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La Dolorosa de García Palomo visitó los jardines de la antigua Tabacalera para presidir un acto.

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La Dolorosa de García Palomo visitó los jardines de la antigua Tabacalera para presidir un acto. MIGUE FERNÁNDEZ

Extraordinario sábado cofrade con el Cristo de la Agonía y la Virgen Mediadora

El Crucificado de la Hermandad de las Penas y la Dolorosa de Las Delicias procesionaron en sus tronos de Semana Santa para celebrar el 50.º y el 25.º aniversario, respectivamente, de sus bendiciones

RAFAEL RODRÍGUEZ

Sábado, 1 de octubre 2022

El Cristo de la Agonía y la Virgen Mediadora de la Salvación recorrieron este sábado las calles del Centro y la zona oeste de la ciudad, respectivamente, para conmemorar el aniversario de sus bendiciones. Dos procesiones de carácter extraordinario enmarcadas en efemérides diferentes, por entornos geográficos distintos y una, con salida desde la antigua sede canónica de la hermandad, la iglesia de San Julián, y la otra desde la iglesia de las Escuelas del Ave María, que dejará de ser su templo, ya de forma efectiva, con el traslado de los titulares a San Patricio el próximo 12 de octubre.

El primer cortejo que pisó el asfalto fue el del Crucificado de la Agonía en su 50.º aniversario. Con esta aparición en la calle, fuera de las fechas de Semana Santa, se estaba rememorando aquel ya lejano Viernes de Dolores de 1972 en el que se celebró la bendición de actual Cristo de la Hermandad de las Penas, del carmonense Francisco Buiza, una portentosa imagen del Señor clavado en la cruz, aún vivo, que llegó a esta corporación después de ser destruido el primer titular al estallar la guerra civil y tras ser reemplazados hasta tres Crucificados, correspondientes a tres autores diferentes, en solo, hasta entonces, 37 años de vida de la cofradía.

Medio siglo después de la llegada del Cristo de Buiza a Málaga, la cofradía ha querido conmemorar aquel acontecimiento con la salida extraordinaria de su titular y, además, haciéndolo desde el lugar donde fue consagrado para la veneración de los fieles, la iglesia de San Julián, templo en el que se asentó la hermandad en 1966, una vez consumada la venta de la iglesia de San José, su primera sede canónica, por el Obispado.

Muchas cosas han cambiado en la Hermandad de las Penas desde aquel 24 de marzo de 1972. Su procesión entró por primera vez en la Catedral en 1988, se cambió el trono del Cristo por el actual, un magnífico conjunto lignario de uno de los grandes de la talla del siglo XX, Antonio Martín, los tronos de los titulares salieron en 1992, por primera vez, desde el interior de San Julián, y el 1 de noviembre de 2008 trasladó la cofradía su establecimiento canónico al oratorio de Santa María Reina, templo construido por la propia corporación. Estos son solo algunos hitos que ha ido sumando las Penas durante los últimos 50 años.

La procesión extraordinaria del Cristo de la Agonía en su 50.º aniversario partió, por tanto, desde San Julián, donde se han venido celebrando unos cultos en su honor durante los días anteriores. Y había motivos de peso para que San Julián fuese testigo de este acontecimiento. Porque, aunque el tiempo es inexorable, la nostalgia se encarga de recordar los logros y contribuye a crear la historia, en este caso, la de la Hermandad de las Penas, en general, y la del Cristo de la Agonía, en particular.

La salida del Crucificado de la Agonía desde el templo de la calle Nosquera hizo que el tiempo retrocediera, al menos, 15 años. No era Semana Santa, pero el ambiente se asemejaba. Tampoco era primavera, aunque la meteorología, recién inaugurado el otoño, acompañó y de qué manera, sobre todo, durante las primeras horas. Y, lógicamente, no participaron nazarenos, al celebrarse fuera de los días santos, ni tampoco salió la cruz guía, que fue reemplazada por una cruz alzada, flanqueada por dos ciriales, pero sí se dispusieron dos hileras de hermanos, en torno a un centenar, portando largos cirios color tiniebla. También acudieron a la cita los hermanos mayores de todas las cofradías del Martes Santo, además del máximo mandatario del Huerto y un directivo de Viñeros, y una veintena de monaguillos antecediendo al cuerpo de acólitos. Luego se asomó al dintel de la puerta de San Julián el Cristo de la Agonía en medio de una enorme nube de incienso originada por los acólitos turiferarios, en número de cuatro -dos más que en Semana Santa- que perfumaban al Señor en su trono de Antonio Martín, que exhibió un monte de corcho con calas, rosas, lirios, orquídeas, anthurium y lisianthus, y una calavera que realizó hace años el escultor Ruiz Montes e instrumentos de la pasión, del tallista Manuel Toledano.

También llamó la atención la disposición de una túnica bordada colocada ante la cruz, en el lateral derecho del trono, que pertenece a la Hermandad de Jesús Nazareno de Alhaurín de la Torre, en recuerdo a aquella intención de la década de los 70, que luego no cuajó, de dotar al Crucificado de un grupo escultórico en el que los soldados se reparten la ropa del Señor.

El Cristo de la Agonía pisó Nosquera a las 17.15 horas. En ese momento se hizo el silencio, ya que la complicada maniobra de salida, con la imagen hundida en el monte de corcho hasta las rodillas, así lo requería. Tras sortear la puerta, la banda de cornetas y tambores de la Esperanza, una de las mejores formaciones de este género en Andalucía, interpretó la Marcha Real, seguida de 'Mi amor en tu corona'. Y unos minutos más tarde, turno para la archiconocida composición de Abel Moreno 'Cristo de la Agonía', adaptada para cornetas y estrenada en Nosquera, que se encontraba repleta de público.

Momento de la salida del Crucificado de la Agonía desde San Julián. MIGUE FERNÁNDEZ

Como quiera que un cincuentenario no se celebra todos los días, el cortejo recorrió ampliamente el Centro Histórico, al incluirse el paso por lugares significativos, como el entorno de los Mártires, donde la hermandad estuvo de forma provisional por las obras de San Julián, la zona de la Catedral y las calles San Agustín y Granada, vía próxima al enclave donde se encontraba la iglesia de San José y donde se instalaba el antiguo tinglado para la salía de los tronos. Ante la puerta del antiguo Hospital de Santo Tomás, frente a la portada de la iglesia del Sagrario, la coral Voces de Viñeros cantó el 'Anima Christi', de Marco Frisina.

De igual modo, la procesión extraordinaria del Crucificado de las Penas sirvió, también, para descubrir nuevos entornos para la cofradía, como fueron las calles Calderón de la Barca y San Juan, trama urbana del Centro inédita para la hermandad. Precisamente, por la feligresía de San Juan, el cortejo ralentizó su marcha para no coincidir con la Virgen de Lágrimas y Favores, de las Reales Cofradías Fusionadas, que se encontraba presidiendo su tradicional rosario vespertino.

El encierro estaba previsto, en este caso, en el oratorio de Santa María Reina, la 'capilla Sixtina' de Málaga. Allí, en el presbiterio, con San Juan Evangelista le espera la Virgen de las Penas, fiel testigo de los 50 años del Cristo de la Agonía.

Las Delicias

Cuando el Cristo de la Agonía se encontraba este sábado por el entorno de los Mártires, en pleno corazón del Centro de Málaga, celebrando su cincuentenario, en el populoso barrio de Las Delicias, en la zona oeste de la ciudad, el ambiente crecía conforme se iba acercando una hora que ya es historia. Eran las cinco y media de la tarde, con puntualidad británica, cuando el cortejo de la Hermandad de la Mediadora se echó a la calle desde la que fuera parroquia de la Encarnación (Ave María), hoy capilla colegial sin más, el templo que ha sido testigo de la evolución de esta corporación y de la bendición, hace 25 años, de una de las primeras obras del escultor malagueño Juan Manuel García Palomo, la Virgen Mediadora de la Salvación. Es por ello que la procesión extraordinaria protagonizada por esta imagen mariana tuvo tintes de júbilo, cohetes incluidos, por la efeméride que se estaba conmemorando, pero, a la par, de tristeza, porque los titulares de la hermandad abandonarán el Ave María el próximo 12 de octubre para ser venerados en la parroquia de San Patricio de Huelin, que desde ya acoge a la feligresía de Las Delicias.

La Dolorosa de Salvador de los Reyes, porque también hay que asociar el nombre del entonces y hoy hermano mayor al de la Virgen Mediadora, advocación, por cierto, propuesta por el propio De los Reyes, partió, aunque parezca mentira por la embocadura, desde el interior del templo de las Escuelas del Ave María en su trono de Semana Santa y bajo palio, como lo hacía los últimos años, hasta 2014, en la tarde del Viernes de Dolores antes de que la hermandad entrara a formar parte de la Agrupación de Cofradías. Su aparición hizo estallar las emociones de los cofrades y vecinos. Y sí, hay que destacar la implicación de los vecinos, porque la devoción por la Mediadora va más allá de una nómina de hermanos. La Virgen de Juanma, Salvador, don Santiago, José Manuel, Ignacio, Pedro y de tantas otras personas que han estado junto a esta imagen a lo largo de los 25 años, erigida sobre su nueva peana de procesión, labrada por el orfebre Emilio Méndez con diseño de De los Reyes, brillaba con luz propia en su trono, aún inconcluso, que incluyó en su trasera los faroles del Nazareno Redentor del Mundo, del tándem Méndez-De los Reyes, estrenados la pasada Semana Santa. También fue novedad la disposición de la candelería, esta vez en forma de pico y sin sellos en la cera, y el exorno floral de las ánforas, con forma de 'piñas de fanal' y con rosas de té y fresias blancas, y hojas de eucaliptos, en lugar de los clásicos claveles.

La Dolorosa vio la luz de la tarde, después de la difícil salida desde el interior del Ave María, con el Himno Nacional enlazado con una nueva marcha procesional de Francisco Javier Moreno, 'Mediadora de la Salvación', interpretada de forma magistral por la banda de música del barrio, la Paz, garantía de éxito. La imagen lució su corona restaurada y enriquecida, varias joyas de sus devotos, un puñal y, cómo no, portó la jábega de plata de ley, original atributo iconográfico. Vestía su saya color cereza que le ofrecieron los cofrades con motivo del décimo aniversario, un encaje de Bruselas y exhibió una banda con los colores de la bandera de España que se insinuaba entre el rostrillo, mientras que un pañuelo de encaje pendía de su mano derecha.

En la calle Trafalgar, adornada para la ocasión, como otras vías de la zona, apenas después de la salida, se vivieron momentos especiales, al igual que en el complejo de la antigua Tabacalera, eje vertebrador de la zona, donde se celebró, cayendo la tarde, un acto de consagración al Inmaculado Corazón de María con el rezo de una oración. La Virgen Mediadora accedió a este lugar a las 20.00 horas con la marcha 'Malacitana', un tributo a Málaga, de la que espera su medalla de la ciudad. Y salió con 'Coronación de Nuestra Señora del Carmen', de Eloy García, no sin antes escuchar las palabras del hermano mayor y la 'Oración a los caídos'. Emociones a flor de piel.

El cortejo lo encabezó la cruz guía, flanqueada por dos faroles, representaciones de prohermandades del arciprestazgo, la Hermandad de Nuestra Señora del Carmen de Huelin, algunas hermandades del Miércoles Santo -Salesianos, El Rico y Sangre-, la Real Hermandad de Santa María de la Victoria, hermanos con cirios color pavo, un nutrido grupo de mujeres tocadas con la clásica mantilla, hermanos mayores de las corporaciones del Miércoles Santo citadas, camareras, la junta de gobierno y el cuerpo de acólitos.

El trono, llevado por 122 portadores, en dos turnos, más el submarino, se recreaba en cada uno de sus movimientos y de las marchas que sonaban. Era como si la Virgen Mediadora de la Salvación quisiera resarcirse de los dos años en los que estuvo sin salir a la calle. Y así lo entendieron los vecinos, que tenían previsto recibirla con pétalos de flores y vivas en la calle Lepanto, antes del encierro, como ya lo hicieron la primera vez que pasó su Hijo, el Nazareno Redentor, por este rincón de Las Delicias.

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