgo de chubasco que pronostiquen los organismos meteorológicos oficiales, fundamentalmente la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
Las cofradías, dentro de su autonomía, son las soberanas para adoptar lo que es una decisión «muy difícil», como afirma Agustín Soler, hermano mayor de la Cofradía de la Misericordia y que supone que se vivan «momentos complicados», como añade su homólogo de la Soledad de San Pablo, Jesús Díaz. Y es que la decisión afecta a cofrades que llevan todo el año esperando con ilusión salir a la calle.
«Nos da pena tomar la decisión de no salir, pero hay que relativizar. ¿Quién tiene más ganas de salir un Domingo de Ramos que nosotros? Pero ante todo debemos el respeto a la hermandad, a las personas y al patrimonio», subraya el hermano mayor de la Salud, Miguel Ángel Vargas, una de las seis que acordó por unanimidad no hacer su estación de penitencia este Domingo de Ramos.
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El hermano mayor de la Archicofradía de la Esperanza, Sergio Morales, se muestra categórico y afirma que ante la posibilidad de lluvia «no hay que arriesgar nunca». En la misma línea, Antonio de la Morena, hermano mayor de la Congregación de Mena, una cofradía a la que se le suele tildar como menos conservadora a la hora de tomar una decisión, subraya que «cuando decidimos salir es porque hay un riesgo mínimo o cero de que llueva o porque los partes oficiales nos dicen que hay una ventana de varias horas donde no se prevén chubascos».
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«Nosotros hemos sufrido mucho con la lluvia en la calle y en ese sentido somos muy conservadores a la hora de tomar una decisión», añade Jesús Díaz. «Si los informes oficiales nos dicen que hay posibilidad de lluvia, no se debe arriesgar porque hay que velar no sólo por el patrimonio material que es importante sino también por el humano», agrega el hermano mayor de la Sentencia, José María Romero. «No hay que asumir ningún riesgo», apostilla Francisco González, hermano mayor de la Cofradía de Crucifixión.
En esa misma línea, Miguel Ángel Vargas, de la Salud, asegura: «La palabra arriesgar mejor dejarla para otros ámbitos. En las cofradías, siendo hermano mayor tenemos como responsabilidad mejorar, cuidar y hacer crecer el patrimonio material y personal de la cofradía. Aunque haya personas que digan que si se moja no pasa nada, sí pasa y más cuando llevas a un gran número de niños en tu cortejo. Hay que hacer un ejercicio de responsabilidad».
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¿Quiénes toma la decisión de salir o no? En las cofradías consultadas suelen ser las juntas de gobierno las que se reúnen antes de la hora prevista para la salida procesional y allí se exponen todos los informes oficiales (no se tienen en cuenta la información que llega de las aplicaciones móviles) y se somete a votación la decisión. Una vez que la hermandad está en la calle y se producen chubascos la decisión de volver recae en el jefe de procesión, que suele ser el hermano mayor.
Un caso especial lo constituye la Cofradía de Jesús El Rico, cuyos estatutos marcan que la tradicional liberación de un preso debe hacerse durante la salida procesional del Cristo el Miércoles Santo. De ahí que, para no perderla, en años con riesgo de lluvia en los que la hermandad no llegó a salir, se optó por colocar a la talla del Nazareno en unas andas y trasladarla al sitio elegido para la liberación. Así sucedió en los años 1981 y 2008, como recuerda el hermano mayor del Rico, Ramón Varea.
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«Estamos ya viendo opciones para este año, pero hasta que no llegue el momento no lo tendremos decidido», explicado Varea, quien también recuerda que, en 2019, salieron los dos tronos para el acto de liberación en la plaza del Obispo, y regresaron a la casa hermandad, sin pasar por el recorrido oficial, ante el riesgo de lluvia. «Los estatutos y la tradición nos obligan a intentar poner el Cristo en la calle para liberar al preso, salvo causa mayor», admite el hermano mayor respecto a la posibilidad de que la tarde esté cerrada en agua. «Siempre hay que buscar un equilibrio entre la tradición y el sentido común», añade.
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