El pintor malagueño y hermano de la Archicofradía de la Expiración Jaime Díaz Rittwagen vive hoy con pesar y añoranza el Miércoles Santo rodeado de pinceles, aunque con la ilusión enmarcada en los actos del centenario de la corporación y la salida procesional del ... próximo año.
–¿Lleva muy mal pasar la Semana Santa sin que haya procesiones?
–Pues sí, porque soy hermano de la Expiración de toda la vida. Mi padre era hermano y esto es una tradición de padres a hijos. La primera vez que participé en la procesión fue de monaguillo y después unos cincuenta años de nazareno, o llevando cuestiones como el Patronato Escolar cuando se hizo la casa hermandad de la cofradía, entre otras iniciativas en las que he estado inmerso dentro de mi cofradía. Así que lo vamos llevando de la mejor manera posible en casa.
–¿Está pintando?
–Sí, estoy en estos días pintando. Son obras para el extranjero ya que en Málaga está la cosa más tranquila y todo parado, aunque terminé recientemente unas exposiciones tanto en Málaga como en Barcelona.
–¿Habla con los hermanos de Expiración, su cofradía, estos días?
–Sí, tenemos una relación constante, sobre todo, como sabes, en este año que celebramos el centenario fundacional de la cofradía. Hasta ahora se han celebrado una serie de actos y estaba todo el mundo muy ilusionado pero esta situación lo ha parado todo. Pese a todo, el año aún no ha terminado y esperamos que la pandemia se acabe y podamos celebrar alguna exposición al menos.
–¿Y cómo se encuentran, qué le dicen?
–Pues muy mal, como todos. Ayer vivimos a mediodía una estación virtual y una misa previa que se realiza cada año el día antes de la procesión y de alguna forma paliamos estos momentos duros.
–La Expiración lleva dos años sin salir, ¿cómo se afronta esa situación?
–Yo ya sufrí en los años setenta la suspensión de la salida procesional por la lluvia y salimos la mañana del Jueves Santo en un bonito recorrido. Pero nuestro patrimonio es muy importante como para haber salido el año pasado, dadas las previsiones meteorológicas que había. Creo que la decisión de la cofradía de no salir el año pasado fue muy acertada. En cuanto a este año, nos ha tocado aguantar esta pandemia y estamos sufriendo porque surgen las añoranzas, los vínculos familiares, los afectos, aunque al menos todo ello lo compartimos de forma virtual en la lejanía.
–¿Cree que si el tiempo lo permite la de 2021 será una gran Semana Santa?
–Indudablemente. El cofrade no para nunca. Siempre tenemos cosas que hacer, pero estamos en tiempos de penurias. Al margen del mantenimiento del patrimonio de las cofradías habrá que ayudar también a las personas que más lo necesiten. Quizás en esta situación los más perjudicados sean los niños, que no entienden que no puedan salir en la procesión, pero a buen seguro que la Semana Santa de Málaga de 2021, si el tiempo lo permite, será maravillosa.
–¿Cuál sería el motivo o imagen que pintaría de estos días?
–Quizás una Virgen dolorosa. Mi Virgen de los Dolores, con sus lágrimas puestas, que sería el símbolo que en principio me viene a la cabeza. No hay nada más triste que una Virgen llorosa. La Virgen expresa el dolor en la mirada, en el gesto, en la boca, en la comisura de los labios. Todo eso te lo aporta la devoción a una Virgen determinada. Ahora mismo estamos como si nos faltara algo, extraños, y aún queda mucha Semana Santa. Pero ese símbolo recrea la devoción a la Virgen y nos llama al rezo y a la oración.