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Procesión de la Cofradía de la Expiración en 1935. Sur
El inútil impulso de las hermandades y cofradías tras la Semana Santa de 1935
Investigación cofrade

El inútil impulso de las hermandades y cofradías tras la Semana Santa de 1935

Fue una de las más incompletas que se recuerdan en la historia del procesionismo malagueño por la situación vivida, sobre todo, durante los llamados 'Sucesos de Mayo de 1931'

Andrés Camino Romero / Doctor en Historia

Málaga

Viernes, 14 de marzo 2025, 11:22

La Semana Santa de 1935 fue una de las más incompletas que se recuerdan en la historia del procesionismo malagueño por la situación vivida años atrás. En los llamados 'Sucesos de Mayo de 1931', que tuvieron lugar en las infaustas jornadas de los días 11 y 12, se perdió gran parte –no todo– del patrimonio cofrade atesorado durante siglos por generaciones de cofrades y devotos. Ese acontecimiento de marcado acento político-social, uno de los más graves acontecidos, provocó la suspensión de las procesiones en 1932, 1933 y 1934. Tras los desmanes producidos, los dirigentes agrupacionistas, con Enrique Navarro Torres al frente de la institución, mantuvieron una postura firme mientras el pueblo de Málaga no lo solicitase, las corporaciones nazarenas no volverían a salir a la calle.

A partir de 1933, se formó una Comisión Pro Semana Santa, formada por Enrique Llovet Fernández, José Valles Primo, Manuel Mena Muñoz, Jorge Eloy García-Mata y Enrique Roldán Andreu, con la consigna de trabajar para que las cofradías efectuasen nuevamente sus salidas penitenciales. Por desgracia, no fueron todas las que existían antes de 1931, puesto que algunas de ellas habían quedado desorganizadas al perderlo casi todo. Las que pudieron levantar cabeza se atrevieron –y no todas, como la Archicofradía del Paso y la Esperanza que votó no a la salida– a poner los tronos en las calles el Jueves y Viernes Santo y el Domingo de Resurrección. En la primera de las jornadas mencionadas salieron por la mañana la Pollinica y la Cena, y por la tarde, las Fusionadas y El Rico; en la segunda, en horario matutino, la Expiración y la Zamarrilla, y en el vespertino, Amor y Sepulcro; y en la tercera, el Resucitado.

Sorprendentemente un mes después de la Semana Mayor, el movimiento cofrade surgía con una fuerza inusitada a pesar del daño sufrido, convocando a sus hermanos para la renovación de sus órganos de gobierno, la concesión de nombramientos honoríficos, la celebración de funciones religiosas e, incluso, la fundación de nuevas hermandades, algo insólito.

Procesos renovadores

El periódico La Unión Mercantil, de corte conservador, fue, sin duda, uno de los más importantes a considerar en cuanto a la información facilitada de las hermandades y cofradías de Semana Santa. En el Museo Unicaja de Artes y Costumbres Populares (antiguo Archivo Díaz Escovar) se conserva la colección de 1886 a 1936 y en el Archivo Municipal de Málaga del periodo comprendido entre 1887 y 1936, aunque con saltos en una serie de años. Asimismo, en la Hemeroteca Municipal de Madrid se cuenta con ejemplares de la década de los años veinte. El estallido de la guerra civil hirió de muerte a esta singular publicación que tantos datos y noticias ha proporcionado a los historiadores, estudiosos e investigadores para el conocimiento del devenir de nuestras hermandades y cofradías.

Con respecto a la Hermandad del Sepulcro, se indicaba que, entre los días 5 y 12 de mayo, había celebrado asamblea anual de estatutos en la sede de la Agrupación de Cofradías, sita en la Alameda Principal n.º 29 (donde hoy día se levanta la iglesia de Stella Maris), para la aprobación de las cuentas y la elección de la nueva directiva. Así, en la del día 12, habían tomado posesión los nuevos miembros, destacando como hermano mayor, Ricardo Green Nicolau; mayordomos, Juan López Rodríguez y Víctor N. Alcántara Pérez; secretarios, Adolfo Ruiz Castro y Juan Palma Ávila; tesorero, José Reding; contador, Amador García Moyano.

«Con respecto a la Hermandad del Sepulcro, se indicaba que, entre los días 5 y 12 de mayo, había celebrado asamblea anual de estatutos para la aprobación de las cuentas y la elección de la nueva directiva»

La Cofradía del Amor también en la referida fecha del 12 de mayo y en otros salones agrupacionales, citó a sus hermanos para que participasen en la elección de la nueva junta de oficiales, saliendo designados, entre los cargos principales, hermano mayor, Alfonso Sell Aloy; mayordomo primero, Eduardo del Rosal Vilchez; mayordomo segundo, Blas Solís González; tesorero, Antonio Martín Villarraso; contador, José María Simonet Campos; secretario, Carlos Tomasetti Carita. La toma de posesión, como lo anunciaba La Unión Mercantil el 24 de mayo, se llevó a cabo también en la sede agrupacional. En la información se reseñaba el nombramiento de «una Comisión, la cual gestionará todo cuanto sea necesario para la adquisición de un nuevo trono para su Titular el Santísimo Cristo del Amor y el que necesariamente necesite la Virgen de reciente adquisición, además de las reformas consiguientes en los equipos, insignias, adquisición de nuevos estandartes, etc.».

Primigenia imagen de la Virgen de la Caridad. Sur

Una nueva cofradía que se unió a los procesos electorales fue la de la Sentencia. Había celebrado cabildo general de elecciones el miércoles 13 de mayo, con objeto de designar a los directivos que la comandarían en el periodo 1935-1936. Para el cargo de hermano mayor salió proclamado Enrique Alcaraz Casamayor; de teniente hermano mayor, Diego Quesada Sánchez; de secretario, Federico de Palma; de tesorero, Antonio Rodríguez Aguilar; de contador, Francisco de la Torre. La hermandad se fundó en la iglesia de la Aurora María en 1929, pero, por los destrozos causados durante los 'Sucesos de Mayo de 1931', se vio obligada a trasladarse a la vecina parroquia de San Pablo, donde permaneció un tiempo hasta su posterior asentamiento en la parroquia de Santiago Apóstol.

En la edición del 15 de mayo de 1935 se anunciaba que la Cofradía de la Expiración, por entonces establecida en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, celebraba un cabildo general de hermanos para la renovación de la junta de gobierno que regiría los destinos de la corporación perchelera durante el periodo 1935-1936. Ocuparon los cargos principales los siguientes directivos: hermano mayor, Enrique Navarro Torres; tenientes hermanos mayores, Ramón Muñoz Luna, Marcial Moyano López y Francisco San Esteban Oviedo; secretario, Rafael Merino Trigo; tesorero, Antonio Dobladez Valor; y contador, Manuel del Olmo Fernández. Se hace necesario recordar que esta cofradía, tras el asalto y quema de la iglesia de San Pedro durante los referidos 'Sucesos de Mayo de 1931', había tenido como sedes provisionales la Santa Iglesia Catedral y el Sagrado Corazón.

Otra de las fraternidades que eligió su junta de gobierno fue la «Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Pasión y María Santísima del Amor Doloroso», recayendo los cargos más importantes en: hermano mayor, Rafael Poyato Crespo; teniente hermano mayor, Luis Ramis de Silva; tesorero, Rafael Vila Fresneda; contador, José Luis Sánchez Molina; y secretario, Daniel del Mármol Garcés. Por esta época, la hermandad estaba radicada en la iglesia parroquial de la Santa Cruz y San Felipe.

También en las Reales Cofradías Fusionadas de la parroquia de San Juan se renovaron los cargos, quedando formados así: hermano mayor, Wenceslao Ruiz-Salinas Raggio; teniente hermano mayor, José Mata Pérez; secretario primero, Francisco García Grana; tesorero, Alfonso de Ahumada y Heredia, marqués de Monte Alto; contador, Manuel Ruiz Segovia; fiscal, Rafael Gámez de la Rosa.

Wencelao Ruiz-Salinas Raggio, hermano mayor de Fusionadas. Sur

Dos cofradías más, que tengamos conocimiento, formaron nuevas juntas en el mes de mayo, que es el que estamos tratando. Por un lado, la «Hermandad de la Misericordia y María Santísima de los Dolores», aunque se cometió el error de mantener la primigenia advocación de la titular y no actualizar la nueva, que era la del Gran Poder. En la sala de juntas de la parroquia del Carmen, y bajo la presidencia del cura-párroco José Compaña, se reunieron un destacado número de hermanos. En el ejemplar de La Unión Mercantil del 22 de mayo se resaltaba que: «El presidente da cuenta a los reunidos que el objeto de la reunión no era sino el de dar cuenta que habiendo desaparecido las causas por lo que la marcha de la Hermandad estaba paralizada era necesario poner los medios para que vuelva nuevamente el engrandecimiento de la misma y cumplir con lo que determinan los estatutos».

Posteriormente, se procedió al nombramiento de la junta, figurando como cargos principales los siguientes: hermano mayor, Enrique Llovet Fernández; teniente hermano mayor, José López Merino; secretario general, Juan Pérez Bernedo; tesorero, Francisco Barranco García; y contador, Manuel Ortiz Granados. Hay que apuntar que Llovet sustituía «al señor Cortés, que hasta la fecha ha sido Hermano Mayor, por la labor que ha realizado en estos dos años».

Por otro, la Cofradía de la Columna citó el 25 de mayo a sus hermanos a una reunión en la que se procedió al nombramiento de una nueva junta de gobierno. Los cargos más destacados lo ocuparon: hermano mayor, Miguel Rodríguez; teniente hermano mayor, Manuel Reyes; secretario, Francisco Gallardo; contador, Antonio Fernández; y tesorero, Bartolomé Martín.

Nombramientos

La Hermandad de los Pasos en el Monte Calvario y María Santísima del Rocío aspiraba a procesionar a sus titulares en la Semana Santa de 1936. Así se ponía de manifiesto en una noticia ofrecida por La Unión Mercantil. Además, la corporación victoriana en un acto organizado el día 12 de mayo, entregaba el nombramiento de mayordomo mayor honorario al secretario de la Dirección del Diario de Málaga, Manuel Prados y López, y el de camarera honoraria de la Virgen del Rocío, a su distinguida esposa. En el acto de entrega, el entonces hermano mayor, Manuel Donato Sánchez Pérez, daba lectura a un escrito del que se extrae lo siguiente: «Distinguido señor: Uno de los más singulares deberes de todo ser, individual o colectivo, que goza de razón, y que de un modo consciente sabe y puede apreciar en todo su valor la magnitud de los favores que recibe, es agradecer en el fondo de su alma los beneficios que le son otorgados y mostrar su reconocimiento no sólo tácitamente, sino de un modo expreso, para que el favorecedor reciba la satisfacción de saber que hizo el bien y no fue depositado en corazones áridos, insensibles al sentimiento de la gratitud».

Bendición de la actual imagen de la Virgen del Rocío, en 1938. Sur

Un segundo nombramiento, más que nada de reconocimiento, fue a la labor efectuada por el mayordomo presidente saliente de la Cofradía del Amor, Alfredo Kluft y Amat, durante los años comprendidos entre 1930 y 1935. En la reunión celebrada el domingo, día 12, en los salones de la sede agrupacional de la Alameda Principal, se le otorgó el título de «Consejero de honor y con lugar preferente en todas las reuniones que hayan de celebrarse».

Una tercera designación se aprobó en el propio seno de la Agrupación de Cofradías. Una representación de la entidad, presidida por Enrique Navarro Torres, asistió a una de las disertaciones del jesuita José Antonio Laburu Olascoaga (1887-1972), celebrada el 13 de mayo en la Santa Iglesia Catedral y al término de la misma se le hizo entrega del título de «Consejero de Honor», cumpliéndose así con lo adoptado en la última asamblea.

Un último nombramiento, que conozcamos, producido en el referido mes de mayo, fue el que la Cofradía de la Pasión concedió al «insigne recitador» cartameño José González Marín, designándolo hermano mayor honorario. Al margen de este reconocimiento, la cofradía aprovechó el homenaje que se le tributaría en su localidad natal el sábado 1 de junio para «asociarse a él, entregándole en este simpático acto un valioso pergamino, orlado con un soberbio marco de estilo barro, el cual es una obra del gran artista y paisano nuestro Paco Palma y del joven e inspirado dibujante Guillermo Puya».

 

5.-José González Marín, hermano mayor de Pasión, el segundo de los sentados por la izquierda. Sur

Cultos

La Cofradía del Amor celebró una función de estatutos en el mes de mayo. La Unión Mercantil anunciaba que el domingo 5 de mayo había tenido lugar en la iglesia de la Victoria. En la crónica periodística se describía que «el templo presentaba brillante aspecto, luciendo una magnífica iluminación eléctrica. Al lado izquierdo del presbiterio se hallaba colocado el trono procesional del Santísimo Cristo del Amor y María Santísima rebosante de flores y luces. Ante él se había instalado un altar, en el que se celebró la Santa Misa. Esta fue oficiada por el capellán de la Hermandad, don Francisco Sánchez». Al acto religioso asistieron además de los directivos encabezados por Alfredo Kluft, quien sería sustituido por Alfonso Sell Aloy, numerosos fieles. Curiosamente terminado el sermón, se hizo público el fallecimiento del ejemplar malagueño Narciso Díaz de Escovar, producido el 3 de mayo, «gran amante de las cofradías malagueñas».

Fundación de hermandades

En la edición del 10 de mayo del citado diario, se daba la noticia de la fundación de una nueva corporación nazarena con la denominación de «Hermandad de Nuestro Padre Jesús Camino del Calvario», teniendo como proyecto la salida procesional en la Semana Santa de 1936. La idea de los impulsores de la iniciativa cofrade era la representación del «Redentor cargado con la Cruz cuando encuentra a su Santísima Madre camino del Gólgota». Con respecto al autor de la imagen se recogía que: «ha sido encargado a un notable escultor granadino, muy conocido en nuestra capital por sus excelentes trabajos», pero sin desvelarse su identidad. También se destacaba en la información el destacado número de hermanos dados de alta y que, en un breve plazo, quedaría constituida legalmente, contando con «la ayuda moral y material de relevantes personalidades de la capital».

Quince días más tarde, La Unión Mercantil precisaba que debido a la confusión que podría producirse con la Hermandad de los Pasos en el Monte Calvario de la parroquia de San Lázaro, la comisión organizadora había tomado la decisión de cambiarlo por el de «Nuestro Padre Jesús Camino del Gólgota». Asimismo, se comunicaba que las labores emprendidas por la referida comisión marchaban a buen ritmo y que, era de prever, que para la Semana Santa de 1936 pudiera efectuar su primera salida procesional.

«Debido a la confusión que podría producirse con la Hermandad de los Pasos en el Monte Calvario, la comisión organizadora había tomado la decisión de cambiarlo por el de Nuestro Padre Jesús Camino del Gólgota»

El autor o redactor de la información no facilita, por desgracia, las identidades de los promotores y la sede en la que se pensaba establecer la naciente corporación que por motivos desconocidos no llegaron a buen puerto. Seguramente la inestabilidad política y social que, por entonces, se vivía en España en general y en Málaga en particular, dieron al traste con la iniciativa cofrade.

Una segunda corporación surgida fue la «Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Pasión y María Santísima del Amor Doloroso». Según el profesor Antonio Miguel Sánchez Herrera, en un artículo publicado en La Saeta de Otoño de 2004, ofrece como posible fundación dos fechas: la del 11 de mayo de 1935, coincidiendo con el cuarto aniversario de la quema de conventos e iglesias, o la de 1934. También ese último año es el que aparece en la web de la Archicofradía de la Pasión, al anotarse que: «Rafael Poyato Crespo quien, en 1934, tomó la iniciativa de fundar una nueva Cofradía de Penitencia en desagravio por las persecuciones que en esa época padecía la Iglesia Católica», si bien el primer cabildo constituyente tuvo lugar en el mes de mayo de 1935, naciendo oficialmente la cofradía que, como se ha visto líneas atrás, nombraría a su primera junta directiva.

Otra de las instituciones nazarenas fundadas fue la «Hermandad del Santísimo Cristo de la Agonía y María Santísima de las Penas». Ante la falta de documentos y libros de actas para fijar una fecha de arranque, se cuenta con una noticia publicada en La Unión Mercantil del 9 de junio que anunciaba que la Comisión Organizadora había celebrado el día 7 del citado mes una reunión general de hermanos en la sede de la Agrupación de Cofradías, con el fin de nombrar una nueva junta de gobierno. Los reunidos en los salones agrupacionales eligieron, entre otros cargos, hermano mayor a Julio Alfaro Martín, secretario a Manuel Gutiérrez de la Rosa, tesorero a Francisco Pérez Tobal, contador a Antonio Ballesteros Sencianes y archivero fiscal a Pedro Martínez Temboury. El proceso de gestación de la Cofradía de las Penas pudo iniciarse en los meses posteriores a la celebración de la Semana Santa, es decir, entre abril y mayo de 1935.

Estas líneas solo han sido una breve muestra del empuje y de la vitalidad del movimiento cofrade malagueño a pesar de las pérdidas sufridas en los 'Sucesos de Mayo de 1931'. Cuando las hermandades y cofradías daban signos de normalización y estabilización, estallaba la Guerra Civil. Todo lo que se había avanzado fue inútil, teniéndose que comenzar de nuevo a partir de 1937.

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