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Los hermanos de las Cofradías Fusionadas, reunidos en cabildo extraordinario celebrado el pasado 18 de mayo, aprobaron por unanimidad la ejecución de un nuevo grupo escultórico para el Cristo de la Exaltación.
El artífice del conjunto será el escultor malagueño Juan Vega, quien ya presentó ... a los cofrades fusionados, el pasado año, una maqueta en barro, compuesta por siete figuras. Iconográficamente, la escena ideada por Vega alude al momento de la elevación de la cruz en el Gólgota con Cristo crucificado. En primer plano, aparecen dos sayones en actitud de izar el madero. En sus rostros, concebidos desde el punto de vista naturalista y que tan a gala lleva el artista, se perciben el esfuerzo físico provocado por el trabajo que supone levantar la cruz tirando de unas cuerdas con el cuerpo de Cristo ya clavado. Otro sayón se sitúa detrás de la propia cruz, agazapado, con una postura inédita en este tipo de interpretaciones, ayudando a subir el madero, pero, en este caso, sirviéndose de su espalda para tal menester.
Flanqueando la cruz, se emplazan Dimas y Gestas, los dos ladrones que fueron crucificados junto al Señor. Dimas, el 'buen ladrón', se encuentra maniatado y en posición erguida, con semblante resignado por la escena que se estaba viviendo, mientras que Gestas, el 'mal ladrón', está abatido en tierra, «con una impronta rayana en la desesperación», explica Juan Vega en la memoria descriptiva del futuro grupo escultórico del Cristo de la Exaltación. Tanto Dimas como Gestas vuelven las cabezas «y clavan sus miradas, por un instante, ajenos a la escena de la que forman parte, para interactuar con el público que presencie la procesión, estableciéndose así un diálogo mudo, cómplice y elocuente». Y es que para el escultor, tan importante es el espacio y la ubicación de los personajes como que todos ellos tengan visibilidad desde cualquier ángulo, «pero sin menoscabo del verdadero protagonista de la escena, el Cristo de la Exaltación», subraya.
Como indica Juan Vega, tanto los sayones como los dos ladrones «estarán tallados con toda perfección anatómica, lo que permitirá mostrarlos semidesnudos, algo que acrecentará el interés y la valía del misterio», añade.
Por último, el grupo escultórico se completará con la incorporación de dos esculturas más, en este caso, de vestir, que quedarán situadas en la trasera del trono. Esto es, un legionario romano, que intenta impedir el paso a la segunda figura, María Magdalena que, compungida, intenta acercarse a la cruz de Cristo. «De esta forma, se acentuará el dramatismo del pasaje pasionista, constituirá un guiño a la idea originaria que tuvo Dubé de Luque y no se llevó a cabo en su totalidad, y, además, vendrá a incorporar al patrimonio cultual de las Fusionadas la imagen de esta Santa, siempre muy recurrente para los montajes de culto», afirma Juan Vega. Y es que la idea inicial de Dubé, autor del conjunto actual, fue la de componer una nutrida escena que, además de los inevitables esbirros enfrascados en los preparativos de la crucifixión, contemplaba la inclusión de varios personajes sacros de la pasión del Señor, si bien, en última instancia se obvió para evitar duplicidades icónicas en la cofradía, y, sobre todo, para abaratar gastos.
Todas las esculturas de Juan Vega estarán ejecutadas en madera de cedro. Las siete figuras tendrán impronta naturalista y con el consiguiente aire neobarroco, inherente al gusto cofrade y a las líneas de aire clásico que posee el Cristo de la Exaltación que tallara el escultor carmonense Francisco Buiza en 1982.
Según ha indicado la corporación de la parroquia de San Juan, las piezas «serán donadas por un grupo de hermanos pertenecientes a la mayordomía del Señor de la Exaltación.
El actual grupo escultórico de Antonio Dubé de Luque se encargó a raíz del incendio fortuito surgido el 21 de julio de 1980 en la capilla de la cofradía, en la parroquia de San Juan, que destruyó la talla del Cristo de la Exaltación, así como las Vírgenes de Lágrimas y Favores, y Mayor Dolor, además del San Juan Evangelista de Fernando Ortiz.
Con anterioridad, la corporación contó con dos imágenes secundarias, formada por dos sayones que sostenían el 'patibulum' y un tercero que ayudaba a levantar la cruz desde el centro del 'stipes', del círculo malagueño del siglo XVIII, al igual que el primitivo Crucificado. Sin embargo, estas fueron destruidas en los sucesos de 1931, desapareciendo todo el conjunto a excepción de la cabeza del Señor, que fue adaptada a un nuevo cuerpo labrado por Pedro Moreira en la década de los 40. Pero el incendio de 1980 calcinó por completo la hechura de este Cristo, que regresó al culto en 1982 con una nueva versión del imaginero Francisco Buiza.
Cabe recordar que la Semana Santa de Málaga ya cuenta con un grupo escultórico de Juan Vega, realizado también para las Cofradías Fusionadas hace una década. En concreto, para Jesús de Azotes y Columna, y que vino a sustituir al labrado por Suso de Marcos en el epílogo de la década de los ochenta. En la actualidad, el escultor, con obrador en el barrio de la Victoria, se encuentra tallando el conjunto que acompañará en un futuro, 'sine die' al Señor del Santo Suplicio y ahora empezará a trabajar en las siete figuras que irán en el trono del Cristo de la Exaltación y que podrían estrenarse el Miércoles Santo de 2025.
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