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RAFAEL RODRÍGUEZ
Jueves, 28 de abril 2022, 00:24
Finalizada la Semana Santa, ahora es tiempo de hacer balance de todo lo acontecido. Una Semana Santa marcada por la lluvia en la tarde y ... noche del Martes Santo, que alteró el discurso normal de las cofradías de Nueva Esperanza, Penas, Humillación y Sentencia, y dejó al Rocío y al Rescate sin pisar la calle. Pero también ha sido la Semana Santa de la vuelta a la normalidad, la de los aforamientos, de la seguridad desmedida, en algunos momentos, y la del rebautizo del recorrido oficial, instaurado en 2019 y que, tras dos años de ausencia procesional por la pandemia, sigue sin convencer a todas las partes.
Para tratar estos y otros asuntos, contando con uno de los impulsores del nuevo recorrido oficial. Se trata de Rafael López Taza, hermano mayor de la Sagrada Cena, quien no ha querido eludir ninguna pregunta, por delicada que sea, y ha expresado su total satisfacción por cómo ha transcurrido la Semana Santa, aunque reconoce que todavía hay cuestiones que mejorar.
-Durante la cuaresma se instaló el pesimismo a raíz de las noticias que se difundieron por la falta de nazareno y hombres de trono en algunas cofradías y, sin embargo, concluida la Semana Santa, parece que reina el optimismo, según han comentado algunos hermanos mayores, cofrades en general e incluso periodistas. ¿Qué balance hace usted de la Semana Santa?
-En realidad, ha sido una cuaresma difícil, porque, después de dos años sin procesiones, la gente se ha enfriado. Ha sido complicado el acercamiento a las hermandades durante este tiempo por la pandemia. Y no, porque las hermandades no hayan querido tener a sus hermanos. No ha habido tantos hombres de trono ni nazarenos, como se esperaba, pero, al final, los hermanos se han vuelto a animar y no ha habido problemas en los varales ni en las filas de nazarenos. Evidentemente, los cotejos han sido más cortitos en algunos casos, pero han salido bien. Pienso que hemos tenido una buena Semana Santa porque, al fin, hemos podido procesionar, y creo que la gente se va a animar para las próximas. En general, los tronos han estado bien llevados, los cortejos han estado bien presentados y hemos recuperado a los niños que salieron en 2019 muy pequeñitos y ya no recordaban lo que era salir de nazareno. Hemos visto las caras de estos niños que redescubrían las procesiones. Creo y deseo que esto va a servir para que el año que viene no haya ningún tipo de problema con los nazarenos y hombres de trono.
-¿Y en su cofradía?
-Nosotros no hemos tenido problemas de hombre de trono, pero, con los nazarenos, antes no podíamos sacar más, porque no teníamos túnicas, y, sin embargo, este año, con el hábito nuevo, es cierto que teníamos las expectativas muy altas y, al final, hemos cubierto como cualquier otro año, aunque habíamos hecho más equipos. No obstante, soy optimistas y espero que más hermanos se ilusionen y se incorporen a la fila de nazarenos, tras ver el nuevo hábito en la calle, que, por cierto, ha gustado mucho. También estoy convencido de que tendremos nuevos hermanos.
-Por cierto, sus titulares y el grupo escultórico ya se encuentran en Santo Domingo y su sede canónica, la parroquia de los Mártires, ya está abierta al culto tras su restauración. ¿Tienen ya aprobado el cambio de sede?
-Antes de la reapertura de los Mártires hablé con mi director espiritual que es el párroco de los Mártires y le expliqué la situación de mi hermandad. Nuestros estatutos, hasta el momento, pone que nuestra sede es la iglesia de los Mártires y él me dijo que estuviéramos ya en Santo Domingo, ya que tanto él como el párroco de Santo Domingo estaban de acuerdo en que la Cena estuviera en el templo de El Perchel. Pero, claro, estoy a la espera de que el Obispado, de forma oficial, me diga que mi sede es ahora Santo Domingo. Hemos solicitado una reunión con la vicaría general y con la delegación de Hermandades para solucionar ya este tema de una vez y dejar zanjado el cambio de sede. Pedimos el cambio hace dos años, tras la aprobación del cabildo de hermanos. Estamos en Santo Domingo, pero deberíamos estar en los Mártires, pero nos dicen que nos quedemos en Santo Domingo. Sé que hay intención, por todas las partes, de que nos quedemos en Santo Domingo y no creo que haya ningún problema, pero tenemos que darle solución ya.
-Volviendo a la Semana Santa, efectivamente, los varales se han cubierto, pero, en algunos casos, se han contado, incluso, con menores de edad.
-Bueno, en mi hermandad no salen menores de edad, pero es verdad que ha habido hermandades que han tenido la necesidad de tirar de jóvenes. Espero que su participación no se quede solo en este año. Ojalá que repitan y se hagan mayores en los varales.
-¿Hay alguna fórmula para reclutar nazarenos?
-Sí la hay. Hay que trabajar más el tema del nazareno durante todo el año, igual que se hace, y muy bien, con los hombres de trono. Las cofradías organizan para los hombres de trono charlas coloquios, comidas… A los hombres de trono se les tiene en un pedestal y, ciertamente, debe ser así, porque hacen un esfuerzo y son parte importante de las hermandades, pero creo que el nazareno se merece ese valor. Para mí el nazareno es, incluso, una figura más importante que la del portador, porque es la esencia de la Semana Santa, sin desmerecer al hombre de trono, que es muy importante. Asimismo, hay que trabajar más con los jóvenes y concienciar al hermano de que la cofradía no es un trono. Hay más vida. Los hermanos que se retiran de los varales deben coger el cirio e ingresar en la fila de nazarenos.
-Después de dos años complicados, sin procesiones, las formaciones musicales lo han pasado mal. ¿Cómo ha visto a las bandas en su regreso procesional?
-Han estado impresionantes. Lógicamente, tenía miedo en este aspecto, después de dos años sin procesionar y con parones en los ensayos por la pandemia. Sin embargo, ya en las procesiones previas y en los conciertos se vieron que el nivel de las bandas no había decaído, sino todo lo contrario, pues pienso que la motivación ha hecho mucho. El regreso a la calle y escuchar el aplauso y el calor del público es muy importante para los músicos.
-¿Y las crucetas, en líneas generales?
-También bien, porque las cofradías, en líneas generales, van teniendo claro qué quieren. También hay que tener en cuenta que nuestros tronos son muy pesados y, a veces, una cofradía de corte clásico tiene que tirar de una marcha alegre para motivar al hombre de trono en momentos complicados. En este caso concreto, algunos se echan las manos a la cabeza, pero cuando a una cofradía de corte más alegre se le toca una marcha fúnebre, se dice que es maravilloso. No hay que rasgarse las vestiduras cuando ocurre una cosa u otra, porque la esencia de la cofradía no se pierde por tomarse una licencia en un sentido u otro.
-Conociéndolo, seguro que ha vivido las procesiones de vísperas, ¿no es así?
-Por supuesto. Y he de decir que estas hermandades o grupos parroquiales van evolucionando. Ellos lo tienen más difícil que las cofradías agrupadas, porque es evidente que nosotros tenemos el respaldo de la Agrupación y, por qué no decirlo, contamos con la subvención de la entidad. Aún así, he visto cosas muy positivas y, en la mayoría de los casos, ha habido un respaldo de los barrios.
-¿Y qué me dice del reestreno del Mutilado, hoy Cristo de la Clemencia?
-Ha sido algo muy positivo para nuestra Semana Santa. No es un descubrimiento, porque ya intuíamos lo que podía ser, pero sí ha sido gratificante. Las calles estaban abarrotadas el Sábado de Pasión, el patrimonio de esta hermandad es excepcional, la banda de la Esperanza es maravillosa, como lo fue la cruceta musical, y ni qué decir de la imagen del Crucificado y su trono, que es muy peculiar y con mucho estilo. En definitiva, hemos recuperado a una gran hermandad y me alegro muchísimo de ello.
-¿La ve con posibilidades de reingresar en la Agrupación de Cofradías próximamente?
-No sé si será la próxima en entrar en la Agrupación. Por mí, no habría ningún problema, pero los hermanos mayores tendrán que decidir. No he tanteado a ninguno en este sentido, aunque, insisto, por mí, no habría ningún problema para que entrara. Está preparada. Quizá, habría que verla con nazarenos en la calle, con un cortejo un poquito más amplio, pero poco más. Esta hermandad está preparada, sin duda.
-A veces se dice que las cofradías son del pueblo. ¿Lo ve así?
-Difícil pregunta. Las cofradías son para el pueblo. Las cofradías son de sus hermanos, del Obispado y de todas aquellas personas que luchan para que sigan adelante. Las cofradías salen a la calle a dar testimonio de fe, para evangelizar al pueblo y que disfrute con su tradición, pero son de sus hermanos.
-¿Y cómo ha visto al pueblo que ha seguido las procesiones en la calle?
-Bueno, en los dos últimos años de procesiones, sí ha hecho un poco de daño. El público tiene que comprender que está viendo una procesión. Sí, con muchos toques de espectáculo, con música, arte, flores y todos los aditamentos que queramos añadir, pero no hay que quedarse en el espectáculo. Es un acto religioso.
-Explíquese.
-Le voy a hablar de mi hermandad. A mí me ha sorprendido, para bien, Carretería, por ejemplo. La gente se ha callado cuando sonaban las marchas y los niños respetaban a la hermandad, cuando en años anteriores siempre ha habido problemas. Esta apreciación la comparten otros hermanos mayores con los que he hablado. En cambio, en otras partes del recorrido, no lo he visto tan bien. Por ejemplo, en las zonas de Tejón y Rodríguez, plaza Uncibay, Calderería, plaza del Siglo o Molina Lario, incluso. A veces, no existe respeto al paso de las cofradías, por parte de un sector del público que, con todo su derecho, se encuentra en los establecimientos de restauración, pero su actitud no es la adecuada y desvirtúa ese momento de intimidad que buscamos los cofrades.
-¿Y qué me dice de las sillitas de Cisneros y Especerías?
-Se han trasladado de Carretería a esta zona. Mientras que respeten a las cofradías y dejen los pasos libres para cruzar, a mí no me preocupa.
-Acabamos de celebrar el centenario de la Agrupación de Cofradías, que se fundó para buscar el bien común en favor de la Semana Santa. ¿Sigue vigente ese espíritu?
-Creo que el bien común va por porcentajes. Ni una hermandad se mira el ombligo al cien por cien y ni una hermandad mira el bien común al cien por cien. También hay hermandades que tienen más porcentaje en un sentido u otro. Lo que no me cabe la duda es que todas, en mayor o menor interés, buscan el bien común de la Semana Santa, porque, en definitiva, el éxito de la Semana Santa es el éxito de todos. Si no miramos el bien común, estaremos echándonos piedras sobre nuestro propio tejado. Si se perdiera la lucha por el bien común, la Agrupación de Cofradías no tendría sentido. Quedaría para poner sillas y para repartir la subvención.
-¿Ve razón de peso que haya cofradías que admitan que defienden el nuevo recorrido oficial porque les interesa a nivel particular? Es contradictorio con lo que acaba de afirmar.
-Evidentemente, no es una razón de peso. Hay que ver si el nuevo recorrido es beneficioso para la mayoría de las cofradías. Si a mí me viene bien y a 35 hermandades también, entonces es una buena decisión.
-Usted fue uno de los propulsores del cambio de recorrido oficial y estuvo trabajando en el nuevo trazado desde antes de su puesta en marcha. Sin embargo, después de la Semana Santa de 2019, tras su bautizo, se apartó. ¿Por qué?
-Tuve diferencias a la hora de entender lo que es el recorrido oficial. Siempre he dicho que las personas que están en esa comisión han trabajado durísimo, son grandes profesionales, pero no nos entendíamos en la esencia del recorrido oficial. No coincidíamos en lo que queríamos yo y otras personas y lo que querían ellos. Así pues, decidí no seguir. Vi que no podía aportar nada. Mis ideas no estaban en la línea de lo que querían ellos. Y repito: para mí son personas que merecen todo el respeto del mundo.
-Mójese. ¿Qué quería usted aportar que no se ha hecho?
-Son muchas cosas. Desde la propia esencia de lo que es el recorrido oficial hasta la estética y algunas cosas más.
-¿Y qué me dice del trazado?
-Es que si modificamos el trazado, repercutiría en el número de abonados. Se perderían abonos. Las hermandades podrían asumirlo, conscientes de que tendríamos menos subvención. Podríamos asumirlo, pero, ¿a qué abonado le quitas las sillas? Ya el cambio de emplazamiento de las sillas de algunos abonados ha sido una batalla, imagínese si se quitan sillas.
-Bueno, igual no es de recibo que haya abonados con 50 sillas a su nombre, por ejemplo, por muy familia numerosa que sean.
-¿Y quién está dispuesto a quitárselas?
-¿Usted lo ve normal?
-Claro que no. Esperaba que, con el cambio de recorrido, se corregiría este asunto. Sin embargo, no se ha hecho. Es un tema que viene de largo, no es de ahora. ¿Y ahora quién quita las sillas a esos abonados? Aquí nadie quiere perder sus sillas. Para cambiar el trazado, hay que perder abonados. Esto es claro. Todavía hay gente que no se cree que la Agrupación no ha variado el número de sillas con respecto al anterior recorrido. No se ha metido ni una de más.
-Quizá, por este hecho, se ven tantas sillas vacías durante la Semana Santa y, sin embargo, están todas vendidas.
-Por supuesto. Este es uno de los motivos por el que se ven sillas vacías. Y también, porque hay abonados que solo les interesan ciertas cofradías.
-¿Pero realmente las cofradías estarían dispuestas a cobrar menos si se optara por eliminar sillas?
-Habrá de todo. Habrá hermandades que no estén dispuestas a perder un duro, porque están metidas en diferentes proyectos, y otras, que les dará igual.
-Le voy a meter en un compromiso. ¿Hay hermandades que podrían subsistir sin la subvención de la Agrupación?
-Hay cofradías que sí podrían aguantar, porque no están metidas en grandes historias y, a otras, les costaría mucho trabajo salir adelante sin la subvención de la Agrupación. Al final, tirarían, porque las hermandades se reinventan y, posiblemente, se quedarían en 'stand by' durante un tiempo. Saldrían a la calle, pero, claro, no podrían tener la mejor banda, ni podrían mejorar su patrimonio, aunque lucharían por mantenerse. Todas las hermandades ayudaríamos, si se diera el caso, porque no íbamos a permitir que se quedaran en su casa.
-El cambio de localidades a los abonados de la quinta fila de Larios, algunos de la tribuna oficial y los de la calle Granada también fue otro gran problema.
-El cambio de sitio fue un problema, sí, aunque pienso que se pudo hacer mejor. Se cometieron errores que se están intentando arreglar. Estoy convencido de que se arreglará.
-¿Qué me dice de las tribunas de la plaza de la Marina e inicio de Molina Lario? Hay quien la ha comparado con las gradas de un circuito.
-Bueno, yo las habría planteado de otra forma. De hecho, ya dije en su momento que no me gustaban ese tipo de tribunas. No obstante, la Agrupación debe de estudiar este asunto.
-Hablemos ahora de la movilidad, porque se ha cargado mucho contra la Agrupación por el nuevo recorrido oficial, pero la movilidad no es competencia de la entidad de San Julián, todo sea dicho.
-Hay que reseñar dos factores en este aspecto. Las fuerzas de seguridad han sido bastante estrictas, que se agradece en ciertas partes del recorrido de las cofradías, aunque, quizá, demasiado rigurosas. Quiero hacer hincapié en que hacen un gran trabajo, pero habría que hablar con la Policía y llegar a un acuerdo, porque luego ves que, con motivo de otras fiestas, no ocurre esto. En Feria, por ejemplo, no se hacen aforamientos de calles. También hay que poner de relieve que muchos malagueños no están hechos al nuevo recorrido. No saben dónde están los pasos. En este sentido, la Agrupación deberá hacer una campaña fuerte de comunicación. Ahora existen más pasos que en el antiguo recorrido, aunque es cierto que, a veces, se desconoce por dónde hay que pasar.
-Los responsables de los accesos también han ido variando la entrada a los abonados, dependiendo del día o incluso de la persona en cuestión. Es decir, un día, entre por tal calle y, al día siguiente, por otra. Esto crea desconcierto y malestar.
-Pues sí. Los responsables de los accesos a las sillas de los abonados deben estar coordinados y si tienen que recibir un curso, que lo reciban. Es un tema que hay que verlo bien. Los hermanos mayores tenemos que reunirnos y subsanar todos los problemas que hayan surgido. Tenemos que ser autocríticos y dar soluciones.
-¿Los aforamientos de las calles pueden pasar factura a las cofradías?
-Totalmente. No tiene sentido salir a la calle y no tener el calor de los devotos alrededor de las imágenes. A mí me encanta ver cómo la gente le reza a mi Cristo y a mi Virgen, o ver cómo se emociona. Los veo llorar, veo a familias mostrando la Semana Santa a los niños… El día que se pierda esto, no tendría sentido. Salir a la calle para pasar solo por un sitio con sillas de pago no tiene razón de ser. Quiero el calor de la gente, de la que se siente en las sillas y de la que llena las calles.
-¿Son reales los horarios planteados? Se lo pregunto porque no hubo un día en el que no se produjera algún retraso.
-Los horarios, a excepción de los del recorrido oficial, los ponen las cofradías. Para la Semana Santa de 2019, se hizo un estudio y a cada hermandad se le recomendó un horario de salida. Sin embargo, cada cofradía ha hecho lo que ha querido. Se ha demostrado que hay hermandades que, a la hora que salen, no llegan al recorrido oficial a tiempo. ¿Son reales? Creo que a esto también hay que darle una vuelta de tuerca.
-Y luego, por el recorrido oficial, principalmente, por la Alameda y la plaza de la Marina, los cortejos marchan a la velocidad de la luz.
-En el caso de mi hermandad, hemos ido a un ritmo normal.
-No me negará que ha habido tronos que han andado con una marcha, dos a tambor, y el Cristo Resucitado ya batió todos los récords.
-Para mi gusto, es verdad que el Resucitado fue demasiado rápido. Iba bien de tiempo. No sé por qué marchó tan rápido. Cada hermandad procesiona de una manera. Lo lógico sería una marcha, un tirón a tambor, porque también hay que dar descanso a los músicos. Ahora hay dos horas para pasar por el recorrido oficial y en 2019 había una hora y 50 minutos. O sea, se ha ampliado el tiempo. Si las hermandades quieren aún más minutos, ya sabemos que la segunda cofradía en entrar lo hará diez minutos más tarde y así se irá sumando. En este recorrido se va más lento que en el anterior, aunque es cierto que ahora hay más curvas.
-Tanto en 2019 como este año se ha percibido un ambiente extraño. Las redes sociales están que arden. ¿A qué lo achaca?
-Al nuevo recorrido oficial y a los aforamientos de las calles.
-¿El descontento viene de un público minoritario?
-No creo que sean pocos los descontentos. Sí es verdad que ha habido un movimiento de personas que, a lo mejor, no son tantos, pero sí han movido mucho el tema del nuevo recorrido oficial y, ya, todo se ha dejado llevar. Hay gente que no tenía necesidad de protestar, pero, como hay otros que sí lo han hecho, pues ya me sumo a la protesta, porque considero que tienen razón. A lo mejor a alguien no le han dejado pasar por tal pasillo y a su vecina, sí, pues también protesta. O el que dice que no se ve la Semana Santa en el Centro. Yo creo que sí se ve y más que con el anterior recorrido. Sí hay mucha gente disgustada, pero se ha creado una bola que cada vez ha ido a más y ha llegado al punto que ha llegado.
-Pues cuando el río suena…
-Esto, de aquí a tres años, se verá como una anécdota, porque estoy seguro de que se van a solucionar los problemas.
-Pero, mientras tanto, esto puede repercutir de forma negativa en la imagen de la Agrupación de Cofradías.
-No solo en la imagen de la Agrupación, sino también en la de la propia Semana Santa, de las hermandades, de los cofrades y de los hermanos mayores. Los hermanos mayores siempre estamos en el punto de mira. Somos los más criticados del mundo. A veces, no se reconoce el trabajo y las horas que echamos en favor de las cofradías y la Semana Santa. Cuando te equivocas suena más que cuando aciertas. El nuevo recorrido ha mejorado en muchas cosas con respecto a 2019 y no se está diciendo, porque solo vamos a lo malo. Está bien que se digan los errores, porque nos vale para rectificar, pero se podía ser un poco menos agresivo en algunos casos.
-Es demasiado largo el nuevo recorrido oficial?
-Para mi gusto, sí lo es, pero no hay opción. Aparte del tema de abonados, hay calles que no se han querido perder. Se podría cortar por Puerta del Mar. Sin embargo, se perdería la Alameda y hay muchísima gente que le gusta ver las procesiones en la Alameda. Además, este emplazamiento ha sido, históricamente, un punto importante en nuestra Semana Santa.
-¿Es consciente de que hay cofradías que votaron a favor del nuevo recorrido y ahora parece que están descontentas?
-Bueno, han tenido dos años para probar y ahora no les convence. Ahí no tengo nada que decir. Quizá daría más tiempo al nuevo recorrido oficial para ver si realmente funciona o no. En 2019, llovió. Además, estaba todo cogido con alfileres. En cambio, este año se ha mejorado mucho.
-Usted es una persona que ha echado los dientes en las cofradías y, además, tiene muy buen cartel. ¿Nunca le han animado a ser presidente de la Agrupación de Cofradías?
-Siempre hay quien te dice que tú tienes que ser presidente, pero no. No tengo el perfil de presidente. Soy de mi hermandad. Me encanta la Semana Santa de Málaga y la de cualquier parte. No le voy a negar que me cuesta moverme en ambientes que un presidente sí se tiene que mover.
-¿Cuál es el perfil de presidente de la Agrupación de Cofradías?
-Pues mire, yo creo que Pablo Atencia tiene buen perfil de presidente de la Agrupación. Sin duda, lo tiene. A mí, dime cómo se pone una vela, y te la pongo, o cómo se ponen las flores, y también te las pongo, pero no me pidas otras cosas, que no llego, y un presidente tiene que saber moverse en muchos más ámbitos.
-Tampoco se le ve excesivamente implicado en la Agrupación, más allá de ser hermano mayor de su cofradía.
-Pero he sido yo. No hay que echarle la culpa a la Agrupación ni a los presidentes que han estado. Son doce años ya de hermano mayor y me he ido apartando. Mi hermandad no me pesa, pero todo lo que viene fuera de ésta me pesa cada vez más. Las críticas también me pesan muchísimo, aunque no sean hacia mí o a mi hermandad. Decidí dedicarme prácticamente a mi cofradía. Con el nuevo recorrido estuve ahí, dos años trabajando muy duro con el tema de los horarios, porque me lo pidieron, pero me desgastó mucho. Tuve reuniones duras, porque quién soy yo para decirle a una hermandad su horario o tira por aquí o por allá, y ofrecerles varias posibilidades. Y luego llegaron los problemas de 2019 con el recorrido. Había gente que me miraba de mala manera, incluso, conocidos, y no estoy acostumbrado a eso. El Domingo de Ramos de 2019 viví un momento muy desagradable con un cofrade conocido increpándome mientras estaba con mi mujer viendo cómo entraba una cofradía en la Catedral. Esas situaciones me desgastaron. Y anteriormente, con Eduardo Pastor de presidente, con motivo del Año de la Fe, también tuve un momento de muchísimo trabajo y veía cómo me desgastaba y no quería que repercutiera en mi hermandad. Por eso, decidí apartarme un poco.
-Lo hemos echado de menos en el centenario.
-El centenario estaba abierto a todo el que quisiera colaborar. De hecho, me pidieron una propuesta litúrgica para la magna, aunque distinta a la que se ha hecho. De todos modos, no estaba en condiciones para colaborar. Tengo que reconocer que ha sido un gran centenario. Ha estado a un gran nivel. Han trabajado muy bien y Málaga puede estar orgullosa del centenario de la Agrupación de Cofradías.
-¿Y de su Semana Santa?
-Sin duda. Málaga está muy orgullosa de la Semana Santa que tiene y de sus cofradías. Desde aquí animo a los malagueños a que sigan apoyando a sus cofradías y no se separen de ellas. Necesitamos gente colaborando, disfrutando, viviendo la hermandad y desarrollándose como cofrade. Me encanta que la gente se aficione a esto, pero que no quede en una afición. Que vivan las cofradías. Todo no se puede arreglar con un teléfono móvil o en un ordenador. Hay cosas que hay que arreglar dentro de las hermandades y la única forma de arreglarlas es estando dentro de las hermandades.
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