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rafael rodríguez puente
Viernes, 7 de febrero 2020, 13:22
La Hermandad de la Crucifixión ha dado a conocer este viernes, en la sala capitular de la Agrupación de Cofradías, el proyecto del nuevo trono para su Cristo, tras ser aprobado este jueves por el cabildo de hermanos. Como ya informó SUR a finales ... del mes de enero, el diseño se debe al tallista Manuel Toledano Gómez, artista que igualmente acometerá su realización. «No tiene plazos para su ejecución, ya que se trata de una obra compleja y ambiciosa», ha explicado a este periódico. No obstante, estima que el trono del Cristo de la Crucifixión podría estrenarse »dentro de cuatro o cinco años, aunque, insisto, no nos hemos marcado un tiempo concreto«. »Yo no quiero tener veinte tronos. Prefiero tener pocos, pero que aporten a la Semana Santa», ha comentado Toledano.
Se da la circunstancia de que el artífice de las futuras andas procesionales del Crucificado de la parroquia del Buen Pastor es hijo del desaparecido Manuel Toledano Vega, autor del trono actual. «Me hace ilusión este proyecto. El tiempo discurre y uno crece profesionalmente. Por eso, quiero coger el testigo de la obra de mi padre, con una nueva aportación», ha declarado el artesano.
La presentación ha corrido a cargo del ex hermano mayor de Viñeros, Leopoldo Guerrero, y del profesor de Historia del Arte de la Universidad de Granada, Antonio Fernández Paradas, quien, durante su intervención, ha descrito las líneas maestras del que será el nuevo trono del Cristo de la Crucifixión y su importante contenido iconográfico y simbólico, también ideado por el propio tallista, con taller en el barrio de la Victoria.
Además de Toledano, participarán en la realización del nuevo trono el ebanista Francisco Manuel López Torrejón, el escultor José María Ruiz Montes y el pintor Raúl Berzosa, quien pondrá en práctica la técnica del pirograbado –se trata de quemar la madera con el pirograbador sobre un dibujo previamente marcado en este soporte– para el desarrollo de algunos elementos iconográficos que figurarán en el cajillo.
El trono, que será ejecutado con la combinación de varias maderas nobles y contará con una planta sinuosa con forma de óvalo, tendrá una terminación con barnices matizados con ceras junto a zonas sutilmente doradas, mientras que 16 tulipas de cristal azul de Murano iluminarán el conjunto. En este sentido, en las esquinas se situarán unas estructuras que, a priori, podrían llevar «a una confusión buscada» por el autor. Sin embargo, lo que se observan son, en realidad, cuatro imperiales con remate, tallados, que rodean a una de las cuatro tulipas de cada ángulo.
Una vez finalizada, la obra presentará en su diseño múltiples novedades, entre las que destacan la colocación de un orbe –bola del mundo– como soporte del Crucificado, la profusa inclusión de cortinajes escasamente vistos en otras obras cofrades o la llamativa proyección de cada uno de sus elementos ornamentales en torno a líneas de fuga compositivas muy marcadas. Asimismo, contará con la novedad de cubrir con una finísimas lamas de madera natural, que apenas añadirán peso al conjunto, la mesa y varales metálicos para dar más empaque a estas piezas normalmente no tan cuidadas.
Por otro lado, destaca el programa iconográfico y conceptual del trono, de una profunda raíz humanista, que girará en torno a los límites del conocimiento humano, la importancia del apoyo en la razón para llegar a la fe y la parada última en el misterio de la Crucifixión para comprender todo ello. Así, en el frontal figurará las representaciones escultóricas de la Fe y la Razón. El conocimiento humano se mostrará con la clásica subdivisión de esta en las siete Artes Liberales, desglosadas, a su vez, en el 'triviium' y 'quadrivium', relacionados con la palabra y las matemáticas, respectivamente. Así, el espacio frontal se reserva a la primera de las Artes Liberales: la arimética, reservándose ambos laterales para las seis restantes –astronomía, gramática, dialéctica, música, geometría y retórica–, las cuales figurarán plasmadas a través de escultura y de representaciones pirograbadas.
La parte trasera ocupará el espacio reservado para lo que Toledano ha llamado como «el escolio» o enseñanza, adecuándose las dos esquinas traseras para dos mitos clásicos, como son el de Sísifo y Faetón, concluyendo este espacio, justo en la cartela central trasera, con un relieve de Jesús en la calle de la Amargura.
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