Cortés del Pueblo, junto al cartel de la Semana Santa de 2023. ÑITO SALAS
Entrevista
Cortés del Pueblo: «He realizado un cartel vintage porque tenía que ser fiel a un estilo que me ha inspirado siempre y que me ha traído hasta aquí»
Cartel Semana Santa de Málaga 2023 ·
Los lectores de SUR tendrán la oportunidad de conseguir un ejemplar de la obra este domingo 22 de enero
RAFAEL RODRÍGUEZ
Miércoles, 18 de enero 2023, 00:01
'Los lirios que vienen del sur' es el título que lleva el cartel de la Semana Santa de Málaga de 2023, una obra que ha tenido una gran acogida desde el mismo momento de su presentación, el pasado 12 de enero, en el Teatro ... Echegaray, y que recuerda las grandes creaciones editadas por la ya centenaria Agrupación de Cofradías en la década de su fundación, los años veinte del siglo pasado, aunque revisada y actualizada.
Este 'suntuoso' cartel, como bien reza en la propia pintura para definir las procesiones malagueñas, como antaño, será distribuido por SUR este domingo, 22 de enero, con su ejemplar del periódico.
El autor de la obra es Pablo Cortés del Pueblo, un polifacético artista, que cultiva, entre otras disciplinas, el diseño suntuario, la música y, por supuesto, la pintura, nacido en Linares, criado en Almería y formado académicamente en Málaga, la tierra de su padre, quien le transmitió la pasión por la Semana Santa malagueña y su amor por la Cofradía de El Rico, corporación a la que pertenece desde que nació y donde ejerce, en la actualidad, como albacea general y vestidor de la Virgen del Amor, representada en el cartel bajo palio, en su trono del Miércoles Santo, ya camino de la casa hermandad, por la calle Císter, y con la Catedral como testigo de este momento.
-Antes de la presentación del cartel nos decía que se encontraba como un flan. Imagino que, una vez dado a conocer y con la aceptación que ha tenido, ya estará tranquilo. ¿Pudo dormir esa noche?
-Ya estoy mucho más tranquilo. Ese día sí pude dormir, porque llevaba acumulado mucho cansancio y porque la noche fue muy larga. Ahora bien, me acosté cerca de las cinco de la madrugada y a las ocho y media ya estaba con los ojos abiertos de par en par.
-¿Ha recibido muchas felicitaciones?
-Muchísimas. No esperaba esto, de verdad. Ha sido indescriptible. Me habían hablado algunos cartelistas del cariño de la gente, pero ha sido brutal. He recibido cientos de mensajes. Tuve, incluso, notificaciones en Twitter ya perdidas. He estado estos días alucinando.
-El cartel ha gustado o esa es la sensación que da.
-Eso es lo que parece. La gente está contenta. Me han dado mucho cariño. Me dijeron, además, que se acabaron los carteles en el Echegaray, algo que no pasaba desde hace tiempo, según me comentaron.
-¿Cómo es el momento cuando se descubre el cartel?
-Es un momento mágico. Es alucinante. Además, el acto se organizó muy bien, porque detrás de todo esto hay un gran trabajo. El presentador del cartel, Gonzalo Otalecu, decidió que se descubriera la obra en medio de la propia presentación y no que nos llamaran para descubrirlo, como se ha hecho en otras ocasiones. El momento del descubrimiento iba dentro de su texto. Fue todo como parte de un teatro y estábamos todos metidos en esa magia. Fue preciso.
-¿Le temblaron las piernas en ese momento?
-Pues mire, no. Fue más bien un desahogo. Pensé que, por fin, ya estaba parido. Necesitaba eso. Llevaba muchos días nervioso. Fue como si me hubiera quitado de encima 500 kilos. Esa fue la sensación en ese momento.
-El cartel tiene unas dimensiones importantes. ¿Había hecho otras obras con dimensiones tan grandes?
-Sí. Tiene 150 por 95 centímetros. Cuando he hecho carteles más especiales, por ejemplo, el del Cautivo o el de mi Cofradía de El Rico, los he pintado así de largos. En este caso concreto del cartel de la Semana Santa, lo que he buscado es que tuviera las dimensiones de los carteles antiguos, que no son las mismas que se utilizan en los carteles actuales. Tomé la medida de los carteles originales antiguos para que tuviera ese sabor completo.
-Entre tantas cosas que le habrán dicho estos días, ¿qué es lo que más le ha llegado al corazón?
-Me han dicho muchísimas cosas, pero, después de la presentación, en el ágape, se acercaron varias personas a darme la enhorabuena y me decían que les había encantado el cartel, porque se habían visto reflejados en tal escena. Esto me encantó, porque ese fue el objetivo. Quise hacer un cartel cargado de elementos para que todo el mundo tuviese un huequito y se pudiese sentir identificado. Además, vinieron varias personas a decírmelo, lo cual me pareció maravilloso. Sentí que, verdaderamente, mi idea había cumplido su función. Supone una gran satisfacción.
-En la memoria de la obra comenta que, en su obra, hay influjos de Romero de Torres, Revello de Toro, Francisco Naranjo y de Eugenio Chicano. ¿Dónde están cada uno de ellos?
-Romero de Torres está, al igual que Revello, en la mantilla, en la manera de disponerla. Romero de Torres está, igualmente, en el muro, esa ventana, como Romero de Torres disponía también a los personajes principales en una escena primera y luego, una escena secundaria, que era, en realidad, la importante, aunque te hacía parecer que no. Quise buscar eso. De Revello, esa mujer malagueña, esa dulzura que tiene la pintura de Revello. De Chicano, el público, en esas tintas planas, esa manera de plasmarlo, que también está en Naranjo. De Naranjo, la propia postura de la mantilla, que es, igualmente, como la del cartel de 1928 de León Astruc, que es la obra en la que me baso para el cartel. Hay muchas cosas de todos estos artistas.
Cortés del Pueblo, durante la presentación del cartel.
ÑITO SALAS
-Dígame la verdad, ¿alguna vez pensó que sería el autor del cartel de la Semana Santa de Málaga?
-He fantaseado, por qué negarlo, pero pensaba que si llegaba, sería dentro de muchos años. Llevo poco tiempo trabajando en la pintura y, por tanto, todavía me queda mucho por demostrar. Fantaseaba, pero no lo pensaba realmente, porque es absurdo crearte falsas expectativas y, a lo mejor, nunca llega. Esto es un regalo que hay que disfrutar, incluso, de la sorpresa. Si, por ejemplo, hubiera venido el presidente de la Agrupación de Cofradías, Pablo Atencia, a mi casa, y yo hubiera sabido que venía, no hubiera sido la mitad de bonito y de especial que ha sido todo esto.
-¿Le ha venido el encargo en el momento oportuno o, quizá, ha sido demasiado pronto? Se lo digo porque usted es joven aún y dentro de diez años, igual se arrepiente de haber pintado tal elemento o el cartel tendría otro concepto.
-La verdad es que no lo sé. El día de la presentación lo hablaba con algunas personas que me dijeron que su preocupación era que, quizá, me habían llamado demasiado pronto. Sin embargo, Rafael de las Peñas (exhermano mayor de los Dolores de San Juan y vestidor de la Dolorosa), por ejemplo, me dijo que, con este cartel, no me voy a arrepentir nunca. Y Gonzalo Otalecu también me lo comentó. No creo que me arrepienta, sobre todo, por lo bonito que fue la experiencia. ¿Que luego crea que lo podría haber hecho mejor? Claro que sí. De hecho, dos semanas después de haber terminado el cartel, seguramente podría haber hecho una chispita mejor la obra o podría haber cambiado algunas cosas. Siempre se puede mejorar, pero ha llegado cuando tenía que llegar. Ha llegado cuando Dios y Pablo Atencia han querido que llegase. El tiempo no lo pongo yo. Tenía que aprovechar esa oportunidad y he intentado estar, al menos, a la altura de lo que supone el encargo.
-¿Temía la crítica?
-Sí, por supuesto, pero no por mí, sino por Málaga y su Semana Santa. Este año hay un plantel de pintores para las capitales de Andalucía que es brutal. De hecho, creo que es el mejor año de pintores que yo recuerdo. Eso me preocupaba. Hay artistas de primerísimo nivel este año a los que admiro. Los sigo a todos. Son absolutos genios y no lo digo por cumplir. Son artistas de quienes tenemos que estar muy orgullosos todos los andaluces. Egoístamente, a mí me venía muy bien estar en esta lista. Es un privilegio. Pero para Málaga quiero lo mejor, porque Málaga es mi casa. Por eso temía la crítica. Temía que Málaga fuera la malparada en esto.
-Bueno, la crítica parece que ha sido positiva en la mayoría de los casos.
-Crítica negativa siempre va a existir también, porque nunca llueve a gusto de todos, pero, por lo que estoy viendo y leyendo, al menos, dentro de Málaga, la acogida ha sido muy buena. La gente ha querido un cartel así, y yo estoy contento.
-¿Ha estado leyendo las redes sociales estos días?
-Lo que he leído es muy bonito y positivo.
-En plena era tecnológica, siendo usted aún joven y, además, dominando varias técnicas, incluso, los medios digitales, ¿por qué se decantó por un cartel vintage?
-Porque es lo que me gusta. Lo he dicho muchas veces, yo pinto por el cartel de la Semana Santa de Málaga y lo que me enamoró de este género fueron los carteles del inicio de la Agrupación de Cofradías, porque esa época del cartelismo es preciosa. Soy publicista y en el cartel se juntan mi formación y mi vocación, que es la pintura. Así que, no podía hacer otra cosa. Además, este tipo de carteles es lo que me ha dado a conocer. Me gusta recuperar este tipo de obras. También lo han hecho Francisco Naranjo, José Antonio Jiménez o, incluso, lo hacía Chicano. Tenía que ser fiel a ese estilo, que me ha inspirado de siempre y me ha traído hasta aquí.
-¿La recuperación de la expresión 'suntuosas procesiones' es propuesta suya o alguien se lo recomendó?
-Partió de mí, porque quería un cartel de toda la vida. Seguramente, en otras ciudades no va esta expresión e, incluso, puede llegar a chocar, pero a Málaga le va como anillo al dedo. La Semana Santa de Málaga es eso.
-Pienso que la expresión 'suntuosas procesiones' era ya una marca de la Semana Santa de Málaga. ¿Usted, como publicista, no lo ve así?
-El mismo día de la presentación del cartel llegué a esa conclusión: el término 'suntuosas procesiones' no tenía que haberse perdido nunca. Es una marca, como dice usted. Me gustaría que se repitiera en los próximos carteles. Es que representa a Málaga. Sin duda, más que a cualquier otra ciudad. En sus carteles y en su propia Semana Santa. Es un térmico que deberíamos acuñar de nuevo.
-Hablando de la composición de la obra, imagino que, con tantos elementos utilizados, tantas escenas, no habrá sido fácil su distribución.
-No, fácil no ha sido. Ya lo he dicho: el cartel pesa más de lo que realmente es por todo lo que le he metido encima (risas). Esa composición salió de los conceptos que yo quería transmitir. Es que la Semana Santa, para mí, son muchas cosas, muchas personas, muchos momentos. Es imposible contentar a todo el mundo y que todos se sientan identificados, pero era importante intentarlo. Quería que todos los conceptos que tenía en mente se unieran. Ha sido un viaje que hemos hecho el cartel y yo. No lo he hecho yo solo con el cartel. Yo no he llevado el cartel. Hemos ido los dos de la mano. Sabía los conceptos, sabía lo que quería plasmar y el cartel ha sido el que se ha ido dibujando poco a poco cuando le he ido exponiendo mis ideas. Esto ha sido muy bonito, porque, cuando vi, por ejemplo, el boceto terminado, me emocioné. Le dije: «Ah, vas a ser tú mi cartel». Esta experiencia fue mágica y nunca lo olvidaré.
-¿Usted partió de una idea con unos elementos concretos y, a partir de ahí, fue completando?
-Yo tenía claro que quería un cartel antiguo. Quería homenajear al cartelismo original de Málaga de los años 20 del siglo pasado, porque, además, es lo que me gusta. Quise representar la Málaga de hoy, que no fuese un cartel desfasado, sino que fuese actual, que la gente lo identificase con Málaga, que se viera Málaga.
-Pero el uso de la mujer tocada con mantilla no es muy actual. Es más, hay cofradías que, hoy día, relegan a las mujeres con mantillas en sus cortejos.
-Identificar Málaga con la mantilla fue parte de ese viaje que le comentaba. He querido homenajear a los que hacen la Semana Santa, porque sin ellos, esto no sería posible. La Semana Santa la hacen posible muchísimas personas, gremios... Estos estaban en la lista de escenas obligatorias que me marqué para hacer el cartel. Así se fue construyendo. ¿Cómo hago un homenaje a los músicos? Pues pintando el banderín de la banda de Mena detrás del trono de la Virgen del Amor. Obviamente, he querido homenajear a mi cofradía y he aprovechado la ocasión para reivindicar que, aunque Jesús El Rico es bandera de la Semana Santa de Málaga y nos sentimos orgullosos de él, el trono de la Virgen del Amor y la Virgen en sí son reconocidos también en el conjunto de la Semana Santa. Lo mismo ocurre con el Nazareno de los Pasos en el Monte Calvario. Son imágenes que están un poco a la sombra del otro titular, en este caso, a la sombra de la Virgen del Rocío, pero ellos, por sí solos, son también capaces de protagonizar un cartel y de representar a Málaga, porque son fácilmente identificables, ya sea por el trono o porque valoremos la belleza de las imágenes. La Virgen del Amor, por ejemplo, es una de las mejores tallas de Dubé de Luque. Pintar a la Virgen del Amor es una forma de reivindicar que Málaga cuenta la mejor imaginería del siglo XX. Y no solo digo que lo mejor de Dubé de Luque está en Málaga, con la Virgen del Amor y otras Dolorosas de este imaginero que se veneran en Málaga. También hay otras obras sobresalientes de autores del siglo XX, caso de Francisco Palma Burgos, Castillo Lastrucci, Ortega Bru, Buiza, Eslava, Álvarez Duarte, Miñarro o Navarro Arteaga, que están aquí.
-Insisto, con la mujer con mantilla, ¿hay una reivindicación detrás? No sé, igual es una forma de pedir que las mujeres la luzcan el Jueves y Viernes Santo, como antaño, o que las cofradías vuelvan a darle su sitio en los cortejos.
-No. No quiero reivindicar muchas cosas. No me quiero meter en guerras, no por nada, sino porque con este cartel quiero devolver todo el cariño que me han dado los cofrades desde que se dio la noticia del nombramiento. La figura de la mantilla es única, muy nuestra, de España y Andalucía en Semana Santa. La mantilla venía como homenaje a León Astruc. Partí de la base de ese cartel de 1928, porque es de mis favoritos, por el azul del cielo y por la mujer malagueña con mantilla, su postura. Creo que era una manera muy buena de representar Málaga. He buscado una mujer que la vieras y digas, esta mujer es de Málaga. Incluso, puede que me haya salido un poquito más dulce, pues la quería con más raza, pero no quise ser infiel a la belleza de la modelo, que es mi hermana, mi musa. Con ese negro, ese rojo de los claveles, que representan a Jesús Cautivo, y el romero de la Virgen de la Esperanza, incluso, sin fondo, se ve que es Málaga.
-Lo de pintar a su Virgen del Amor es obvio, pero ¿por qué incluye también al Nazareno de los Pasos?
-Todo parte del fondo de los campanarios. Quise representar a esos barrios históricos de Málaga, que son El Perchel, la Trinidad, el Centro, que le dan la esencia y la identidad a la ciudad, y la Victoria, por supuesto, que es pureza de Málaga. Yo soy de la Victoria y quería que mi barrio se viese especialmente representado, porque el sentimiento cofrade es maravilloso, con el Nazareno de los Pasos, porque otra Virgen, no. Con el Nazareno de los Pasos tengo el mismo sentimiento que con la Virgen del Amor. Son titulares que siempre van a estar un poco a la sombra del otro titular. A mí me encanta el Nazareno de los Pasos. Hace años le pinté a la Cofradía del Rocío el cartel del vía crucis del Nazareno de los Pasos. Si usted dice una imagen victoriana, también piensa en él. El Nazareno de los Pasos representa a mi barrio.
-Habrá gente que, al ver el cartel, añore tiempos pasados. ¿Es un cartel también para los nostálgicos?
-Los cofrades somos nostálgicos por naturaleza. Yo no añoro el pasado como para desear que vuelva, porque lo pasado, pasado está, y gracias a Dios lo hemos podido vivir. La Semana Santa de Málaga considero que ahora está en un momento perfecto. La imagen que hay de la Semana Santa, fuera de Málaga, es extraordinaria. Tenemos una de las mejores Semana Santa del mundo. Sé que desde fuera se envidia a esta ciudad por el patrimonio que tiene y por cómo se trabaja aquí y lo que se está haciendo. Entiéndase una envidia sana. Sin ir más lejos, el acto de la presentación del cartel es un ejemplo. Pocas ciudades celebran un acto tan solemne y tan grande, simplemente para presentar el cartel de la Semana Santa. Y yo lo agradezco, porque es una manera de valorar el trabajo que hacemos los artistas.
Salado y De la Torre junto a Pablo Atencia, Cortés del Pueblo y Gonzalo Otalecu.
ÑITO SALAS
-Por cierto, ¿los personajes vivos que aparecen en el cartel, los artistas Fernando Prini, Francisco Naranjo y José Antonio Jiménez, sabían que los había plasmado?
-No. Fue una sorpresa para ellos. Si lo hubieran sabido, quizá, alguno habría dicho que no lo pintara. Temí que hubiera crítica por esto, no por mí, sino por ellos. Esto ha sido un homenaje a ellos, a los artistas, a la trayectoria humana y profesional de los tres. En consecuencia, no quería que quedara manchado este homenaje con malos comentarios. Son artistas que admiro, los quiero y me siento privilegiado por el hecho de conocerlos, porque son historia del arte y de la Semana Santa de Málaga.
-Entre estos personajes están también los fallecidos Jesús Castellanos, Jesús Frías y Fernando Ceballos, los dos últimos, cofrades de El Rico. Ceballos nos dejó el 25 de diciembre. Supongo que esta desgracia trastocó la idea inicial.
-Cuando falleció Fernando, el cartel no estaba terminado, pero, en concreto, esa parte sí estaba lista. Obviamente, lo tuve que poner. El homenaje que tenía para Fernando era el de las flores, porque era nuestro albacea de Culto en El Rico y llevaba 40 años poniendo las flores de los tronos y de los cultos. Ha sido mi maestro, mi amigo y mi compañero. El equipo que estábamos haciendo en albacería, gracias a él, estaba siendo maravilloso. Ciertamente, lo que pasó el 25 de diciembre cambió el rumbo al cartel y me hizo muy difícil la última fase. No podía dejar sin pintarlo, al igual que he puesto a Jesús Castellanos, que fue un personaje al que admiro mucho, y he puesto a Jesús Frías, que, para mí, lo es todo en mi mundo cofrade. Fernando era ese otro 'todo'. Cuando falleció Jesús Frías pensé que no me había quedado cojo del todo, porque tenía a Fernando. Ahora me he quedado huérfano, aunque, gracias a Dios, tengo una familia maravillosa dentro de la cofradía. Hemos estado todos muy unidos con esta desgracia de Fernando, pero esta falta se va a notar y yo, particularmente, la voy a notar mucho. Ha sido muy doloroso, muy triste. Los tres se van a quedar pintados en el cartel de la Semana Santa de 2023 para toda la vida, porque la obra estará en San Julián. Así que, cuando pasen unos años, quiero que la gente sepa quiénes eran Jesús Castellanos, Jesús Frías y Fernando Ceballos, porque han sido referentes en la Semana Santa de Málaga y gracias a personas como ellos, estamos donde estamos.
-¿El uso del lenguaje del cartel, que usted conoce a la perfección, y los colores tan atrayentes que ha utilizado pueden ser factores que han influido en el éxito de la obra?
-Puede ser. Lo del uso de colores atrayentes era mi objetivo. He jugado con el color. Con la mantilla asomada al balcón quería que la luz fuera de la luna llena, para representar, precisamente, a esa luna llena que marca el calendario de la Semana Santa. Y para la escena de detrás, he apostado por la luz amarilla, tan bonita, que tiene la calle Císter, que le da un toque antiguo. Quería que esas dos luces se vieran en el cartel y esto se consigue con el color. También las flores han ayudado muchísimo. Las planteé, incluso, con colores más apagados, monocromas, para que no resaltasen demasiado, pero cuando empecé a darle color, de repente el cartel tenía una vida que era lo que quería. Vuelvo a insistir en que el viaje lo hemos hecho el cartel y yo: el color lo ha decidido el cartel. Probé el color en las flores y comprobé que quedaba mejor. Quise que el color fuese determinante en el cartel.
-¿Hasta qué punto es importante la tipografía en un cartel?
-Es fundamental. Un cartel no es nada sin el texto. No es lo mismo una pintura o fotografía, que le añades texto, que un cartel pensado con imagen y texto. La tipografía te ubica en un estilo, en una época y en un lugar, incluso. Yo he utilizado varias tipografías para el cartel de la Semana Santa, pero la que uso para escribir 'Málaga', en concreto, era importantísima, porque considero que esa tipografía es la que mejor representa a esta ciudad. Usted ve escrito 'Málaga' así y, prácticamente, no hace falta leer todas sus letras. Revello de Toro ha usado esta tipografía, Chicano, también, Francisco Naranjo... Es una tipografía que representa a Málaga con ese aire vanguardista que tiene. Es una tipografía contundente, moderna, elegante... En definitiva, define a Málaga. El texto 'Semana Santa' es ya más clásico, por darle más clasicismo al cartel.
-¿Por qué el año, '2023', se incluye en sentido ascendente?
-En principio, el año iba a tener un formato recto, pero vi que se perdía. Para mí, al comienzo, el año no era importante como el resto del texto, incluido lo de 'Suntuosas procesiones' o lo de 'Organizadas por la Agrupación de Cofradías', pero, luego, pensé que no, porque me dije: «Este es tu año, este es el año que te ha tocado; dale cariño y fuerza a 2023». Y, entonces, busqué la manera de que creciese y de que tuviese más protagonismo, por darle un homenaje al año que me ha tocado.
-¿Qué opina de las pinturas reconvertidas en cartel?
-Depende. No me parecen mal, porque se puede puede hacer un cartel con una pintura siempre que se haga bien. Dependerá de la calidad de la pintura y del cartel que resulte; es decir, si usted encarga una pintura a un pintor, que no es cartelista, luego tiene que haber un trabajo de edición para que el resultado sea un cartel. El autor de la pintura tiene que estar detrás para dar su consentimiento a lo que se haga después en la edición. Ahora bien, si el autor entrega una pintura y ya está, creo que no ha terminado el cartel. El cartel se termina cuando está completo y para que esté completo, hace falta el texto siempre.
-En plena era tecnológica, ¿cree, de verdad, que el cartel cumple su función?
-Totalmente. Quizá cumple una misión un poco más romántica, pero sigue habiendo mucha gente que quiere el cartel impreso. Es posible que se llegue a un momento en que la tirada no sea tan grande, pero ahora mismo sí hay interés por el cartel. Pienso que el cartel de la Semana Santa tiene magia. Es el reflejo de nuestra ilusión. Todavía queda mucho trabajo por delante hasta que llegue la Semana Santa y este cartel es lo que nos da la vida. Es la gasolina que nos va animando durante este tiempo hasta que llegue el Domingo de Ramos.
-Para terminar, ¿en qué proyectos está trabajado?
-Tengo bastante trabajos pendientes, gracias a Dios. Estoy terminando una marcha procesional para Jesús El Rico, que me encargaron los capataces. También tengo el cartel del 75.º aniversario del Cristo de la Redención (Descendimiento), de la Hermandad del Silencio de Almería, algunos carteles más y algunas sorpresas que aún no puedo desvelar. Esta cuaresma puede que me ponga un poco pesado, sí (risas).
-Y más que se va a poner, porque, después del cartel oficial de la Semana Santa de Málaga, auguro que le van a llover los encargos.
-Hombre, por supuesto, el cartel de la Semana Santa de Málaga es un escaparate. Ojalá que sea así, porque quiero dedicarme a esto, pero no he hecho este cartel con la idea de promocionarme. Lo he hecho para disfrutarlo y para darlo todo por la Semana Santa de Málaga, y si detrás de esto vienen más trabajo, genial. Será que he hecho un buen trabajo en este cartel.
-¿Hay algún otro cartel que le gustaría hacer por su significado o por alguna otra circunstancia?
-Uf, hay muchos, pero soy muy malo para pedir. No me gusta.
-Pues en redes sociales hay algunos que piden que haga el cartel de la Semana Santa de Almería, la tierra donde se crio?
-Sí, algo he leído por ahí. Obviamente, pintar la Semana Santa de Almería sería maravilloso, porque quiero mucho a mi casa y sería bonito contarle al mundo mi visión de la Semana Santa almeriense. Me gusta mucho el momento que está viviendo Almería. Se está trabajando mucho y muy bien. ¡Claro que me encantaría pintar ese cartel! Hay muchas cosas que me gustarían hacer en la vida. Igual que el de Málaga, si tiene que llegar que llegue, que yo lo haré feliz.
-Usted llegó a Málaga con 17 años y ahora tiene 34. O sea, ha vivido los mismos años en Almería y en Málaga. ¿Dónde se ve en un futuro?
-En Málaga. Esta es mi casa. Siempre he sido muy malagueño. Mi profesora de parvulitos en Almería ya sabía que yo quería vivir en Málaga. Y así se lo recordó a mis padres hace cuatro o cinco años, que se encontraron en Almería y no se veían desde que dejé ese colegio. Mi familia es de aquí, de Málaga. Mi padre es malagueño y mi madre, de Albacete. Parte de mi familia materna también vive en Málaga. Soy cofrade porque mi padre me hizo hermano de la Cofradía de El Rico nada más nacer. Si me voy de Málaga, tendrá que ser por algo muy bueno, pero dudo que pueda haber un sitio mejor que Málaga.
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