La lluvia fuerza a un traslado rápido del Cautivo e impide su visita a los enfermos en el Civil
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La adversidad meteorológica marcó la misa del alba y redujo la afluencia de fieles, aunque no su devoción por el Señor de MálagaLa lluvia que desde la madrugada del sábado cayó sobre Málaga condicionó uno de los momentos más esperados del Sábado de Pasión como es la misa de alba y el posterior traslado de las imágenes de Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad. La adversidad meteorológica forzó que el trono fuera llevado desde la iglesia de San Pablo hasta su casa hermandad por el recorrido más corto y de la forma más rápida y se suspendiera la tradicional y esperada visita a los enfermos en el Hospital Civil.
Una lluvia que provocó una reducción del número de fieles que acuden a esta cita anual, aunque no su devoción por el Señor de Málaga ya que no faltaron los vivas y los lanzamientos de ramos de claveles rojos al paso del trono como expresión de fe. Precisamente los vendedores de flores se vieron también afectados ya que no pudieron vender su mercancía como esperaban. «Hoy no ganamos ni para pipas», comentó uno de ellos con su puesto a las puertas del vacío Hospital Civil; asimismo la bajada en la asistencia de público se ha dejado notar en los establecimientos de hostelería de la zona.
La madrugada apuraba sus últimos minutos ante el avance del amanecer cuando los fieles, desafiando la lluvia que en esos momentos caía sobre la ciudad, horadaban con sus pies las sendas de la fe salpicadas de charco que conducen cada víspera del Domingo de Ramos hacia el barrio de la Trinidad para asistir a la misa de alba. Faltaban una media hora para el inicio de la eucaristía y la plaza de San Pablo ya estaba llena de fieles con paraguas.
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Ante la previsión meteorológica, la mesa del altar se situó en el dintel del templo a diferencia de otros años, donde se colocaba en el atrio, y detrás de ella se situó el trono de traslado con las imágenes del Cautivo y la Trinidad. A las 7 de la mañana, hora prevista para el inicio del culto, cesó la lluvia y comenzó la eucaristía presidida por el obispo de la diócesis, Jesús Catalá, y concelebrada por varios sacerdotes, entre ellos, el deán de la Catedral y pregonero de la Semana Santa de 2025, José Ferrary.
Una misa que comenzó con la imposición de medallas por parte del hermano mayor de la cofradía, Mario Ortega, a la comisión de mandos de los Regulares, encabezados por el coronel Luis Gonzaga, que está al mando de Grupo de Regulares de Ceuta 54, y donde en su homilía Catalá ha invitado a los fieles a expresar su amor al Cautivo ofreciéndole «unas oraciones en forma de claveles».
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«Que hoy no le faltan claveles al Cautivo», ha afirmado el obispo, quien ha añadido: «Pedimos al Cautivo que nos conceda su misma mirada para ver con sus ojos, para ayudar al necesitado, para cuidar al enfermo, para vestir al desnudo, para apoyar al caído, para dar una palabra de aliento a quien se encuentra deprimido».
Durante la misa, donde se leyó el texto de la Profecía de Ezequiel, el salmo 31 y un pasaje del Evangelio de San Juan y el acompañamiento musical ha corrido a cargo del coro de la Catedral que dirige Antonio del Pino, la lluvia fue intermitente cayendo en el momento de la homilía y al final, obligando a los asistentes a abrir el paraguas. Entre ellos, el alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, los portavoces municipales Daniel Pérez (PSOE) y Antonio Alcázar (Vox), el comisario provincial de la Policía Nacional, Enrique Barón, varios delegados territoriales de la Junta, representantes de la Diputación Provincial, entre otros.
A la conclusión de la eucaristía, la hermandad hizo público el plan B que ya tenía diseñado en caso de lluvia lo que supuso la lógica suspensión de la visita al Civil -sí acudió posteriormente una comisión de la cofradía para imponer la medalla a los enfermos- y que el traslado se haría por el recorrido más corto en el momento en que la lluvia diera una tregua.
Un instante que llegó a las 8.26 minutos cuando el trono cruzó el dintel de San Pablo entre aplausos y vivas al Cautivo y la Trinidad mientras los servicios de seguridad despejaban la plaza para que pudiera discurrir el cortejo, que fue abierto por una escuadra de gastadores del Grupo de Regulares.
Tras el trono se situó la banda de cornetas y tambores del Cautivo pero no interpretó ninguna marcha sino que las andas fueron a toque de tambor para acelerar el paso. 33 minutos después, las imágenes entraron en la casa hermandad a los sones del Himno Nacional después de que sonara la marcha 'Señor de Málaga'. Poco después volvió a llover sobre la ciudad.
Las puertas de la casa hermandad permanecieron abiertas hasta las 13.30 horas -horario habitual del encierro en una jornada normal de traslado- para que los fieles pudieran ver a Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad para rezarle y dejarle los ramos de claveles con la esperanza de poder verlos por las calles en la tarde-noche del Lunes Santo.
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