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Rafael Rodríguez
Viernes, 24 de febrero 2023
El nuevo e imponente Cristo de la Humildad y Paciencia ya conoce el Centro de Málaga. Y la Catedral. El punto neurálgico de la ciudad y el primer templo de la diócesis, por donde marchará y hacia donde se dirigirá el Señor del barrio de Cruz del Humilladero dentro, exactamente, de 37 días, cuando el calendario litúrgico certifique que es Domingo de Ramos, la apertura de la Semana Santa.
La nueva escultura, que el imaginero José María Ruiz Montes ha entregado a su ciudad para que el pueblo católico le rece y para que los amantes del Arte la admiren, ya conoce la trama urbana más añeja desde este viernes. Y la basílica de la Encarnación, la que espera pacientemente y con humildad infinita el tejado que le diseñó el arquitecto Ventura Rodríguez nada más y nada menos que en 1764. ¡Casi nada! De manera paciente también ha esperado la Venerable Hermandad Carmelita y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia, María Santísima de Dolores y Esperanza y Nuestra Señora de la Aurora, tras dos años aguardando con humilde resignación la llegada del Señor de Ruiz Montes. Sin embargo, este retraso, provocado por la pandemia y por circunstancias de salud del artista, principalmente, han propiciado que el estreno procesional de esta contundente imagen sea con motivo del vía crucis oficial de la Agrupación de Cofradías, el culto externo que abre la cuaresma de Málaga de manera ininterrumpida desde hace 21 años.
El nuevo Cristo de la Humildad y Paciencia ha salido a la calle desde la iglesia de San Julián, el templo de la Agrupación, para dirigirse a la Catedral de la Encarnación. Allí, a San Julián, llegó este miércoles desde Cruz del Humilladero en solemne traslado para abrir la puerta principal del recinto sagrado, otro hito, porque solo él lo ha conseguido. Al menos, eso dicen los más viejos del lugar. Y allí, en San Julián, en la casa de los cofrades, se ha presentado a su ciudad durante el primer jueves y viernes de cuaresma.
La cruz guía de la entidad agrupacionista, flanqueada por dos faroles, ha abierto la comitiva, como organizadora del vía crucis. Y tras ella, unos doscientos cofrades con largos cirios blancos, entre hermanos de la corporación y del resto de cofradías agrupadas, además del presidente de la Agrupación, Pablo Atencia, y el delegado diocesano de hermandades, Salvador Guerrero. También han figurado en el cortejo el recién nombrado medalla de oro de la entidad de San Julián y presidente del centenario, Luis Merino, y el propio escultor de la obra, José María Ruiz Montes, quien ha portado un cirio.
Aunque hacía más frío que estas semanas atrás y la noche echada en horario de tarde recordaba que el invierno aún gobierna los primeros días cuaresmales, la atmósfera creada en la calle Nosquera, el inquietante ir y venir de personas y la música de la capilla Caeli hacían presagiar la salida del Señor en medio de una gran expectación. El Cristo de la Humildad y Paciencia, el del dulce semblante y fuerza expresiva, de minuciosos detalles sobre volúmenes amplios, se muestra sentado sobre un Gólgota malagueño formado con lascas de piedra de pizarra y con su pierna derecha pisa una calavera, simbolizando su vencimiento posterior sobre la muerte. Lirios morados con espinos y detalles como la tabla del INRI (titulum crucis), un cáliz y su nueva túnica bordada por Joaquín Salcedo sobre terciopelo color corinto, formaban parte del exorno del conjunto. Y hasta un relicario de la Hermandad de Nuestra Señora del Carmen de El Perchel se emplazaba en el frontal de las andas, un guiño al carácter carmelita de la corporación de Cruz del Humilladero.
El Señor ha pisado Nosquera a las 19.20 horas. Iba sin más aderezo que sus potencias, las que bendijo el papa Francisco el pasado mes de septiembre en la plaza de San Pedro de la Ciudad del Vaticano, las mismas que lució el día de su bendición, ejecutadas por Orfebrería Montenegro, según diseño de Fernando Prini.
Todas las miradas se dirigían al nuevo Cristo de la Humildad y Paciencia. Cientos de teléfonos móviles captaban esos primeros instantes. Tras un breve callejeo por la ciudad, incluida la angosta calle Santa María, la talla ha accedido a la Catedral a las 20.20 horas.
Lógicamente, era la primera vez que lo hacía. Y allí, en su interior, se ha procedido al rezo de las estaciones del vía crucis, cuyo texto ha sido escrito 'ex profeso' para la hermandad por su director espiritual, Ángel Antonio Chacón. En el interior de la basílica se encontraba el obispo Jesús Catalá, quien, durante la lectura final, ha invitado a los fieles a realizar «este ejercicio de piedad» y «contemplar la pasión del Señor, cada viernes de la cuaresma, ante nuestros sagrados titulares», ha dicho.
También han acompañado al Cristo de la Humildad y Paciencia por las naves catedralicias el propio deán, José Manuel Ferrary, y varios canónigos.
Durante el ceremonial han participado el coro de la Catedral y la Escolania Pueri Cantores Málaga, dirigida por Antonio del Pino, organista segundo del primer templo de la ciudad, que han interpretado cinco piezas, que han ido desde el gregoriano de cuaresma a obras de compositores de la propia Catedral malagueña, como Domingo López Salazar, y de Marco Frisina, maestro de la Catedral de Roma. Precisamente, de Frisina eran las composiciones que han sonado para la entrada y salida de la imagen, 'Rostro Santo de Cristo' y con el 'Miserere' (Salmo 50), respectivamente.
Finalizado el ejercicio, el Señor ha vuelto a su barrio como lo hizo en el traslado del Miércoles de Ceniza y en la ida hacia el templo mayor de la diócesis: entre silencio y música, en este caso, de la banda de cornetas y tambores Nuestra Señora del Carmen, que, el próximo Domingo de Ramos también pondrá los sones al Cristo de Ruiz Montes. La formación ha tocado la famosa marcha 'Cristo del Amor', de Alberto Escámez, cuando la imagen se disponía a abandonar el Patio de los Naranjos. El reloj marcaba las 21.50 horas.
La efigie caminaba de forma solemne, llevada sobre los hombros de 36 portadores (había previsto tres turnos) en las andas que realizara el tallista Alberto Berdugo y que ya conoció la anterior versión del Cristo de la Humildad y Paciencia, del imaginero Manuel Ramos Corona, de 2007. Con su presencia en la calle se respiraba arte. Y del bueno. Era como si en Málaga procesionara el famoso grabado de Alberto Durero, el artista más famoso del Renacimiento alemán, pero llevado al volumen tridimensional y adoptando la postura de 'El pensador', de Rodin, una de las esculturas más conocida de todos los tiempos.
El cortejo ha callejeado por Molina Lario, plaza del Obispo y Salinas para atravesar Larios y buscar las calles Mesón de Vélez y Alarcón Luján, donde se encontraba la anterior sede de la Agrupación de Cofradías. Luego, ha continuado por Herrería del Rey, Guillén de Castro, Pastora, Panaderos, Torregorda, hacia la Alameda para dirigirse a su barrio cruzando el puente de la Misericordia y adentrarse en El Perchel por Ancha del Carmen.
En la madrugada se producirá el final de una tarde y noche histórica para los hermanos de la renovada Hermandad de Humildad y Paciencia y los vecinos de Cruz del Humilladero. El Domingo de Ramos espera pacientemente su próxima e inminente salida
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