Andrés García: «Los jóvenes cofrades tienen que mimar su formación»

-¿De dónde le viene esa devoción a los titulares de las cofradías a las que pertenece?

-La Esperanza porque en Málaga es un icono devocional de una magnitud increíble y siempre me sentí muy atraído; del Cautivo porque soy del barrio de la Trinidad, y de la Salutación y de la Divina Pastora por gusto propio. Me generan mucha simpatía.

-¿Esa fe es la que le guió a estudiar Teología?

-La fe siempre ha estado muy presente en mi vida desde que era pequeño. Mis padres me lo han inculcado. Recuerdo cómo coleccionaba con mi padre itinerarios cofrades, estampitas de santos, visitábamos las iglesias o veíamos las procesiones en Semana Santa. Cuando fui creciendo y vas perfilando tu futuro, empecé a estudiar Historia, aunque finalmente lo dejé, y estudié Teología por una necesidad de querer conocer mejor los fundamentos de mi fe. Porque a veces damos por hecho que conocemos todo de nuestra fe y, sin embargo, no es así. Mi interés por estudiar Teología es vocacional, pero también por otra de mis grandes pasiones que es la docencia. Y conseguí empezar a trabajar de profesor en el año 2015 en el Colegio León XIII y en el Colegio La Colina de Málaga capital, y en la Escuela Teológica Diocesana San Manuel González, en la sede de Mijas.

-¿Hay muchos alumnos que cursan las materias que imparte?

-Conforme ha ido pasando el tiempo han aumentado y, además, me consta que hay cada vez más jóvenes. Hasta el Concilio Vaticano II la Teología era algo reducido casi en exclusividad al clero. Los laicos no teníamos ninguna presencia, pero poco a poco se han ido incrementando y la eligen como primera carrera.

-¿Cómo se está desarrollando el curso de catecismo a los hermanos mayores y aspirantes?

-Es algo que no pedí, porque soy también catequista en la Archicofradía de la Esperanza y llevo el proceso de coronación canónica de la Divina Pastora, pero la autoridad eclesiástica competente confió en mí para que llevase la formación religiosa de las cofradías, hermanos mayores, tenientes hermanos mayores y aspirantes. Hemos empezado a formar a este grupo, en el que están unas cien personas, con un estudio guiado del catecismo. Tiene un carácter obligatorio para aquellos que libremente aspiren a ser hermanos mayores, pero no es menos cierto que también es una buena ocasión para revisar los fundamentos de la fe y actualizarse. La gente está muy contenta. Porque no se puede amar lo que no se conoce y el desconocimiento de la religión es cada vez mayor. Presuponemos que en las cofradías hay una formación básica, pero es un tema capital que hay que incidir.

-¿Cómo valora el nivel de estos alumnos?

-En cuanto al nivel, hay de todo. Hay casos en los que se nota que poseen una buena formación porque han tenido la inquietud de seguir formándose y leyendo, y otros con una formación mucho más básica o más precaria. No hace falta ser licenciado en Teología para ser un buen cristiano y cofrade, pero los jóvenes cofrades tienen que mimar también el aspecto formativo.

-¿Qué aporta su libro sobre la Resurrección?

-Es una adaptación de mi tesis y me centro en las objeciones que se han presentado a la historidicidad de la Resurrección y hago un estudio sobre las consecuencias hermenéuticas que tiene este acontecimiento para la fe.