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La Archicofradía de la Sangre esperaba con especial ilusión la salida de su titular mariana, que pisó por última vez las calles malagueñas en la Semana Santa de 2018, ya que el riesgo de lluvia frustró el Miércoles Santo de 2019. María Santísima de Consolación ... y Lágrimas luce ya por el Centro de la ciudad una imagen renovada tras su restauración por parte de Francisco Naranjo, así como numerosas novedades estéticas como el aumento en altura de las barras del palio con unas bases, la reestructuración de la candelería, estrenos para su ajuar y una urna que contiene la rodilla quemada de la talla del primitivo Cristo de la Sangre, único resto que se pudo salvar de esta imagen en las quemas de iglesias de 1931.
Para la hermana mayor, Laura Berrocal, es la primera vez que participa en la procesión en el cargo, ya que en 2018 no pudo hacerlo al estar embarazada. También ha sido una salida especial para David Fernández, capataz del trono del Cristo, que el pasado 18 de septiembre sufrió tres paradas cardíacas cuando participaba en una carrera nocturna de subida a Gibralfaro.
El destino, o «un milagro del Cristo de la Sangre», como afirma, hizo que detrás de él corriera una enfermera de cardiología del Hospital Regional que pudo reanimarle rápidamente tras sufrir la primera parada. Las otras dos las tuvo en la ambulancia y en la UCI. Este sábado, sus compañeros de la archicofradía le han cedido el martillo para que tocara la campana del trono de la Virgen que ahora le consuela más que nunca. David, visiblemente sorprendido y emocionado, se ha fundido en un abrazo con portadores del trono.
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