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Cuando el 23 de noviembre de 2019 los cofrades de la Hermandad de la Santa Cruz llevaron a cabo el acto de bendición de la imagen de su nuevo titular, el Cristo de la Victoria, no podían ni sospechar que apenas tres años después iban ... a poder verlo salir en procesión por vez primera por las calles de Málaga. Aquel fue uno de los actos cofrades de mayor relevancia de cuantos se realizaron en la ciudad antes de que estallara la pandemia cuatro meses más tarde, y este sábado los hermanos de esta corporación de San Felipe Neri han despertado por fin de la pesadilla de no poder poner un cortejo en la calle durante los dos últimos años.
El vía crucis magno por el centenario de la Agrupación de Cofradías ha propiciado la primera salida en procesión del Cristo de la Victoria, que lo ha hecho a las siete menos cuarto de la tarde desde la casa hermandad de la Pollinica, ligada al origen de esta hermandad del Jueves Santo. En la calle Parras se ha producido el histórico momento de la puesta en la calle de este Crucificado sobre un trono, el de traslado cedido por la cofradía de Jesús El Rico, llevado por unos setenta portadores. En la campana figuran unos lazos con la bandera de Ucrania.
Minutos antes de la salida ha empezado a chispear en la calle Parras y ha llovido levemente justo cuando el Cristo estaba saliendo. Ha sido el bautizo del cielo malagueño a este Crucificado que tanto han esperado los cofrades de Santa Cruz, que le han rezado un padrenuestro justo antes de ponerlo en la calle. «No nos lo creemos», decía uno de ellos.
Un emocionado y preocupado por la lluvia hermano mayor, Alberto Stechinni, ha dado los primeros toques de campana para la salida de la obra del imaginero sevillano José María Leal, que no ha ocultado su satisfacción por poder verlo tan pronto en la calle. «Estoy como un niño el día de Reyes. Ahora es cuando Málaga va a descubrir al Cristo de la Victoria, es como un sueño», ha afirmado a este periódico este artista hispalense que pertenece a la cofradía del Cachorro.
El Crucificado va iluminado por cuatro faroles que figuraron en el paso del popular Cristo sevillano antes de la reforma a la que ha sido sometido recientemente y en la que Leal ha participado con la imaginería. «No tengo palabras, esta es una imagen especial por muchos motivos y no puedo creer que haya podido estar ya en la calle», ha apuntado el autor del Cristo, colocado sobre un monte exornado por floristería Cisneros con corcho, verdes y varias especies de flores en tonos morados.
Al tratarse de un trono de reducidas dimensiones que no está adaptado para la imagen de un Crucificado, la cruz se alza gracias a un apoyo trasero metálico fabricado expresamente para la ocasión, sobre el que trepa una esparraguera. A los pies, entre las flores del monte, se aprecian un martillo y un trozo de cuerda, como signos de la pasión de Jesús, y en la parte posterior una calavera con una serpiente, para significar la muerte lenta de Cristo clavado al madero.
La salida en procesión por vez primera del Cristo de la Victoria es una de las estampas históricas, tal vez la principal, que deja este vía crucis magno, en el que acude a la Catedral acompañado por un quinteto de metal de la banda de música Maestro Eloy García de la Archicofradía de la Expiración. En el regreso al barrio de San Felipe, lo hará con la banda de cornetas y tambores de la Presentación al Pueblo de la localidad sevillana de Dos Hermanas, la misma que cada Viernes Santo pone fondo musical al Crucificado sevillano que tallara Francisco Ruiz Gijón.
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